“La medicina rural también se merece un equipo de especialistas” , afirma la primera doctora radicada en Toro Pujio
Mariela De Luján Pastor es la primera médica que reside en el pueblo. Llegó en medio de la pandemia y para quedarse. Asegura que "al igual que en las grandes ciudades, las colonias rurales también se merecen un equipo de especialistas en el lugar", y animó a otros a radicarse colegas a radicarse en los pequeños pueblos.
Por Vanina Panero | LVSJ
En medio de la pandemia, la localidad de Toro Pujio logró radicar, por primera vez en su historia, a una médica en el pueblo. Se trata de Mariela De Luján Pastor, de 47 años, que llegó en medio de la crisis sanitaria, para quedarse y desarrollar su vocación en lo que más le gusta "la medicina de campo".
Vive junto a su hija de siete años y su pareja, al lado del dispensario comunal que con mucho esfuerzo y sacrificio armó el líder histórico del lugar, Federico "Tito" Landra, fallecido en 2020. De hecho, fue uno de los sueños que pudo cumplir antes de su muerte.
Asegura que lo que más le gusta de su profesión es "llegar a lugares donde muchos otros no llegan y prestar un servicio integral que va más allá de lo profesional y lo físico, algo más humano que incluye conocer el contexto económico, social y familiar de cada paciente".
"Si bien en comunidades como esta hay mucho trabajo, el trato con la gente es diferente", señaló la doctora Pastor en declaraciones a LA VOZ DE SAN JUSTO.
En tanto manifestó que el desafío es armar un equipo de trabajo interdisciplinario siendo que considera "al igual que en las grandes ciudades, los pueblos y colonias rurales también se merecen un equipo de especialistas en el lugar".
Su llegada al pueblo
Nacida en la provincia de Santa Fe, Mariela se mudó junto a su familia a Arroyito cuando tenía 9 años. Allí pasó su infancia y adolescencia, hasta que se fue a Córdoba a estudiar medicina. Se recibió en la Universidad Nacional de Córdoba y regresó a Arroyito donde dio sus primeros pasos como profesional.
Pero su pasión, la medicina rural, la llevó luego a Catamarca, más precisamente a la ciudad de Belén, donde estuvo trabajando durante ocho años. Un problema de salud de su madre la obligó a volver a Arroyito y durante esta estadía tomó contacto con el entonces jefe comunal Federico "Tito" Landra, quien le generó todas las condiciones para que se radicara en este pequeño poblado, que desde hacía más de 20 años soñaba con tener un médico las 24 horas.
Mariela De Luján frente al centro de salud del pueblo.
"Siempre me gustó la medicina de campo por lo que no dudé en ir cuando hablé con Tito", contó Mariela.
Destacó la
generosidad del ex jefe comunal siendo que "reacondicionó el dispensario casi
por completo, todo lo que pedía estaba, al igual que la casa que me ofrecieron
para vivir, justamente lindante al centro de salud".
Asimismo, agradeció el acompañamiento del actual presidente comunal, Emiliano Ribodino "que sigue con las mismas ganas, apoyo y predisposición lo que comenzó Tito".
Una relación "más familiar" con el paciente
Consultada sobre lo que más le apasiona de la medicina rural, la doctora Pastor expresó que "me gusta mucho estar cerca de la gente, el trato cercano con los pacientes, casi familiar".
"Me siento más cómoda examinando al paciente, hablando con ellos y no tanto la aparatología. El primer contacto con el paciente, hablar de lo que siente y le pasa, no sólo en lo que respecta a lo clínico, sino también todo el entorno", manifestó.
"Prestar una atención integral. Hacer un seguimiento de paciente. Es una relación más familiar", remarcó.
"La medicina es una profesión muy linda y reconfortante. Más allá de las exigencias y responsabilidades, lo mejor es trabajar al lado de la gente y con empatía", indicó.
En este sentido destacó que "siempre que atiendo a alguien lo pienso como que puede ser un familiar. Pienso cómo me gustaría que me traten a mí y trato de ponerme en el lugar del otro".
"En esta profesión no hay días ni horarios, pero es lo que me gusta", dijo.
"El desconocimiento del lugar hace que falten médicos en los pueblos"
Toro Pujio es una localidad del departamento San Justo donde que cuenta con apenas 322 habitantes en la zona urbana, alcanzando los 700 con la zona rural, por lo que la llegada de esta médica hace historia no sólo en esta colonia sino para parajes vecinos a los que puede llegar con su vocación, una vez a la semana. Es el caso de La Quinta, un paraje ubicado a unos 15 kilómetros de Toro Pujio, que apenas supera los 100 habitantes en la zona urbana.
La doctora del pueblo. Siempre con una sonrisa. Mariela De Luján Pastor junto a su hija.
"Sabía de un pueblo que se llamaba Toro Pujio pero no conocía el lugar y cuando vine me gustó mucho la calidez de su gente y la contención desde la comuna. Eso me impulsó a quedarme", aseveró Mariela.
Por otro lado, reconoció que "no son muchos los médicos que quieren vivir en un pueblo pequeño, pero muchas veces también por desconocimiento del lugar".
"Si bien no se ha cambiado la manera de trabajar, se avanzó mucho en materia de comunicaciones, servicios, y las rutas que hoy son claves para llegar a todos los rincones", rescató.
Al respecto recordó su experiencia en Catamarca: "muchas veces, cuando llamaban la ambulancia teníamos que viajar tres o cuatro horas, en camino de montaña, encontrar un vehículo en condiciones, a alguien que conozca el camino y nos lleve, y sobre todo llegar a tiempo".
El amor: el lado bueno de la pandemia
La pandemia no sólo fue dura solamente desde el ámbito laboral sino también en lo personal. A pocos meses de radicarse en Toro Pujio, Mariela sufrió la pérdida de sus padres.
Como contrapartida a ese momento doloroso, la vida la sorprendió con el amor. "Fue el lado bueno de esta pandemia, siendo que conocí a mi pareja en la zona rural de Toro Pujio, justamente fue una de las primeras familias que tuve que asistir y asilar por covid".
"Si bien desde el principio me sentí bien en este lugar, el amor me confirmó que tenía que quedarme", añadió.
Hoy la Argentina celebra el Día Nacional del Médico Rural en
homenaje al natalicio de Esteban Laureano Maradona en 1895. Este médico,
naturalista y escritor santafesino renunció a todo tipo de honorario y premios
materiales. Laureano vivió en la humildad y se dedicó a sanar a las
personas en situación de vulnerabilidad social, particularmente con las
comunidades originarias del noreste argentino. Este médico rural colaboró intensamente con las comunidades
indígenas de la región en los diferentes ámbitos de la vida social, económica y
cultural. Fue además autor de obras científicas sobre antropología, flora y
fauna. Sus frases sintetizan su pensamiento sobre su profesión y
modo de vida: "Muchas veces se ha dicho que vivir en austeridad, humilde y
solidariamente, es renunciar a uno mismo. En realidad ello es realizarse
íntegramente como hombre en la dimensión magnífica para la cual fue
creado", es una de ellas.4 de julio: Día del Médico Rural