“Platita” y dignidad
La frase de Daniel Gollán expuso la peor cara del falso asistencialismo. La que afirma que con estas prácticas se manifiesta la preocupación por los sectores más vulnerables, cuando en realidad solo es una táctica para construir y mantener poder.
El ex ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires y hoy candidato a diputado nacional, Daniel Gollán, pronunció una frase que ha generado innumerables repercusiones, la mayoría negativas. Refiriéndose al pobre resultado obtenido por el oficialismo en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, expresó que si la ciudadanía hubiese tenido "más platita en el bolsillo" habría interpretado de diferente manera las imágenes de la fiesta de cumpleaños de la primera dama en plena cuarentena.
Semejante afirmación corrobora la idea política de que la voluntad de cualquier persona puede ser comprada, independientemente de las circunstancias. Así, el ciudadano, en especial el más desprotegido tanto desde lo económico como en la faceta socioeducativa, es un cliente al que los gobernantes satisfacen con algunas migajas y consiguen fácilmente su adhesión, que se mide en votos.
Todavía acomodándose Gollán el traje de candidato, piensa que una "fiestita" en la cúpula del poder no habría molestado si a los que están debajo se les hubiese repartido "platita". Además, sin ruborizarse siquiera, afirmó que esta mirada no implica "subestimar al votante". Y, como si fuese poco, en una actitud que demuestra la inexistente ética de este personaje, escuda su propia opinión en lo que supuestamente le dijo una mujer "del pueblo". Y la avala públicamente en lugar de haber aprovechado la circunstancia -si es que existió- para hacer docencia en la reafirmación de que los parámetros sanitarios que defendió con énfasis debían ser cumplidos en todos los contextos, pues se estaba -aparentemente- preservando la vida de los argentinos.
Por esto, agravia la conciencia esta apología del clientelismo formulada por un dirigente que fue vocero de la más dura versión de la extensa cuarentena. Y esparce la certeza de un pensamiento extendido que sostiene que la ciudadanía no tiene inteligencia para el discernimiento y la valoración de sus acciones. De este modo, reivindica, una infamante faceta de la dirigencia política. La que no reconoce la dignidad de la persona, puesto que su accionar no procura reparar las desigualdades y las injusticias. Solo está orientado a que se mantenga una situación de supuesto bienestar -en este caso económico- con el único fin de conseguir adhesiones y controlar la voluntad.
Con su frase, Gollán expuso la peor cara del falso asistencialismo. La que afirma que con estas prácticas se manifiesta la preocupación por los sectores más vulnerables, cuando en realidad solo es una táctica para construir y mantener poder. El filósofo y catedrático del derecho norteamericano, Ronald Dworkin, en su libro "Justicia para erizos" escribió: "La Justicia surge de la dignidad y aspira a la dignidad. Sin dignidad nuestra vida no es más que parpadeos de duración", se tenga o no "platita" en los bolsillos.