Repeler la amenaza del dengue

La necesidad de repeler esta amenaza sanitaria debe verse reflejada en una continua tarea de vigilancia epidemiológica que insista en la eliminación de todos los sitios donde el insecto se reproduce, así como en la necesidad de que se tome conciencia del problema.
El secretario de Salud de la municipalidad pronunció hace pocos días una frase que grafica el panorama sanitario actual de la ciudad, amenazado por el crecimiento de los casos de dengue. El funcionario sostuvo que ""si por el coronavirus llevábamos el alcohol, por qué no ahora llevar el repelente", haciendo foco en una de las medidas específicas para evitar que picaduras del mosquito transmisor de la enfermedad.
Llegan casi al centenar los casos en la ciudad, algunos de ellos con derivaciones graves que obligaron a varias hospitalizaciones. En este marco, las autoridades del Hospital J. B. Iturraspe dijeron a este diario que el pico de casos aún no ha llegado, pronosticando que en los próximos días se producirá un aumento de contagios, más allá de los brotes que se verifican en los barrios José Hernández y Vélez Sarsfield.
Frente a este panorama, repeler al dengue se ha transformado en un objetivo que debe ser asumido de modo urgente por toda la comunidad. Las acciones para combatir este mal son largamente conocidas y requieren puntuales intensificaciones en este tiempo complejo en el que la enfermedad ha comenzado a generar suma preocupación, tanto en las autoridades sanitarias como en vastos sectores de la población.
Desafortunadamente, el dengue se ha instalado en esta región del país. Su incidencia es cada vez mayor. Y los problemas que genera para la salud humana se agravan, pese a la prolífica tarea comunicacional que da cuenta de la necesidad de implementar todas las medidas preventivas que se conocen. Esta nueva crisis que se ha extendido por todo el país es la consecuencia de factores muy diversos que van desde lo ambiental, pasando por las falencias en las políticas de salud pública, hasta la indiferencia de parte de la población que no toma nota de la amenaza.
En este punto, vale recordar que, en febrero de 2020, días antes de la pandemia del Covid 19, la región de Balnearia, Miramar y Marull, entre otras localidades, sufrió una crisis sanitaria importante por el exponencial crecimiento de casos de dengue. En esa oportunidad, en la primera localidad citada, las autoridades reclamaron y consiguieron la ayuda de vecinos, de partidos políticos, clubes, instituciones mutualistas, directivos escolares, cooperadoras, y otras instituciones públicas y privadas. Se formó un comité de emergencia, se formaron cuadrillas de intervención, se pidió intervención urgente a la provincia y se relanzaron los programas tendientes al descacharreo, prevención y concientización.
La crisis fue cediendo frente a este esfuerzo en el que se involucró a todos los sectores, pero no por ello la vida cotidiana se vio alterada. Por ejemplo, hubo que suspender clases durante algunos días ante la aparición de numerosos casos, mientras que las actividades laborales se vieron alteradas. Estas consecuencias bien pueden replicarse en nuestra ciudad o en otras localidades si no se redoblan los esfuerzos para luchar contra el vector del dengue.
Es posible que el cambio de tiempo, con la llegada de aire frío, alivie un tanto el panorama y determine la reducción de la población de mosquitos. No obstante, la necesidad de repeler esta amenaza sanitaria debe verse reflejada en una continua tarea de vigilancia epidemiológica que insista en la eliminación de todos los sitios donde el insecto se reproduce, así como en la necesidad de que se tome conciencia del problema, de que los viajeros a sitios en donde hay mayor circulación de este mal tomen los recaudos pertinentes para no contraerlo en esos lugares, y en una labor comunicacional que, sin alarmar, dé cuenta de la seriedad que ha adquirido la situación sanitaria por influjo de esta enfermedad.