Martha Gieco, un baluarte de la educación que no conoce de límites
La mujer lleva más de medio siglo dando clases de inglés en Zenón Pereyra y la pandemia tampoco la paralizó. Ella se reinventó para acompañar a los chicos en su educación.
En Zenón Pereyra vive un baluarte de la educación. Martha Gieco lleva más de cincuenta años dando clases de inglés en su instituto privado y además, continúa preparando a estudiantes para rendir exámenes internacionales del idioma extranjero. Coqueta como pocas, prefiere no decir su edad, pero eso es lo de menos. Lo que importa es que la vocación de esta mujer no tiene fecha de vencimiento.
Es una maestra como las de antes, pero que supo adaptarse a los tiempos de pandemia de coronavirus. Sus ganas, le permitieron aprender a utilizar la tecnología para que sus estudiantes no dejen de aprender. Martha es una lección de vida, aprendizaje, formación. Es una mujer con todas las letras que no tiene límites, nada la detiene y el mundo es suyo.
- ¿Por qué seguir dando clases cuando podría disfrutar de su tiempo libre?
Hay una frase que lo dice todo; "Si no puedes caminar, trota; si no puedes trotar, corre y si no puedes correr; toma el bastón y sigue adelante. Mujer, no te detengas". Esas son las palabras de Madre Teresa de Calcuta.
Esa frase la tengo en mi dormitorio, frente a mi cama y cuando me levanto un poco desanimada, la miro y pienso: `es verdad´. Muchos me preguntan si me cansa seguir con esto y yo contesto, `para nada´. Me hace bien estar con los alumnos. Un profesor de origen alemán siempre me decía: `no dejen de dar clases a los niños porque ellos te reviven´ y es cierto. Te pueden hacer renegar pero te hacen vivir. Trabajo tres horas por la mañana y hasta seis horas por la tarde. Me gusta cada día más, sino no lo haría.
- Llegó la pandemia y con eso, la virtualidad. ¿Cómo se preparó para seguir dando clases este tiempo?
Cuando surgió la pandemia, me entristecí un poco. Sabía que no podía quedarme de brazos cruzados y tenía que seguir enseñándole a los chicos. Suerte que tenía algún conocimiento del uso de la computadora pero fueron mis nietas las que me ayudaron. Trabajaba con una notebook pero mis hijos me compraron una computadora nueva para estar más cómoda y hasta cambié el servicio de internet para tener mayor velocidad.
Siempre doy clases con mucho amor. Por ahora, tengo alumnos online de nivel secundario y adultos. Ahora, con las clases online, exalumnos me contactaron desde otros lugares para seguir aprendiendo.
- ¿Siguió formándose?
Sí. Ahora todos los cursos son online y aproveché para hacerlos durante la cuarentena. Son muy interesantes porque me encontré con muchos profesores del país y del extranjero. Me enloquece escuchar a personas del extranjero hablar inglés. De hecho, me gané un libro y la participación en otro curso.
- ¿Qué enseñanza le deja esta situación?
Tal como indicó el neurólogo Facundo Manes, esta pandemia nos está enseñando algo. Él dijo que el ser humano es un ser sociable y en estos tiempos, no se siente bien porque está encerrada, al menos como yo, hace seis meses. A la falta de amor y de abrazo, nos indicó que hagamos algo importante como estudiar un idioma. Y tiene razón. Trabajar hasta última hora hace que pase más rápido todo.
"Siempre doy clases con mucho amor", dijo la docente.
De Zenón Pereyra al mundo
- ¿Cómo empezó su actividad como docente?
Cuando terminé la escuela secundaria se me ocurrió estudiar inglés. En esto mi padre me apoyó.
Mis primeros pasos fue preparando a chicos del nivel secundario aquí en Zenón Pereyra. También tenía de San Francisco y otros lugares. Llegué a capacitar 105 chicos.
Como me dí cuenta que las clases particulares me estaban dando resultado, seguí estudiando el idioma. Asistía a clases en la Asociación Argentina de Cultura Británica de la ciudad de Córdoba.
Recuerdo que los profesores del instituto donde me formaba eran de origen inglés y me costaba un poco entender. Misses Donaldson era una de ellas.
Una vez que terminamos la formación, hicimos una fiesta de egresados y fue él mismos presidente de la Cultura Británica que me felicitó y me dio la oportunidad de tomar clases. En ese lugar también me formarme para dictar clases en los colegios.
Empecé a trabajar en María Juana. Esa fue una hermosa experiencia y supe tener más de cuarenta alumnos en una clase. A veces, se me complicaba viajar, más aún con mis hijos chicos que si bien mi madre y una empleada me ayudaban, no era lo mismo.
Teacher Martha, un ejemplo de superación
- Madre y docente full time...
Era un sacrificio enorme. Me levantaba a las seis de la mañana, dejaba a los chicos al cuidado de mi mamá y entraba a las siete a una escuela María Juana. Un tiempo después, un sobrino de mi marido me cedió una casa en María Juana y también dí clases en ese lugar. Estuve por Freyre, Clucellas, San Francisco. Giré por todos lados.
- ¿Por qué estudiar inglés?
El inglés es muy importante para la industria, el comercio y los viajes. También estudié italiano pero lo hice porque me gusta mucho; es alegre y hace cinco años que doy este idioma. De hecho, les enseño italiano a mis nietos.
- ¿Qué significa para usted enseñar inglés?
Es lo mejor que me puede pasar, especialmente cuando los niños tienen interés en aprender. Cuando son chicos, es fácil pero cuando están en el secundario no tienen ganas aunque cuando terminan este nivel te agradecen por lo que hiciste por ellos.
- Debe tener alumnos por todos lados...
Sí. Hoy los jóvenes terminan y se van. Me hace sentir orgullosa porque fueron buenos alumnos y siguieron estudiando. Un alumno que hoy es economista en Buenos Aires me mandó un mensaje diciendo, "Lo que yo aprendí de la teacher, hoy a mí manera me sirve para defenderme".
- Su hija Patricia y su nieta Justina continúan sus pasos. ¿ Qué significa eso para usted?
Es un orgullo porque continúan la cadena y no quiero que se corte.
- ¿Qué mensaje le deja a los docentes?
Los felicito porque la docencia es una hermosa vocación. Tienen que tener paciencia porque los chicos son más inquietos que años atrás cuando se sentaban y no se movían. Hoy quieren aprender más, son más ambiciosos, desean ser alguien en la vida. Después de tanta paciencia, llega la recompensa y sé lo que es. Y yo no hago esto por dinero o por necesidad. Quiero ayudar a los chicos lo más que se pueda para que tengan éxito en el futuro. No se detengan, como dijo Madre Teresa de Calcuta. El mundo es de ustedes. Cuando me muera, quiero que en mi lecho de muerte diga: "The world is yours" (el mundo es tuyo).