Prevención de accidentes hogareños
Los niños menores de 5 años son los más expuestos, por ello tomar precauciones resulta de vital importancia. Nuestra editorial del día de hoy.
El
diario El Día de la ciudad de La Plata publicó una nota en la que advirtió que
el 95 por ciento de las quemaduras que sufren los niños se producen en el
hogar, según datos aportados por los nosocomios públicos de la provincia de
Buenos Aires.
La estadística corrobora estudios difundidos años atrás por la Sociedad Argentina de Pediatría, en los que se señalaba que los accidentes domésticos que ocurren en nuestro país constituyen -luego de los siniestros viales- la principal causa de muerte entre los niños. Las crónicas suelen dar cuenta de chicos que se ahogaron, se quemaron o se electrocutaron; hechos que -afirman los expertos- podrían prevenirse si los adultos los supervisaran y tomaran las precauciones debidas.
Por lo expuesto, no es posible pensar que todo se ha resuelto en esta materia. Es evidente que la acción de los entes públicos y de Defensa Civil debe continuar para que la población tome nota de los riesgos, asuma las conductas preventivas necesarias y pueda enfrentar las situaciones de emergencia que se producen.
Lo cierto es que, en general, las viviendas y los muebles que hay en ellas no están construidos pensando en la seguridad de los niños, quienes no tienen noción del peligro cuando son pequeños.
Los niños menores de 5 años son, estadísticamente, los más expuestos a estas situaciones que pueden ir desde hechos graves como la caída en una piscina, intoxicaciones o un incendio hasta sucesos un poco menos dolorosos pero potencialmente traumáticos como quemaduras o alguna "patada" de una toma eléctrica.
La Sociedad Argentina de Pediatría ha sostenido que recién pasados los 5 años, los chicos comprenden lo que es una toma eléctrica por ejemplo y que el fuego puede causar daños importantes. Incluso hasta mucho tiempo después, los menores dependen de los adultos para evitar que sufran accidentes.
El ritmo vertiginoso de la vida moderna y determinadas actitudes negligentes de muchos adultos que creen tener todo bajo control en sus hogares impiden la aparición de la idea de que la inocencia de los niños pueda generar algún trastorno serio para la vida familiar que puede incluso convertirse en tragedia.
Esta suerte de negación del peligro hace bajar la guardia en materia de prevención. Pero también generan actitudes de imprudencia y descontrol. Ante estas circunstancias, más habituales de lo que se supone a la luz de las estadísticas sanitarias, se deben impulsar con decisión acciones que contribuyan a la prevención de accidentes domésticos, especialmente pensando en la seguridad de los niños. Evitar situaciones dramáticas o trágicas es un objetivo muy importante como para ignorarlo.