El “grito” de ayuda de un párroco por la ciudad en que nació
Frontera se ha convertido en sinónimo de inseguridad, Raúl Cortés padre de la parroquia Nuestra Señora de Fátima habló del trasfondo de los más de 20 robos que sufrió en el último año en las iglesias que tiene a cargo.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Un robo tras otro se conoce en la ciudad de Frontera y las víctimas son muchas, a veces, los malvivientes atacan varias veces seguidas. En la comunidad eclesiástica a cargo del padre Raúl Cortés que abarca a Nuestra Señora de Fátima, Medalla Milagrosa y Nuestra Señora de la Merced fueron 20 en el último año las ocasiones en que estos templos religiosos fueron atacados.
Raúl Cortés hace 23 años que es sacerdote, nació y se crió en Frontera, en la explanada de la parroquia Nuestra Señora de Fátima se ordenó y antes se había confirmado entre esos muros que ahora cuida y atesora. Con 52 años conoce como la palma de sus manos a la vecina ciudad y ha visto como en los últimos 30 años - desde su perspectiva - se ha deteriorado notablemente.
El hombre de Dios está cansado, cada tanto su voz se quiebra un poco o da unos suspiros llenos de dolor y no tiene temor de expresarlo, pero una cosa es decirlo y otra es verle el rostro apesadumbrado por lo que sucede de forma permanente.
"Una vez más como tantas en nuestra querida ciudad y en esta querida parroquia en la que he sido ordenado tenemos la triste noticia de que nos han robado. Otra vez han entrado de noche y se llevaron lo que pudieron. Duele mucho queridos hermanos, duele todo lo que pasa, el abandono de esta querida ciudad y hablo de políticos, policías, fiscal y de quienes tienen que hacer y hacen poco y nada", sentenció en el video que tuvo miles de reproducciones en Facebook.
Cortés hace referencia a los hechos del último fin de semana donde delincuentes entraron dos veces a la parroquia que representa a la feligresía de la mitad de la ciudad. Esos hechos se conocieron porque él los detalló con dolor, pero no fue el único ni el último, sin contar que en los mismos días los delincuentes también atacaron otras instituciones.
El fin de semana se llevaron la batería de una camioneta que casi no se usó porque está parada y fue repuesta por otro robo.
No siempre fue así
El párroco contó que la seguridad fue perdiéndose como valor en las últimas décadas hasta convertirse en una parte dolorosa de la cotidianeidad de los vecinos. Frontera no siempre fue así, hubo un tiempo en el que se podía vivir aceptablemente, porque bien se sabe que los amigos de lo ajeno siempre existieron, pero ahora ... ahora es otra cosa.
"Cuando éramos chicos teníamos un taller a dos cuadras, dejábamos autos afuera en la vereda, nadie tocaba nada, nadie, pero en los últimos 30 años fue empeorando, diría que en un 2000 %", contó sentado en el lugar que cuida.
Tampoco le había sucedido en sus más de 20 años como sacerdote enfrentar tantas situaciones de delincuencia en su propia comunidad, cabe destacar que el hombre estuvo en Rafaela apenas terminado el seminario, también atendió los pueblos del sur del departamento, vivió en San Cristóbal, Soledad y Villa Minetti hasta que hace cinco años volvió a su Frontera natal a pocas cuadras de la casa en que creció.
Sus dichos lo describen de mejor forma: "Quiero compartirles con gran dolor y gran tristeza en mi corazón lo que pasó. Los bienes materiales son lo que más cuesta adquirir, pero no es lo más importante y él mismo lo comentó en el video: "Les comparto el dolor y rezo por la conversión de quien o quienes lo han hecho y porque quienes tienen que hacer algo lo hagan. Por favor, ya es insostenible esta situación, no se puede más".
No hay una causa de atribución
Inoperancia, abandono, intereses mezquinos y particulares son algunas de las causas que desde el parecer de Cortés han influido en este declive de la seguridad en Frontera, todo ello redunda en una "falta de compromiso" para trabajar en el lugar en que se vive.
"Hemos hecho montones de reuniones con vecinos autoconvocados, participé en el Consejo de Seguridad, reuniones con el oficialismo, autoridades policiales, el fiscal, pero creo honestamente que hay cosas que sirven de excusa", detalló.
Se ha encontrado con respuestas políticas de que "como no son oficialismo no se los escucha", pero el padre entonces retruca: "¿Y en los años en que fuiste oficialismo? Hablo del gobierno actual, del socialismo. La oposición lo es en Frontera, pero son oficialismo en departamento y provincia, entonces creo que es fácil excusarse a la hora de manifestar un compromiso real".
"A nadie escapa el deterioro en Frontera vinculado a los cortes de energía a veces, la falta de agua, ni hablemos de la inseguridad. No es una ciudad que avance en ningún aspecto, salvo en la inseguridad en el resto no avanza".
La parroquia y sus comunidades hermanas han sufrido más de 20 robos en el último año.
