Gabriela Mosca escribió su primer libro: “Había días en los que no quería vivir”
La tenista Gabriela Mosca escribió recientemente "Sin red", su primera novela donde la historia recorre la vida de una joven llena de talento en el deporte. En ese viaje literario, inspirado en ella, muestra su profesionalismo y costado humano. La vida junto a Gabi Sabatini, el mundo a sus pies y el tormento de la presión. Nuestra Gabi es la historia viva del tenis local.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Tiene el nombre del éxito en el tenis: Gabriela. Cuando tenía 15 años se instaló en los Estados Unidos y allí convivió con su tocaya, Gabriela Sabatini y las otras profesionales Betina Fulco y Mercedes Paz, siendo parte del semillero de tenistas más importante que tenía nuestro país en los ochenta.
Sin embargo, ni el éxito, ni los viajes, ni la técnica ni su futuro pudieron con sus emociones y tras 7 años de estar en el circuito, jugar los cuatro Grand Slams; y ser número dos del mundo junior, se retiró con 23 años.
A sus 52, siendo una consagrada abogada del derecho deportivo, sigue cerca de la red como profesora de tenis, encontró una vía de escape a través de la ficción y se animó a publicar "Sin red", el libro donde Gabriela Mosca invita al lector a recorrer la vida de una jovencita que encuentra el éxito en el deporte, pero atraviesa duros momentos.
"Amigada" con el deporte, como ella relató a Voz Mujer, Mosca aseguró que atravesó los momentos más duros: "Había días en los que no quería vivir".
Una Gabriela distinta, la tenista, la mujer, la que ama, la que siente. Nuestra Gabi, en Voz Mujer.
- ¿Cómo llega la oportunidad de escribir un libro?
Escribir me permitía hacer catarsis cuando viajaba. Era chica y encontraba en la escritura una forma de liberarme. De hecho, no me animaba a escribir en primera persona o tercera, sino fábulas porque me resultaba más liberador contar mi historia a través de animalitos. En ese proceso, iba escribiendo como la oveja se enamoraba de la flor, por ejemplo. Cuando dejé el circuito me quedó eso de seguir aprendiendo y encontré la salvación en el estudio. Me angustiaba mucho no poder estudiar. Empecé a leer mucho, a escribir y un día, una amiga me ayudó para terminar el secundario y luego estudiar derecho.
- En ese proceso... siempre, escribir.
Encontré un taller de escritura y cuando empecé me pregunté a mi misma por qué no? La ficción me gusta, me entretiene. Tengo mi carrera como tenista, profesora de tenis, abogada y escritora. Escribir es algo que me hace muy bien y mi hermano fue el encargado de la tapa del libro. Y te cuento que ya estoy escribiendo mi segundo libro.
Mosca comenzó su carrera en nuestra ciudad formándose en el Sport Automóvil Club.
- ¿Con qué nos encontramos en "Sin Red"?
Rápidamente se asocia conmigo. Es la historia de una jovencita cordobesa, talentosa y en su vida aparece un sponsor que le ofrece irse a vivir a los Estados Unidos. En el libro hay dos hilos, uno que es el de las luces que es el brillo del tenis donde se mueven millones y otro, que cuenta su historia personal, a la que le empiezan a pasar cosas, la que sufre angustias, la que descubre el amor, se encuentra con el trascurso de la vida que va de la adolescencia a la adultez. En cada uno de los torneos escribe un nuevo capítulo en su vida, conociendo gente muy buena que descubrí gracias al tenis y descubriendo otras cosas. Está escrita en primera persona y la narradora tiene entre 15 0 16 años.
- ¿Cuánto hay de tu historia real en esta ficción?
Me di muchos permisos en el libro. Escribí una ficción donde lo troncal tiene que ver con una vida profesional similar a la mía. Pero sí, el que lo lee y me conoce va a tener un montón de dudas. Está inspirado en mí. Hay cosas que me pasaron y otras no.
- ¿Y el nuevo libro?
Estoy en el primer tercio de la novela. Es una persona que es agente deportiva y van apareciendo personas en su vida.
- ¿Cómo es la vida es entre el tenis y la abogacía?
Doy clases a algunos de mis alumnos de tenis que tengo desde hace mucho tiempo y otros, porque tengo un vínculo que tiene que ver más con el derecho así que hago una especia de "mix" del tenis. Son unas 10 horas por semana de clases en Obras Sanitarias.
- ¿Cómo es el mundo del derecho deportivo, específicamente en el tenis?
Uno de mis clientes es el mánager de Juan Manuel Cerundulo, una de las promesas del tenis, y también hago contratos y esas cosas. No tengo muchos alumnos, pero lo disfruto un montón.
- Seguís dando clases... ¿Lo hacés para darte el gusto y no perder la conexión con la parte técnica del tenis?
