Empatía, un salvavidas en tiempos de coronavirus

La pandemia de covid-19 marcó un quiebre, todo cambió totalmente y la vida que antes solíamos tener, hoy ya no es la misma. El temor a lo desconocido, a una situación nunca antes vivida hizo que se perdiera bastante la empatía en la sociedad. Sin embargo ésta conexión es vital y aporta al bien común en medio de la incertidumbre.
Por Isabel Fernández|LVSJ
La pandemia de covid-19 marcó un quiebre, todo cambió
totalmente y la vida que antes solíamos tener, hoy ya no es la misma. La
incertidumbre, las pérdidas, los duelos, los resultados no deseados, el miedo...
muchas veces hacen que las personas no se preocupen por los demás.
Mientras las autoridades sanitarias piden que no se hagan reuniones y se cumplan las medidas de cuidado para que no avance el virus, hay algunas personas que no toman conciencia y actúan de manera irresponsable poniendo en riesgo a todos. El temor a lo desconocido, a una situación nunca antes vivida hizo que se perdiera bastante la empatía en la sociedad.
Hoy, tanto en lo personal, como en lo colectivo y las organizaciones, necesitamos de la empatía porque nos permite comprender emocionalmente al otro.
Esta conexión con los demás es vital para la vida social y favorece el bien común. Desde el momento en el que nos ponemos "en los zapatos del otro" podemos comprender sus sentimientos y emociones. Promoviendo la empatía nos cuidamos entre todos.
La licenciada en Psicología, Luciana Paschiero (MP-6549) remarcó en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO que actualmente "es importante tener una actitud de solidaridad y empatía. Esta pandemia es algo que no hemos conocido antes, el no actuar de manera responsable puede poner en riesgo nuestras vidas y las de los demás".
Explicó que la empatía se basa "en el reconocimiento del otro como similar, es decir, como un individuo similar con mente propia. Consiste en entender a una persona desde su punto de vista en vez del propio, o en experimentar indirectamente los sentimientos y percepciones del otro. Es la capacidad de comprender la vida emocional de otra persona, casi en toda su complejidad".
Aclaró que comprender la vida emocional del otro "no supone necesariamente compartir las mismas opiniones y argumentos que justifiquen el estado o reacción que expresa la otra persona, ni estar de acuerdo con el modo de interpretar las situaciones del otro".
"Implica tener la capacidad suficiente para diferenciar entre los estados afectivos de los demás y el propio y la habilidad para tomar perspectiva, tanto cognitiva como afectiva, respecto a la persona que nos expresa su estado emocional. La empatía está referida entre otras cosas a la escucha activa, la comprensión y el apoyo emocional", aseguró la psicóloga.
Paschiero dijo que es importante "no confundirla con emociones como la compasión, puesto que en este último caso la persona, aparte de ponerse en el lugar del otro, también intenta ponerle fin al sufrimiento ajeno. Es decir, la empatía es un requisito para la compasión, pero la compasión implica también poner fin al sufrimiento mientras que en la empatía no necesariamente".
Menos empatía
¿Por qué cuesta tanto sentirla en estos tiempos?. La licenciada Paschiero afirmó que en esta crisis "la empatía se perdió bastante en la sociedad, las causas están en el miedo a este virus que desconocemos y el cansancio emocional. Está estudiado que cuantas más malas noticias recibe una persona o cuanto más miedo genere más disminuye su capacidad de articular una respuesta empática".
El cansancio emocional que sufre la sociedad actual tiene muchas causas, dijo Paschiero, "entre ellas que hoy las cosas suceden tan rápido que nos da miedo no poder controlarlas y ello nos produce incertidumbre y angustia. Si perdemos esa capacidad de reaccionar empáticamente ante el dolor ajeno, de ponernos en el lugar del otro, habremos dado un paso atrás como seres humanos y como sociedad".
Ante esta situación de crisis se profundiza mucho más el individualismo. Pachiero explicó: "Esto es en el sentido: 'me cuido yo y si no lo hago yo no me cuida nadie' por más que se intentó concientizar que el uso del tapabocas o el distanciamiento también tienen que ver con cuidar al otro, creo que se transformó en me cuido yo, más que al otro".
