“Decir no, o basta no es fácil”, dijo una víctima de violencia

Una mujer de Frontera, víctima de violencia de género, relató su calvario y cómo se animó finalmente a denunciar a su agresor.
El calvario de una mujer de Frontera dejó de estar entre las paredes de su casa para cobrar relevancia después que denunciara a su pareja por la violencia que ejercía sobre ella. Eso llevó a que él ahora esté en prisión preventiva ya que lo reconocieron como autor de los delitos de amenazas simples reiteradas y lesiones graves dolosas doblemente calificadas (por violencia de género y relación de pareja).
La historia de esta mujer (que no dio a conocer su nombre por motivos de seguridad) comenzó hace 7 años cuando se relacionó con su expareja, dos años después nació la hija que tienen en común y junto con otra niña que ella ya tenía de antes formaron su familia.
Lo que parecía una familia en realidad era un grupo de personas sometidas a la violencia de este hombre que manifestó sus cambios más importantes después que naciera la hija de ambos. Ahora la mujer reconoce que "él está en la droga y cuando toma alcohol se enloquece y empieza a agredir". Incluso fue más allá y también agredió a sus parientes que muchas veces intercedieron por la actitud violenta del detenido.
"Siempre pasaban estas cosas que no podíamos ir a ninguna fiesta o cumpleaños, baile porque se enloquecía, 'que miraba a uno o al otro, que me miraron o les cerré el ojo'. Estaba enfermo de la cabeza. Siempre enloquecido, estábamos encerrados en un mundo él, yo y mis nenas", graficó la joven mujer de 31 años.
A esas situaciones que se manifestaron después del embarazo había que sumarle que el hombre "estaba re perdido en la droga y le robaba todo adentro de su casa".
Ambiente violento
La madre de las dos niñas comentó que intentó en otras ocasiones terminar con la relación. "Una vez yo me quise separar y él mientras me dormía me empezó a pegar. Me empezó a pegar hasta quebrarme la nariz y fracturarme el cráneo. Eso fue en el 2019, hice la denuncia y pedí una perimetral. Los dos episodios fueron cuando yo estaba durmiendo", relató.
Después del primer ataque "estuvieron separados un tiempo" y ella aceptó volver "porque supuestamente se había rehabilitado y cambiado", aunque eso estaba alejado por completo de la realidad. Ahora se dio cuenta que no estuvo bien pero no lo podía dimensionar.
Hubo otra golpiza antes de eso donde también quedó desfigurada por él y que lentamente fue desencadenando el punto final que ella misma decidió fijar.
"Hace dos semanas empezó de nuevo a gritarme, volvió con las locuras de él, a drogarse y tomar. Yo le decía que estábamos mal, tomaba, se drogaba, se levantaba tarde y se iba de joda. Le dije que era mejor vivir sola con mis hijas, no era un entorno sano", detalló.
Su expareja reincidía impunemente una y otra vez. El 14 de febrero ella lo denunció otra vez y a los dos días estaba en la calle, al reiterarse la misma situación el 16 de febrero lo apresaron y días atrás dictaron la prisión preventiva por 90 días.
Se vale por sí misma
La denunciante ahora entiende que "prácticamente lo mantenía" porque ella es la que "trabaja todo el día vendiendo cosas, atendiendo un negocio" y así ha sido su vida desde los 16 años. "Viví en un departamento hasta que mis papás me regalaron una casa, los que me conocen saben que yo trabajo todo el día. Yo vivo bien con mis hijas", dijo.
Para la familia del agresor la realidad era otra, la consideraban "mala porque la acusaban de engañarlo o que todo lo que tenía lo había aportado él a la casa".
"La familia de él siempre me decía que la mala era yo. La madre y el hermano me mandaban mensajes cuando lo metieron preso, 'vamos a ir y te vamos a prender fuego la casa porque lo que tenés lo aportó él'", rememoró que le escribieron.
Acerca de la relación que mantenía el agresor con las nenas recalcó: "A mi nena más grande que no es de él la ignoraba, a su hija la más chica le gritaba, una vez le mojó un trapo y le pegaba, la verdugueaba".
Por eso ya no se sentía segura ni ella, ni sus hijas porque incluso llegó a decirle: "Yo me voy, pero antes me mataba".
Pedido de ayuda
Entre las denuncias que ella hizo, un día desesperada le dijo a la fiscal del caso: "¿Qué espera que me degüelle?" y agregó: "Estaba viviendo en este ambiente no sé por qué".
Ahora espera que después de los 90 días de prisión preventiva que le impusieron a él "no lo vuelvan a dejar suelto".
"Yo me siento segura ahora porque está preso, no creo que la familia venga a decirme algo. Yo le dije a la fiscal y la jueza que tenía miedo. Ojalá escuchen, voy a hacer todo lo que pueda siempre para que no se acerque. Se pensaba que solo él mandaba sobre mí", indicó.
Y finalizó: "A mí antes nunca me había pasado algo así. Decir no o basta, no es fácil, uno está enfermo como ellos, pero ahora yo voy a empezar terapia".