Algo falta en todos
Son tantos los robos que a veces el padre no dice nada, a veces ni siquiera va a buscar el certificado de la denuncia que ha hecho porque no le da el tiempo y porque en el fondo siente que no se hará nada, que no habrá efecto alguno. Sin embargo, esta vez caló hondo lo sucedido y no solo al punto de la indignación sino en algo más profundo.
"La responsabilidad es de todos. El (Poder) Ejecutivo se excusa, aunque ha hecho cosas en otro momento, me reclaman que yo no reconozco, sí claro lo reconozco, pero no se puede vivir de la memoria. No se terminan de comprometer en la gestión, mientras que el Poder Legislativo trabaja en base al Ejecutivo y la justicia, a la vez, tampoco es tan independiente. Ahí empieza el círculo vicioso donde se echan las culpas", añadió.
¿Y la policía? Para el padre la fuerza es solo un eslabón en esta cadena de culpas no asumidas, las respuestas que encuentra se resumen en que no hay recursos ni herramientas. Cortés ejemplificó con un robo del año pasado donde se tomaron huellas digitales de todo el lugar robado cuando profanaron al Santísimo, pero no sirvió de nada.
"Cuando le reclamo a la policía y a Fiscalía me dicen que el sistema de huella digital es obsoleto. Acá la policía es un eslabón, pero son los políticos y Fiscalía los que tienen también que dar respuesta. Todos tienen que dar la respuesta. Duele que en un lugar tan pobre esté de manifiesto la peor de las pobrezas que es la miseria humana y la falta de compromiso", sostuvo.
Si trabajan no se nota
El padre no acusa de no holgazanes a los policías o al fiscal, no es por ahí el problema si no que de la intimación del hombre a que tomen un compromiso, el mismo que invita a tener de los propios vecinos.
"No es porque me tocaron a mí, vengo diciendo esto desde hace mucho tiempo. Como ciudadanos debemos organizarnos en serio y exigir a quienes le dimos el voto que hagan lo que tengan que hacer. No esperemos el cambio de arriba hacia abajo, todos se dan incluso en el religioso de abajo hacia arriba y por eso todos tenemos responsabilidad", agregó.
"No hay ningún tipo de respuesta de la Fiscalía y he ido a preguntar más de una vez y no hay respuesta. Lo triste es que se ofenden políticos, fiscal, policía cuando uno le dice ciertas cosas. Yo me pregunto ¿Qué tenemos que hacer la gente de bien, la gente honrada? ¿Tenemos que dejar nuestra ciudad amada a los delincuentes? El señor gobernador (Omar Perotti) prometió seguridad, por eso ganó las elecciones ¿qué está haciendo?", graficó respecto a las responsabilidades que competen a los diferentes estamentos que componen al Estado.
El párroco se niega a resignarse.
Múltiples robos, escasos recursos
El párroco podría detallar de forma precisa todos los robos, por ejemplo, recuerda el acontecido un 8 de diciembre donde los delincuentes robaron los cables de teléfono y los dejaron incomunicados en la parroquia.
También está en su memoria la computadora que sigue pagando de un robo del año pasado, la batería de la camioneta que se repuso y que ahora volvieron a llevarse los delincuentes y así podría seguir.
"Esta vez se han llevado los parlantes que con mucho esfuerzo en una época se han comprado, impunemente trajeron un mueble de la Sacristía para usarlo de escalera y poder robar. Fíjense la riqueza de nuestra parroquia que es un mueble de madera con 30 años el que usaron donde guardamos los ornamentos litúrgicos", explicó en el video.
A eso se sumaron dos garrafas de 10 kilos, una que estaba en la camioneta Fiorino que está parada en la parroquia y la otra de una estufa, se llevaron materiales que guarda el padre para realizar cosas de mantenimiento.
"Entraron por una ventana del techo y anduvieron impunemente, aun con dos casas al lado nadie vio ni escuchó nada; de la camioneta Fiorino se llevaron la batería que tenía pocos meses de uso y la repusimos justamente porque la robaron. Revisaron todo buscando no sé qué y después destrabaron el portón por donde salieron y lo cerraron", repasó.
El efecto en sus arcas es demoledor porque en promedio mensualmente reúnen 15.000 pesos, pueden ser 10.000 muchas veces y en ocasiones 20.000 pero con eso se sobrevive y repone lo que sistemáticamente los delincuentes se empeñaron en robar o dañar en su caso.
La fe no se pierde
El padre Raúl está convencido de que la realidad de Frontera puede cambiarse al igual que en el país y en el mundo, pero es necesario el compromiso ciudadano y que quienes tienen que hacerse cargo de las cosas de verdad cumplan esas funciones.
No cree que sea una ciudad a la deriva, "es una ciudad donde hay gente que se mueve por sus propios intereses particulares y mezquinos" y aseguró: "No es a la deriva, es como la propaganda del SIDA, mientras a mí no me toque no importa. Yo no voy a discutir que haya gente con buenas intenciones, pero no todo es tan puro".
El padre no puede vivir solo en la parroquia, tiene que salir a cumplir con los menesteres de su función, ese es su compromiso ¿qué pasaría si todos asumieran el suyo? Él cree que de esa manera Frontera se transformaría y sin creer en utopías se podría vivir mejor.