Dolorosa postal: un bar no aguantó y bajó definitivamente la persiana
La recuperación del sector será a paso lentísimo y para algunos, no llegará nunca. La incertidumbre de cuándo volverán a abrir mantiene a la gastronomía en vilo. En San Francisco, la "coronacrisis" ya causa cierres. Sebastián no aguantó y se despidió de su único ingreso económico.
Primero, el distanciamiento físico los obligó a reducir la clientela en los locales, espaciando las mesas; luego vino el cierre de todo tipo de emprendimiento gastronómico limitando su funcionamiento al servicio de delivery, y después, la extensión de la cuarentena terminó por complicarlos aún más.
El peor panaroma se avecina. La cuarentena se fue "relajando" para ciertas actividades y lo seguirá haciendo de manera gradual, pero los restaurantes y bares quedarían excluidos de la apertura por ahora.
La mudanza que Sebastián no esperaba
Si bien la medida tiene sentido, dado que son lugares de aglomeración de gente, ya causa cierres definitivos en San Francisco.
El de Sebastián Della Líbera es uno de los 50 emprendimientos gastronómicos que a finales de marzo ya advertía la gravedad del parate al que obligó el coronavirus, en su caso, irrecuperable.
Este miércoles, el joven de 37 años, con resignación, llevó a cabo una mudanza que nunca pensó llegaría tan rápido. Abrió por última vez el negocio que en agosto de 2019 inauguró, sobre calle Mitre, a escasos metros de Iturraspe, pero para retirar el mobiliario y otras cosas; aguantó la inactividad.
Sebastián era el único dueño y único trabajador en Kiosco Bar "Viral". No tenía que afrontar el pago de salarios más que el suyo, que por cierto, significaba su único ingreso. Sin embargo, se hizo imposible pagar impuestos, tarifas por servicios, un alquiler mensual de $19.000 y la cuota del crédito que sacó para montar el negocio.
El propietario del bar retiró las últimas cosas y asegura que no volverá a abrir
"No puedo aguantar dos meses de alquiler con esta inactividad", contó a LA VOZ DE SAN JUSTO Sebastián angustiado.
El reparto a domicilio no fue una opción para Sebastián, que no contaba con empleados. Además, el horario de funcionamiento del local era de 17 a 4 de la mañana. "El público era variados, venían muchos a ver los partidos, ofrecía comidas rápidas y bebidas. Nunca imaginé algo así, que esta situación acabara con la fuente laboral de muchas personas", se lamentó Sebastián, que ahora deberá volver a vivir con sus padres porque tampoco podrá seguir pagando el alquiler del departamento que ocupa con su novia, que además está embarazada de cuatro meses.
"Otros bares van a cerrar. Esta crisis no será fácil de superar", pronosticó.