Diez mitos y verdades que demuestran por qué hay que vacunarse
Hay dos motivos para vacunarse: la protección individual y la de la comunidad. La vacunación está reconocida como la estrategia de mayor beneficio en la Salud Pública ya que ningún avance de la medicina ha logrado salvar tantas vidas.
Que las vacunas causan autismo, enfermedades, que son tóxicas, que pueden producir una sobrecarga del sistema inmunológico, que es mejor inmunizarse padeciendo la enfermedad, son algunas de las creencias contrarias a la vacunación.
Los "antivacunas" encendieron la alarma social y sanitaria en el mundo, ya que dejar de vacunar a un niño significa un gran riesgo para su salud y también para toda la sociedad.
Este movimiento es relacionado directamente con el aumento global del 30% de casos de sarampión y el resurgimiento de otras enfermedades en lugares donde estaban prácticamente erradicadas.
A tal punto causa preocupación la aparición de los "antivacunas" que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que éste movimiento, junto a la obesidad, la contaminación, el ébola, el dengue y el Sida, es una de las más grandes amenazas a las que la humanidad se enfrenta.
Ante esto es importante saber que hay dos motivos para vacunarse: la protección individual y la de la comunidad.
La vacunación está reconocida como la estrategia de mayor beneficio en la Salud Pública ya que ningún avance de la medicina ha logrado salvar tantas vidas.
Para desterrar los mitos y las creencias no hay nada mejor que informarse. Con ese objetivo LA VOZ DE SAN JUSTO consultó a la doctora Verónica Pepino, sub directora e integrante del Área de Inmunizaciones del Hospital "J.B. Iturraspe" de nuestra ciudad quien remarcó que en la actualidad "todas las vacunas que se aplican de forma sistemática, han demostrado claramente su eficacia y seguridad. Es indiscutible que la inmunización es la intervención sanitaria preventiva más efectiva".
Analizó que las vacunas "son víctimas de su propio éxito ya que las enfermedades que previenen dejan de percibirse como amenazas y sólo se presta atención a los efectos adversos que, muy raramente, pueden ocasionar".
La doctora explicó que todas las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de diferentes fases de estudios clínicos y siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercializadas.
Advirtió que los movimientos antivacunas "generan una falta de confianza en las mismas. En el marco de la libertad de expresión entendemos que es necesaria la participación de colegas con diversas opiniones, pero también entendemos que dichos temas deben ser abordados por profesionales que discutan por igual con fundamentos científicos basados en evidencia científica".
Las vacunas "son víctimas de su propio éxito ya que las enfermedades que previenen dejan de percibirse como amenazas y sólo se presta atención a los efectos adversos que, muy raramente, pueden ocasionar", afirmó la doctora Verónica Pepino
Desterrar creencias
A continuación la doctora Pepino detalló los diez mitos y verdades más frecuentes sobre la vacunación, a tener en cuenta para informarse:
* MITO 1: Antes de la implementación de las vacunas, la mejoría en las condiciones de higiene ambiental había hecho disminuir las enfermedades infecciosas, por lo tanto, las vacunas no son necesarias.
FALSO: Si bien el agua potable y el lavado de manos protegen contra enfermedades infecciosas, muchas otras se pueden propagar independientemente de la higiene. En los siglos XIX y XX, algunas enfermedades infecciosas se comenzaron a controlar gracias a esas acciones, sin embargo, las enfermedades que se pueden prevenir con vacunas han disminuido drásticamente después de su aplicación a gran cantidad de niños. Así, si se interrumpen los programas de vacunación, las enfermedades contra las que podemos vacunar, volverán.
MITO 2: Las vacunas producen enfermedades o efectos secundarios nocivos que se desconocen a largo plazo.
FALSO: Las vacunas son seguras. La mayoría de las reacciones por vacunas son leves y temporales y no hay evidencia científica que apoye estos reclamos. Es más probable padecer un trastorno grave por una enfermedad prevenible por vacunas, que por una vacuna.
MITO 3: Las enfermedades prevenibles por vacunas están eliminadas en algunos países, por lo que no hay motivo para vacunarse.
FALSO: En un mundo globalizado, los agentes infecciosos que siguen circulando en algunas partes del mundo pueden atravesar fronteras geográficas e infectar a una o más personas no vacunadas. Y si esto ocurre en una población mal vacunada, puede dar lugar a un brote epidémico. Por consiguiente, hay dos motivos para vacunarse: la protección individual y la de la comunidad.
MITO 4: La administración simultánea de más de una vacuna aumenta el riesgo de los efectos secundarios y puede alterar el sistema inmunológico al producir una sobrecarga del mismo.
FALSO: La administración simultánea de vacunas no sobrecarga el sistema inmunológico, ya que las vacunas utilizan y estimulan solo una porción del sistema. Un niño está expuesto a muchísimos más antígenos como consecuencia de un resfriado o una faringitis, que por las vacunas.
MITO 5: La infección natural es preferible a una vacunación.
FALSO: La infección natural crea inmunidad, pero si esta infección es severa puede producir complicaciones graves, incluso la muerte. La inmunidad de una vacuna es similar a la infección natural, sin exponer a las personas a riesgos.
MITO 6: Las vacunas contienen timerosal, lo cual podría provocar enfermedades.
FALSO: Las vacunas de dosis múltiples contienen timerosal como conservante. No hay evidencia científica que sugiera relación causal entre este componente y algunas enfermedades, por lo cual esta creencia ha sido rechazada. Las cantidades mínimas de timerosal utilizadas no ponen en riesgo la salud.
MITO 7: La vacuna triple viral (sarampión-paperas-rubeola) causa autismo.
FALSO: Hoy la evidencia científica favorece el rechazo de una relación causal entre la vacuna y el autismo.
MITO 8: Si los niños presentan una enfermedad leve, como catarro, diarrea leve, rinitis, no pueden ser vacunados.
FALSO: El niño puede ser vacunado en estas circunstancias. No vacunarlo es una oportunidad perdida de vacunación.
MITO 9: Si el niño ha interrumpido su calendario de vacunación, debe reiniciarlo.
FALSO: Cuando no se han colocado las vacunas en los lapsos indicados, se debe continuar con las dosis faltantes, ya que lo fundamental es el número total de dosis. Pero lo ideal, es respetar los calendarios de vacunación, dado que damos protección más temprana a los niños menores.
MITO 10: Si el niño está tomando antibióticos o se encuentra en período de convalecencia de una enfermedad, no puede ser vacunado, ya que la vacuna no va a producir inmunidad.
FALSO: Éstas constituyen contraindicaciones erróneas de vacunación, ya que el mecanismo de formación de anticuerpos, por ende de inmunidad, no se altera.