MARIANELA PANERO: “EL TEATRO SANA, SALVA, EDUCA, TRANSMITE Y SIN DUDAS ES OTRA FORMA DE VIDA”
MARIANELA PANERO: “EL TEATRO SANA, SALVA, EDUCA, TRANSMITE Y SIN DUDAS ES OTRA FORMA DE VIDA”
La actriz de La Comedia San Francisco es una de las revelaciones del ambiente
artístico local. Con 45 años, su sueño de actuar se hizo realidad y rompió con
todos los prejuicios. De la mano de Adrián Vocos,es un ejemplo de
superación y de sanación a través del arte.
La actriz de La Comedia San Francisco es una de las revelaciones del ambiente
artístico local. Con 45 años, su sueño de actuar se hizo realidad y rompió con
todos los prejuicios. De la mano de Adrián Vocos,es un ejemplo de
superación y de sanación a través del arte.
-
A sus 45 años, Marianela Panero es un ejemplo de terminar con los prejuicios y animarse a hacer lo que más le gusta como es el teatro.
Hace 7 años incursionó en el teatro junto a Adrián Vocos y hoy es una de
las actrices sanfrancisqueñas consagradas de la escena local, pero con enorme
repercusión en el interior de nuestra provincia. En el rol de Tamara en la obra
"Bajo terapia", la mujer de 45 años dejó de lado los prejuicios para cumplir el
sueño que siempre tuvo: ser actriz.
Con el deseo ferviente de algún día interpretar a Eva Duarte de Perón, esta
mujer dejó sus miedos de lado y se animó a que su enorme anhelo de niña se
convierta en realidad. Ganadora de múltiples
premios junto a su maestro Adrián Vocos de La Comedia San Francisco, Marianela
Panero es un ejemplo de superación y que el arte, sana.
-
¿Cómo
descubriste el teatro y cómo llega a tu vida?
En realidad desde que tengo uso de razón quería ser artista, todo lo que
era arte me llamaba la atención, y a medida que fui creciendo ese anhelo fue
cada vez más grande.
Yo soñaba con ser artista, actuaba
dentro del baño, en mi dormitorio,
cuando todos en mi casa se iban, yo era feliz
porque ponía música y me ponía a bailar y actuar. En ese momento ya sentía que
era mi pasión, lo que yo quería hacer, miraba una película y después me quedaba
en la cama pensando en ese personaje, en como lo haría yo, y hasta a veces me
angustiaba el saber que yo también podía hacerlo y que estaba muy lejos de
llegar a eso.
Ya terminando el secundario todas mis amigas sabían lo que iban a estudiar,
abogadas, arquitectas, contadoras, y yo sentía un vacío enorme porque lo que yo
quería no estaba en los planes o en la estructura impuesta por la sociedad. Ahí
me di cuenta que mis sueños estaban más lejos que nunca.
Recuerdo que muchas veces sentí el impulso de agarrar un bolso, sacarle
algo de plata a mis padres e irme a esa ciudad donde estaban todos los
artistas, Buenos Aires pero el miedo era más fuerte.
Esto nunca lo conté, ahora después de tantos años me atrevo a decirlo que
por primera vez sentí una gran depresión y soledad, sentía que nada tenía
sentido, todo lo que podía llegar hacer no me llenaba.
Empecé a trabajar, ya estaba de novia, mis amigas todas estudiando, y yo me
aferre mucho a mi pareja, dejando todo eso postergado o tapado en un lugar de
mi corazón.
Otro de mis sueños era tener una gran familia, y así fue que teniendo 19
años quedé embarazada y fui mamá de 4 hijos maravillosos, y disfruté muchísimo
de esa etapa, pero aunque era muy feliz siendo esa mamá algo me faltaba para
completar ese vacío que todavía estaba en mí, la actuación, muchas veces pensaba
que ya estaba, que ya era imposible, pero muy dentro mío nunca perdí la
esperanza.

Hace 7 años, Marianela comenzó a incursionar en el teatro, y hoy es una de las actrices más importantes de la escena local.
-
Eso
es lo más importante... ¿Cuándo llegó el teatro?
