El amor en tiempos de redes sociales: orbiting, ¿la nueva patología?
Likes", "vistos" y reacciones en Instagram, Facebook o Twitter, un modo de interactuar que pueden ser verdaderos manipulares de emociones y sentimientos.
En vísperas del Día de los Enamorados; muchos corazones aún no se pueden recuperar de alguna ruptura, lo padecen y se encuentran en situaciones difíciles para salir y tienen además que lidiar en las redes sociales por las acciones de algún examor o expareja.
El ghosting, la patología donde aquella persona desaparece como un fantasma de nuestra vida, se reencarna en la más temible de las formas y se llama orbiting. Esa misma persona que desapareció de nuestra vida o se convirtió en un fantasma se mantendrá viendo todas tus historias en Instagram y Snapchat, retuitiando tus tuits y hasta dejando comentarios en las fotos o dando el tan ansiado like que muchos persiguen en las redes y que lo significan como algo muy importante.
Según el licenciado en Psicología de nuestra ciudad Daniel Rossa
(M.P. 8.758), "las diferencias entre el
ghosting y el orbiting son mucho más notorias de lo que pensamos".
El ghosting "es una forma de desaparecer de la vida del otro sin dejar rastro, así, súbitamente, como si se hubiera esfumado sin previo aviso, dejando al otro con miles de preguntas además de la angustia que provoca, mientras que el orbiting es más provocador y juega más con los estados emocionales del otro que se convierte en objeto del goce de quien orbita y el metamensaje seria: 'No estoy con vos pero sigo orbitando en tu vida'".
"La persona dejada sabe que es espiada indirectamente por el otro que abandonó el contacto. Por supuesto que la angustia y la bronca será mayor para quien sigue recibiendo señales de la presencia del o de la ex. Es claro que existen personas que no soportan no saber qué hace el otro, dan por terminado el vínculo pero no soportan la libertad que tiene el otro para rehacer su vida, creen que son de su posesión", explicó Rossa.
Manipulación y control
Para que se entienda mejor dónde radica la perversión en estos fenómenos virtuales, el psicólogo aseguró que esto ocurre cuando se somete al otro de una manera indirecta a la presencia pero sin contacto, a sabiendas que al otro le va a importar o le puede generar mayor sufrimiento al ver por un lado que la persona que se fue de su vida o la abandonó sigue orbitando en sus redes personales de manera muy activa.
"La persona observada pasa a ser un objeto del goce de aquel o aquella que está pero no se relaciona ni tiene contacto con la persona que observa, controla y reacciona en historias o fotos de las redes", agregó.
"Lo patológico radica en que las redes sociales pueden ser una herramienta poderosa para quien se vincula solamente y todo el tiempo con el otro mediante las herramientas virtuales como un juego y va ganando terreno en un otro que empieza a interesarse por motivos estéticos y/o de diálogos que demuestran contención y afecto, pero terminan siendo solo en la pantalla a través de una red social".
Para el profesional, "la innovación tecnológica continúa transformando todo con lo que interactuamos en el plano privado y público. Le hemos otorgado tanto poder a la tecnología que puede conectarnos y desconectarnos, amplificar nuestra ira o nuestra solidaridad, hacernos sentir emocionados, sociables, creativos, globales o modernos. Hemos creado una sociedad tecno-céntrica relegando a la persona a un rol más utilitarista que trascendente".
"Estamos ante soledades cada vez más tempranas en la población mundial y llevar lo humano a lo virtual y que sea sano, es difícil de hallar en muchas ocasiones", agregó.
Por ese motivo, Rossa aconsejó: "Lo primero que hay que entender es que lo funcional o lo sano siempre va a radicar en la salud mental de las personas que están detrás de las pantallas y que sus formas reales de interactuar se trasladan a las aplicaciones o las redes. Así como hay personas que se conocen a través de las aplicaciones y se casan, hay personas que se toman todo los virtual como un juego sin límites ni respeto por las emociones que genera en el otro".
"Cabe destacar de sobremanera que las emociones, lo sexual y lo humano hasta el día de la fecha siguen siendo irremplazables en detrimento a cualquier uso que hagamos de las tecnologías posmodernas", concluyó.