POR LA REGIÓN, EN BICICLETA
POR LA REGIÓN, EN BICICLETA
Cada
diciembre, desde hace más de 50 años, las bicicletas de carrera se vuelven parte
del llano paisaje regional. La Doble San Francisco - Miramar volvió tras un año
de incertidumbre por la pandemia.
Cada
diciembre, desde hace más de 50 años, las bicicletas de carrera se vuelven parte
del llano paisaje regional. La Doble San Francisco - Miramar volvió tras un año
de incertidumbre por la pandemia.
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La Doble San Francisco - Miramar 2021 está en marcha. (Foto: Marcelo Suppo | LVSJ)
Desde hace
más de medio siglo, el ciclismo nacional tiene una cita imperdible en nuestra
región cada mes de diciembre. Este fin de semana se corre la 52° edición de la
Doble San Francisco - Miramar, tradicional competencia coloca al noreste
cordobés en la vidriera principal del deporte argentino.
El viernes
comenzó la acción con la disputa del prólogo en el velódromo del Club Tiro y
Gimnasia. Hoy, desde el Superdomo de San Francisco fue la largada simbólica,
para que los pedalistas transiten por la Ruta Nacional Nº 19 el inicio del
camino hasta Miramar, para retornar este domingo desde Miramar hasta San
Francisco, finalizando la competencia en Bv. Roca y Urquiza. Más de 200
pedalistas de toda la Argentina se hicieron presentes, integrando calificados
equipos que son los protagonistas del ciclismo nacional.
Cada
diciembre, desde hace más de 50 años, las bicicletas de carrera han sido,
momentáneamente, parte del llano paisaje regional. La más tradicional
competencia de la región volvió tras un año de incertidumbre por la pandemia.
Lo hizo con la convicción de que una historia tan extensa y rica debe ser
revitalizada, a pesar del oscuro período pandémico que se resiste a alejarse
definitivamente de la vida de todos.
Esa historia
jalonada por triunfos épicos y esfuerzos ciclópeos tiene tantos antecedentes
como protagonistas. Y no solo con "la Doble". Se sustentan en la labor
esforzada del Cicles Moto Club durante décadas y en apellidos como Valentinis,
Aimar, Pezoa, Vallejos y Serrano, entre otros, forjadores de una "cultura"
ciclística que ha ganado numerosos adeptos en los últimos tiempos.
Llevar adelante una compleja prueba de ciclismo que atraviesa todo el
norte del departamento y llega hasta la orilla del Mar de Ansenuza ha sido
siempre un desafío muy grande. Un reto que los organizadores renuevan este fin
de semana y al que se han sumado instituciones públicas y auspiciantes privados
para sustentarlo y consolidarlo. Además, este año, la Doble San Francisco -
Miramar se ve jerarquizada y engalanada con la presencia de lo más granado de
este deporte: ciclistas de renombre y equipos poderosos que lucharán por la
victoria.
En este contexto tan particular, los valores del sacrificio, la
voluntad, la participación y el esfuerzo se hacen presentes en cada uno de los
competidores. Por ello, también "la doble" puede ser un acontecimiento que
eduque. Las nuevas generaciones, con su habilidad para captar mensajes, pueden
observar el paso de los ciclistas y obtener enseñanzas sobre la caballerosidad
al competir, el esfuerzo, el trabajo duro y el sacrificio que implica alcanzar el
éxito en todas las facetas de la vida.
La región vuelve a vivir una de las competencias ciclísticas más
antiguas del país. Los vecinos de las distintas poblaciones que atraviesa la
carrera vuelven a ser parte de una tradición deportiva que se inició con
timidez allá por los años 60 y que, con el paso del tiempo y gracias al
esfuerzo de sus organizadores, se granjeó el reconocimiento de toda la afición.
Desde hace
más de medio siglo, el ciclismo nacional tiene una cita imperdible en nuestra
región cada mes de diciembre. Este fin de semana se corre la 52° edición de la
Doble San Francisco - Miramar, tradicional competencia coloca al noreste
cordobés en la vidriera principal del deporte argentino.
El viernes
comenzó la acción con la disputa del prólogo en el velódromo del Club Tiro y
Gimnasia. Hoy, desde el Superdomo de San Francisco fue la largada simbólica,
para que los pedalistas transiten por la Ruta Nacional Nº 19 el inicio del
camino hasta Miramar, para retornar este domingo desde Miramar hasta San
Francisco, finalizando la competencia en Bv. Roca y Urquiza. Más de 200
pedalistas de toda la Argentina se hicieron presentes, integrando calificados
equipos que son los protagonistas del ciclismo nacional.
Cada
diciembre, desde hace más de 50 años, las bicicletas de carrera han sido,
momentáneamente, parte del llano paisaje regional. La más tradicional
competencia de la región volvió tras un año de incertidumbre por la pandemia.
Lo hizo con la convicción de que una historia tan extensa y rica debe ser
revitalizada, a pesar del oscuro período pandémico que se resiste a alejarse
definitivamente de la vida de todos.
Esa historia
jalonada por triunfos épicos y esfuerzos ciclópeos tiene tantos antecedentes
como protagonistas. Y no solo con "la Doble". Se sustentan en la labor
esforzada del Cicles Moto Club durante décadas y en apellidos como Valentinis,
Aimar, Pezoa, Vallejos y Serrano, entre otros, forjadores de una "cultura"
ciclística que ha ganado numerosos adeptos en los últimos tiempos.
Llevar adelante una compleja prueba de ciclismo que atraviesa todo el
norte del departamento y llega hasta la orilla del Mar de Ansenuza ha sido
siempre un desafío muy grande. Un reto que los organizadores renuevan este fin
de semana y al que se han sumado instituciones públicas y auspiciantes privados
para sustentarlo y consolidarlo. Además, este año, la Doble San Francisco -
Miramar se ve jerarquizada y engalanada con la presencia de lo más granado de
este deporte: ciclistas de renombre y equipos poderosos que lucharán por la
victoria.
En este contexto tan particular, los valores del sacrificio, la
voluntad, la participación y el esfuerzo se hacen presentes en cada uno de los
competidores. Por ello, también "la doble" puede ser un acontecimiento que
eduque. Las nuevas generaciones, con su habilidad para captar mensajes, pueden
observar el paso de los ciclistas y obtener enseñanzas sobre la caballerosidad
al competir, el esfuerzo, el trabajo duro y el sacrificio que implica alcanzar el
éxito en todas las facetas de la vida.
La región vuelve a vivir una de las competencias ciclísticas más
antiguas del país. Los vecinos de las distintas poblaciones que atraviesa la
carrera vuelven a ser parte de una tradición deportiva que se inició con
timidez allá por los años 60 y que, con el paso del tiempo y gracias al
esfuerzo de sus organizadores, se granjeó el reconocimiento de toda la afición.