Mis primeros comienzos fueron con Raquel Camusso y Pedro Ordóñez. Ellos
fueron mis primeros maestros, y ya ahí no tenía dudas de los que significa esto
para mí, pero en ese tiempo mis hijos todavía eran demasiado chiquitos y se
hacía complicado el tema de las clases y los ensayos, así que me dije a mí
misma que todavía no era mi tiempo, que iba a esperar que sean más grandes, y
ahí fue que unos años después me entero de que un tal Adrián Vocos venía de
Buenos Aires a hacer teatro, y empecé a preguntar. Adrián es mi maestro, el
primero que creyó en mí.
-
Adrián
vino a romper con todos los esquemas en nuestra ciudad. ¿Cómo diste el primer
paso?
Me costó empezar, tenía dudas y mucho miedo porque
pensaba que ya estaba grande, pero un día me animé le escribí y fui. Me acuerdo
que me temblaba todo el cuerpo de los nervios, pero ese día ya no tuve dudas,
ese era mi lugar, y ahí empezó todo.
-
¿Rompiste
con prejuicios al hacer teatro, al expresarte artísticamente y a exponerte?
Si, totalmente. Si no rompes con esos prejuicios no podés hacer teatro. Muchas
personas empiezan porque se creen que son el
payaso de la familia, que hacen reír, que divierten a todos pero después
se encuentran con que es mucho más profundo que eso. Es exponerse, sacar
emociones, desnudar el alma, ser niños, jugar, hacer decir, sentirse libre sin pensar que nadie te va a juzgar.
Y es ahí donde algunos se van y otros quedan. Me pasó con un personaje que habla
de los prejuicios que tenemos. Fue cuando Adrián me convoca para hacer de
Cenicienta en Encuentados y yo ya tenía 40 años. Fueron emociones encontradas,
feliz por semejante propuesta y oportunidad y a la vez tenía dudas de que a mi
edad no vieran una princesa, y un día me dije a mí misma, "Marianela si Adrián
te eligió para ser princesa vas a serlo y para eso primero tenés que creerlo
vos". Así fue que Cenicienta entro en mí y empecé a jugar como una niña, siendo
lo más hermoso de esto que los chicos que me vieron se llevaron una princesa.
-
¿Cómo
fue el proceso de tu familia ante tu exposición?
Al principio costó un poco. Primero, pensaron que era un hobby, otro de
tantos que yo empezaba y dejaba, hasta que se dieron cuenta que esto iba en
serio y que por nada de mundo lo dejaba.
Obvio costo entender los ensayos, las giras, que a pesar que uno pueda
estar enferma o haya algún acontecimiento importante si hay función eso es lo
primero. Pero con el tiempo lo entendieron y hoy no solo que me apoyan sino que
me alientan a seguir por más.

"El teatro te libera", expresó Marianela a Voz Mujer.
-
¿Qué
cosas sanaste con el teatro?
Muchas, sobre todo a enfrentar situaciones muy difíciles personales,
pérdidas muy grandes. Cuando hice mi primer personaje que fue Bernarda Alba, hacía
poco tiempo había fallecido mi hermano. Fue un momento muy difícil, pero ahí
entendí la famosa frase "La función debe continuar", y así es a pesar de
todo, la vida sigue. El teatro también sanó una angustia existencial que yo
tenía. El hacerme sentir que vale la pena, que soy importante, yo podía ser alguien en la vida, y
no se trata de egos, vanidad ni de humildad, que obvio están como todos lados y que hay que trabajarlos todo el
tiempo. Se trata de que cuando te preguntan" ¿Vos que hacés? Yo respondo que
soy actriz y lo digo con todo el orgullo, pese a quien le pese, y agradecida
porque no todos pueden hacer lo que quieren. También soy emprendedora y eso me
permite darle lugar a lo mío que es el teatro. A mucha gente le costó entenderlo que el ser artista
es tan o más importante que cualquier otra cosa. Lo más lindo del teatro es el público,
ese es el mejor premio, lo mejor que le puede pasar a una persona.
- ¿Hay una Marianela antes y después del teatro?
Si claro, sin dudas. El teatro me permitió ser quien yo realmente quería
ser, me encontré con mi soledad, con mi yo dejando prejuicios. Me ayudó a
enfrentar muchos miedos y cuestiones personales. Para mí, más allá de saber que
era mí pasión, era estar haciendo algo en lo que solamente yo creía. El teatro sana,
salva, educa, transmite y sin dudas es otra forma de vida.
