“Esto me cambió la vida”, dijo el policía que perdió un ojo en operativo en barrio Acapulco
Daniel Capdevila es uno de los seis efectivos que el domingo por la tarde fueron brutalmente agredidos con piedras y botellazos al desbaratar un evento clandestino en ese barrio de Josefina. Pese a la gravedad de lo ocurrido, la vocación es más fuerte y confiesa que no abandonará la fuerza.
"Esto me cambió la vida", aseguró a LA VOZ DE SAN JUSTO desde su hogar en Santo Tomé el oficial subinspector del Comando Radioeléctrico de Frontera, Daniel Capdevila, que se recupera de la pérdida de la visión de su ojo izquierdo luego de ser brutalmente atacados a piedrazos y botellazos cuando junto a otros cinco efectivos intentaron desbaratar un partido de bochas en barrio Acapulco, en Josefina.
"Además, tengo el tabique nasal lastimado y sobre el otro , en la ceja, también sufrí un corte", contó todavía angustiado por la situación vivida en esa suerte de batalla campal en la que otros compañeros también resultaron heridos y debieron ser hospitalizados, aunque él se llevó la peor parte. Sin embargo, afirma que no se alejará de la fuerza, "yo soy policía de vocación".
En el caso de Capdevila, fue derivado del Iturraspe al Hospital Cullen de Santa Fe en donde fue sometido a dos intervenciones quirúrgicas, mientras que su colega, el policía Juan Carpio se recupera favorablemente de los golpes en su casa de la comuna de Marcelino Escaladale.
Sobre lo ocurrido asado domingo 11 cuando participaba del operativo de control de rutina y se encontraron en ese contexto con una de las tantas juntadas clandestinas que no deberían realizarse por la pandemia relató: "Esa tarde fuimos a Acapulco, en la calle 24, donde en un predio había gente jugando a las bochas, además con gomas hacían un circuito en donde corrían motos, estaban pasando el día bebiendo y comiendo. Después debíamos volver a Frontera para realizar controles allí, pero no llegamos por lo que pasó".
"Cuando llegamos fuimos con el personal del destacamento de Acapulco pero cuando vieron que nos bajábamos de los móviles, la gente comenzó a salir, no hubo necesidad de decirles nada, algunos protestaban pero otros no decían nada. En la calle donde estaban los móviles habían quedado dos compañeros míos, no sé qué pasó afuera porque yo estaba dentro del predio, de pronto escucho que había quilombo, salgo y veo a mi compañero caído al lado del móvil al que le habían tirado con una estructura de hierro, tipo quemador, le habían pegado en un brazo y en la cabeza, estaba en el piso medio desvanecido", narró.
Y siguió contando: "Veo que se le van varias personas con intenciones de golpearlo, salgo y quedamos en el medio, atrás el predio con gente y al frente las viviendas de donde comenzaron a arrojarnos piedras y ladrillos con los que rompieron los cristales de los patrulleros, cuando me distraigo para subir al móvil, recibo el botellazo en el ojo y a partir de allí ya no pude ver más nada".
"Se me cerraban los dos ojos, en ese momento pensé que me había quedado ciego porque me salía mucha sangre, no podía ver y así fui hasta el Hospital, otro compañero se hizo cargo de la conducción del móvil".
TE PUEDE INTERESAR: El óvalo de la violencia de barrio Acapulco
Si bien por el momento en la investigación se aportaron videos sobre lo sucedido e identificaron a algunas personas que participaron en los hechos de calle 24 - entre 5 y 7 - en barrio Acapulco, pero no se dispuso ninguna detención, Capdevila sospecha que su agresor sería un joven de entre 23 y 25 años y el golpe se lo propinó con una botella de cerveza. "Era un chico joven, vestía una remera negra y una bermuda de jean, la botella la tenía en un termo de esos de telgopor, yo vi cuando la sacó y cómo me venía siguiendo pero como había mucha gene, lo perdí de vista.
Cuando la situación se desmadró, los policías debieron efectuar algunos disparos con postas de goma. "Yo efectué algunos disparos hacia donde no había gente cuando comenzaron a arrojarnos ladrillazos. No queríamos lastimar a nadie, nosotros solo pretendíamos desalojar el predio para hacer cumplir el protocolo que prohíbe las reuniones al aire libre", recordó el policía.
Lo sucedido no pudo con su vocación de policía y Capdevila asegura: "Yo tengo pensado seguir en la fuerza, no sé qué secuelas me quedarán pero no tengo pensado en abandonar la policía. Yo soy policía de vocación; no se me cruza por la cabeza dejar la fuerza".