Cuando apenas dejé de jugar, me peleé con el tenis y estuve mucho tiempo peleada con este deporte. No quería ver ni una raqueta, pero después, cuando dejé el circuito, se convirtió en mi medio de vida en la ciudad de Buenos Aires, ya que era lo que me permitía generar recursos para vivir acá, terminar el colegio y pagar la carrera de abogacía. En estos últimos años, me dí cuenta que dejarlo por completo me daba mucha pena porque me mantiene muy bien físicamente, me gusta jugar y además es un espacio social donde genero clientes para el derecho. Es un combo que me cierra por todos lados.
- Hablando de tu faceta como abogada. ¿Es un mundo complejo?
No es complejo, pero tiene sus especificidades. En mi caso, suelo hacer contratos en los que se vinculan las partes, es decir, el jugador con los sponsors financieros. Hay gente que tiene dinero y quiere invertir en un jugador con cierta proyección, entonces unas ambas partes. En general, son dos o tres contratos, según la situación.
Mosca fue compañera de Sabatini cuando se formó en los Estados Unidos.
- La jugadora Naomi Osaka, ganadora de cuatro Grand Slams habló en su documental de Netflix la fuerte presión que sienten por parte del entorno, entre ellos, los sponsors y lo que la llevó a una situación de estrés a punto de dejar el deporte. De hecho, salió del top-5 del ranking mundial tras su derrota en el Us Open ¿Es tan así y hubo algo de eso en tu carrera para que te enojes con el tenis?
En el tenis profesional ocurre lo mismo que en la vida diaria. Cuando vos arrancás con tu carrera en este deporte, sos jovencito y el deseo te va traccionando esa carrera. Tenés muchas ganas y vas para adelante porque vos lo deseas. Cuando alcanzas determinado nivel, aparecen lo que llamamos presiones que no es más que la demanda de todos aquellos que invirtieron en vos, ya sea un sponsor financiero que es el que pone plata directamente para financiar tu carrera o las empresas publicitarias como las de indumentaria o raquetas que también tienen una expectativa sobre tus resultados. Entonces, ya no solo jugas para satisfacer tus deseos, sino que aparecen los demás y ahí es donde se produce el desfasaje. Eso es lo que habla Noami y realmente es así. Mientras ella era esa chica con futuro es una cosa, pero cuando gana su primer US Open, ahí se le genera el cortocircuito porque aparecen atraso obligaciones que no estaban inicialmente.
- ¿Te pasó algo parecido?
Yo puse en el tenis el enojo porque creía que era lo más sano que podía hacer. Estuve 7 años más y menos en el circuito. Me fui muy chica de casa, a los 15 años, a vivir a los Estados Unidos y hay un proceso que uno lo deja de lado que es el de pasar de la pubertad a la adolescencia y desde ahí a la adultez. Todo ese proceso emocional y psicológico, uno lo transita en general, al lado de la familia, con los amigos, yendo a fiestas, al club. Yo no viví eso y muchos jugadores tampoco. Cuando te vas, pasas a ser un adulto, pero ir imposición de las obligaciones, no porque vos lo puedas hacer. Todo ese proceso que uno va haciendo deja secuelas. Algunos, lo transitan de la mejor manera y otros, no como en mi caso.
- ¿Qué sentiste?
Tenía ataques de pánico que antes no se lo conocía como tal, ya que eran los noventa y mucho no se hablaba de esto. Lo primero que tenía a mano, era decir que el tenis era malo. Eso me había sacado de mi espacio de contención, de mi familia y de mis amigos, y yo le echaba la culpa de lo mal que estaba.
- ¿No te apoyaste en tus compañeras Gabriela Sabatini, Betina Fulco y Mercedes Paz?
A los dos años, Gabriela despegó y con esa posibilidad, se llevó a toda su familia a vivir a lo Estados Unidos por lo que hizo su carrera en solitario. Tenía una excelente relación y, de hecho, sigo siendo amiga principalmente de Betina Fulco y también con Mereces Paz. Había una buena convivencia, pero hay una parte que es muy solitaria. Primero, que no siempre compartíamos los mismos torneos. Había muchas semanas en las que viajaba sola. Lo que yo realmente extrañaba y necesitaba era a mi mamá y a mi papá, era esa contención que había tenido siempre y que me había permitido jugar con cierta alegría. Pero cuando me fui, me tocaba jugar tres o cuatro torneos en Europa y si me tocaba con las chicas, pero una cosa es decirlo y otra es vivirlo. El minuto a minuto no me pasaba más. Pasas muchas horas fuera de la cancha sola. Entrenas dos horas jugas dos horas y después comes, paseas y estás sola en todo momento.
- ¿Y profesionales?