"Si generamos empatía en esas situaciones para los grupos de riesgo o para los mismos enfermos -que fueron cuestionados y discriminados por enfermarse- podríamos fortalecernos socialmente. Si mantengo la distancia social y uso el tapabocas, no lo hago solo por mí sino también por los otros que también pueden sufrir", afirmó la psicóloga.
Por otro lado, en los grupos jóvenes se generó el pensamiento de que no les pasa nada, que si se contagian es una gripe más y entonces salen, hacen fiestas clandestinas, no usan el tapabocas. "Si tuvieran empatía pueden pensar que no les pasará nada a ellos pero a un familiar de riesgo si le puede pasar, como los abuelos o padres. Pensando de esta manera nos estaríamos cuidando todos y seríamos mucho más responsables en este momento", recordó.
Asimismo, la psicóloga afirmó que la empatía "sí se fomentó en cuestiones en las que antes no teníamos conciencia como por ejemplo quienes trabajan desde su casa, pudieron tomar conciencia de lo que significa estar todo el día con sus hijos, entendieron a los docentes. Hay otros ámbitos en los que sí se generó una empatía".
"No todos los seres humanos somos iguales y por eso los hay con mayor sensibilidad que otros hacia los demás, como también es habitual que empaticemos más con las personas que sufren una situación si en ella también pudiéramos vernos eventualmente involucrados nosotros mismos", afirmó la psicóloga.
Una herramienta para el bien común
"El propósito de la empatía es favorecer la supervivencia y el bienestar social al conectar con las emociones del otro y generar una conducta capaz de promover el bien ajeno. Tan simple, pero tan difícil a veces", resumió la licenciada Paschiero.
Añadió que a nivel individual la empatía "nos brinda una visión cercana del mundo y la circunstancia del prójimo, lo que nos ayuda a razonar juntos tanto emocional como intelectualmente. Nos permite entender la parte emocional de los que nos rodean y poder diferenciar nuestras emociones y las emociones de los demás, ésta es la base de las relaciones interpersonales".
En este sentido afirmó que ofender a otra persona o crear discordia entre un grupo, "pone en juego toda una serie de complejos mecanismos y cuando esto ocurre, el grupo se fragmentará, prevalecerán las emociones negativas, incrementará la violencia y todos quedarán vulnerables ante otros individuos o grupos. Tal vez este ejemplo no suene nada ajeno, pero el hecho de que ocurra así no significa que es la manera apropiada de relacionarnos y protegernos".
Cómo fomentarla
En esta época en donde prevalece el desconocimiento, el miedo, la falta de contacto interpersonal cara a cara, el cansancio se hace fundamental fomentar la empatía.
La licenciada Luciana Paschiero recomendó que para eso "lo primero es identificar qué sentimientos estamos viviendo ante la situación y cómo nos están afectando. Esto posibilitará empalizar con lo que vive siente el otro, así podremos respetarnos y cuidarnos".
"La meditación y técnicas de mindfulness ayudan mucho a identificar cómo nos estamos sintiendo, cómo vemos el momento en el que nos encontramos y a partir de ahí empezar a poner algún mecanismo de autorregulación y de control".
También podemos hacer que los demás erradiquen conductas no aceptables. "Si ayudamos a que los demás descubran el poder disuasor que tiene la empatía podríamos evitar muchos comportamientos y emociones negativas", finalizó.
Tres tips claves
· Infórmate. Pero controlando los medios de comunicación, la cantidad y calidad de información que consuma.
· Conoce historias.
· Simpatiza con el dolor ajeno
Distintos tipos
Se identifican tres tipos de empatía:
• Cognitiva, que es el comprender lo que el otro piensa: vemos su perspectiva, entendemos su forma de ubicarse frente a determinada circunstancia.
• Emocional que tiene que ver con sentir lo que el otro está sintiendo, alcanza una dimensión más profunda y sensitiva. Hay así una conexión que parece más real, "nos ponemos en los zapatos del otro".
• Preocupación empática que está relacionada con lo que conocemos como compasión.