Transporte interurbano: crisis terminal
El desguace del patrimonio de las empresas, las promesas estatales que no se cumplen, la indiferencia de algunos funcionarios que parecen estar tranquilos con el no funcionamiento del sistema, el sacrificio de los trabajadores son, entre otras, facetas dramáticas de un panorama que no tiene perspectivas de cambiar en el futuro cercano. Y las empresas caerán, si es que ya no han caído. El desconsuelo no puede dar paso a la resignación.
En estos días, la ciudadanía observó con dolor el anuncio del cierre de un tradicional hotel sanfrancisqueño porque los efectos de la cuarentena dispuesta hicieron estragos. Además, observa con preocupación que lo mismo podría suceder con varios otros establecimientos de este tipo y también de otros rubros que aún no pueden funcionar como consecuencia de las disposiciones del COE provincial.
Estas lamentables situaciones no se agotan allí. Un servicio central está atravesando también una situación terminal. Se trata del transporte interurbano de pasajeros. La postal desierta de la Terminal de Ómnibus es el indicador de la crisis que atraviesa el sector y que amenaza la continuidad de las empresas, afectando a miles de trabajadores en toda la provincia. La gravedad del panorama es indisimulable y es hora de que se produzcan definiciones al respecto. Porque está claro que así no se puede continuar.
La federación que agrupa a las empresas transportistas emitió un comunicado recientemente en el que afirma que la gravedad de la situación "no amenaza solamente la continuidad de las empresas sino también el futuro de 4.500 trabajadores". "La crisis terminal impensada en el sistema de transporte finalmente ha arribado", dice el escrito. Para los empresarios, esto ocurre por la prolongada cuarentena, que derrumbó el corte de boletos, la desigualdad en la distribución de los subsidios y una tarifa que no cubre los costos.
Como ejemplo de esta dolorosa realidad, en el departamento San Justo, una empresa tradicional como Transporte Morteros está padeciendo graves problemas. El asesor letrado de la empresa dijo, en declaraciones periodísticas a un medio de la región, que "los subsidios que cobramos no cubren el 30% de los costos operativos por lo tanto todos nuestros esfuerzos están orientados a salvar los puestos de trabajo. Para nuestra región la empresa es muy importante porque tenemos 60 empleados y somos de las pocas que nos mantenemos en pie. Hemos pagado el 100% de marzo, el 75 % de abril y mayo y en junio un 60%, no es lo que corresponde pero los trabajadores entienden que esta situación no fue generada por la empresa". Pero ahora "hemos llegado a un límite porque si no tenemos ayuda es muy complicado seguir más allá de que no tenemos deudas. Nosotros queremos trabajar pero en estas condiciones será muy difícil llevar adelante nuestra tarea".
Porque como afirma el comunicado de la Fetap, "no somos capitales golondrinas. Los empresarios del transporte estamos siempre aquí, invirtiendo, dando trabajo en forma directa e indirecta, arriesgando, enfrentando crisis, con buenos y malos momentos, pero siempre aquí, junto a los trabajadores que entregan lo mejor para el transporte público de pasajeros".
El desguace del patrimonio de las empresas, las promesas de los distintos niveles del Estado que no se cumplen, la indiferencia de algunos funcionarios que parecen estar tranquilos con el no funcionamiento del sistema, el sacrificio de los trabajadores que entienden la situación y que hasta han resignado gran parte de sus salarios son, entre otras, facetas dramáticas de un panorama que no tiene perspectivas de cambiar en el futuro cercano. Y las empresas caerán, si es que ya no han caído. El desconsuelo no puede dar paso a la resignación.