Los psicólogos por aquel entonces no tenían el lugar que tienen hoy. Yo lo demostraba de manera caprichosa, no podía hablarlo y había cosas que no sabía cómo expresarlo. No podía darle orden a todo lo que me pasaba. Eso lo dejo ver en el libro, de hecho, hoy me abrazo a esa chica porque viví cosas peores que las que se relatan en el libro.
Junto a Gabriela Sabatini y compañeras.
- ¿Cómo te diste cuenta que esa vida no iba más?
Hay un momento en que se produce una pequeña fisura y es difícil de sanar. Eso, con el tiempo, se va agigantando. El pequeño espacio de angustia se agranda y no tenía las herramientas que tengo hoy para superarlo. De un momento a otro, todo me daba miedo y a pesar que seguí con la carrera en esos siete años, el deporte de alto rendimiento requiere un estado emocional de mucho equilibrio y era lo que yo no lograba.
- ¿Te arrepentís de haberte enojado con el tenis?
No. Primero, creo que uno como ser humano va
haciendo lo que quiere y lo que puede en la vida, de hecho, considero que
tenemos muy poco control sobre nuestras cosas. Tal vez una parte más atrás de
nosotros, que muchos llaman inconsciente, trabaja mucho con otras herramientas
que son más potentes que las que tenemos a mano. A mis 52 años, me resulta más
fácil analizarlo, pero en ese momento hice lo que pude, no tengo dudas. Mi hermano Fernando (arquitecto radicado en
Italia) me taladraba la cabeza y me decía que no deje el tenis, que me dé una
oportunidad y más en ese momento que estaba en el ranking 190 del mundo sin
tener 23 años. Tenía una carrera por delante pero no lograba volver a estar en
sintonía con la alegría. Había perdido hasta las ganas de vivir.
- ¿Fueron 7 años de mucha intensidad?
Me fui a los quince, donde los primeros compartí torneos amateurs con profesionales hasta los 18 años. En ese momento, me largué a jugar en profesionales hasta el final a los 23 años. Jugué amateur, profesional, single y dobles. Con dobles, llegue a estar en el puesto 80 del ranking de mayores.
- ¿Crees que hubieras llegado tan lejos como Gabriela Sabatini?
No sé si tanto porque fue la número 3 del mundo, ganó US Open, el Máster y creo que mucha gente no toma conciencia de su nivel, pero sí creo que hubiera tenido mejores resultados por mi nivel técnico y físico. Era muy dotada pero emocionalmente, no pude.
" Era muy dotada pero emocionalmente, no pude", confesó Gabriela Mosca.
- ¿Tenés contacto con ella?
Tuvimos una amistad muy linda. Los quince años de los ochenta eran más naif. Las dos nos cuidábamos mucho, no tomábamos alcohol, hacíamos gimnasia y nos divertíamos muchas juntas dando vueltas en moto, en auto o haciendo karaoke. Cuando dejé el circuito fuimos alejándonos y las veces que nos encontramos, nos alegramos mutuamente de vernos. Vivimos algo muy fuerte de chicas que nos trae lindos recuerdos.
- ¿Cómo te sentís a los 52 años?
Muy bien. No estoy más en pareja, me separé en enero y fue muy dura como toda separación. Si me preguntabas hace tiempo si a esta edad iba a estar sola, te hubiera respondido que no, pero son cosas que ocurren en la vida.
- ¿Extrañas San Francisco?
Solamente tengo mis primos. Mi mamá falleció hace dos años y desde ese momento, no volví. Amo la ciudad, pero siento algo que me moviliza. Lo de mi mamá me afectó mucho. De San Francisco tengo los mejores recuerdos.
El libro de Gabi está disponible en el sitio www.tintalibre.com.ar
El libro
Con un conocimiento profundo del circuito profesional de tenis, la autora describe ese mundo externo de viajes, dinero y éxitos. Pero también, el de una jugadora joven que encarna no solo los aspectos deportivos de su personalidad, sino también su parte más esencial: lo emotivo en puja con lo racional y el deseo de ser coherente consigo misma.
A Florencia, una tenista cordobesa de 15 años, le ofrecen una beca y mudarse a Key Biscayne, Estados Unidos, para continuar su carrera deportiva. Ella acepta el desafío y deja el colegio, su familia, y comienza a competir en el circuito internacional mientras transita su adolescencia, a miles de kilómetros de su casa.
Ella es una jugadora dúctil, apasionada, y dispuesta a enfrentar cualquier rival que se le presente del otro lado de la red, para alcanzar sus sueños: Roland Garros, Wimbledon, el US Open. Sin embargo, su mayor desafío aparece cuando descubre que el tránsito a su mundo adulto es incierto, desafiante y "sin red".
La interacción entre su interior revulsivo, que puja por ser, y el exterior, que exige una forma de ser, da fundamento a esta historia alrededor del mundo tenístico, en la que se palpita la tensión entre aquellos dos extremos. Disponible en www.tintalibre.com.ar