-
¿Por
qué las mujeres de tu edad deben hacer teatro?
Porque te libera y porque a mí edad en el teatro no hay edad y todos esos prejuicios imposiciones o
miedos, con el teatro vas a poder sacarlos.
Digo teatro, como puede ser el canto, el baile, la pintura.

Marianela en el personaje de Bernarda en La Casa de Bernarda Alba.
Sobre el escenario
-
En
siete años tuviste muchas experiencias. ¿Qué papeles interpretaste?
Mi primer personaje fue Bernarda Alba en La Casa de Bernarda Alba, Mercedes
en Flores de Acero, Rosita en Rosita la solterona, Tituba la bruja de Las
Brujas de Salem, Rosa en El Andador, La vieja en Yerma, Cenicienta en
Encuentados, hada madrina en Cenicienta y ahora Tamara en Bajo terapia. Todos
los personajes tienen algo especial para mí y cada uno en alguna parte tiene
una Marianela. No podría elegir a uno, pero Bernarda Alba sin dudas fue un
antes y un después en mi vida del teatro, pero todos me marcaron algo y dejaron
enseñanzas.
-
Si tuvieras
que elegir algún personaje, ¿Cuál interpretarías y por qué?
Hay muchos personajes interesantes como Eva Perón; Tita Merello; Edith
Piaf, si pudiera cantar como ella ; Juana de Arco y tantos más que seguramente
ahora me esté olvidando . Sin dudas, de todas, me quedo con Eva Duarte porque
fue una mujer que nos dejó sin dudas una
huella importante en la lucha de los derechos de la Mujer, en poner no solo la voz de tantas ellas sino
el cuerpo y el alma, en demostrar que la mujer es mucho más que el cuerpo
femenino.
Hace 7 años incursionó en el teatro junto a Adrián Vocos y hoy es una de
las actrices sanfrancisqueñas consagradas de la escena local, pero con enorme
repercusión en el interior de nuestra provincia. En el rol de Tamara en la obra
"Bajo terapia", la mujer de 45 años dejó de lado los prejuicios para cumplir el
sueño que siempre tuvo: ser actriz.
Con el deseo ferviente de algún día interpretar a Eva Duarte de Perón, esta
mujer dejó sus miedos de lado y se animó a que su enorme anhelo de niña se
convierta en realidad. Ganadora de múltiples
premios junto a su maestro Adrián Vocos de La Comedia San Francisco, Marianela
Panero es un ejemplo de superación y que el arte, sana.
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¿Cómo
descubriste el teatro y cómo llega a tu vida?
En realidad desde que tengo uso de razón quería ser artista, todo lo que
era arte me llamaba la atención, y a medida que fui creciendo ese anhelo fue
cada vez más grande.
Yo soñaba con ser artista, actuaba
dentro del baño, en mi dormitorio,
cuando todos en mi casa se iban, yo era feliz
porque ponía música y me ponía a bailar y actuar. En ese momento ya sentía que
era mi pasión, lo que yo quería hacer, miraba una película y después me quedaba
en la cama pensando en ese personaje, en como lo haría yo, y hasta a veces me
angustiaba el saber que yo también podía hacerlo y que estaba muy lejos de
llegar a eso.
Ya terminando el secundario todas mis amigas sabían lo que iban a estudiar,
abogadas, arquitectas, contadoras, y yo sentía un vacío enorme porque lo que yo
quería no estaba en los planes o en la estructura impuesta por la sociedad. Ahí
me di cuenta que mis sueños estaban más lejos que nunca.
Recuerdo que muchas veces sentí el impulso de agarrar un bolso, sacarle
algo de plata a mis padres e irme a esa ciudad donde estaban todos los
artistas, Buenos Aires pero el miedo era más fuerte.
Esto nunca lo conté, ahora después de tantos años me atrevo a decirlo que
por primera vez sentí una gran depresión y soledad, sentía que nada tenía
sentido, todo lo que podía llegar hacer no me llenaba.
Empecé a trabajar, ya estaba de novia, mis amigas todas estudiando, y yo me
aferre mucho a mi pareja, dejando todo eso postergado o tapado en un lugar de
mi corazón.
Otro de mis sueños era tener una gran familia, y así fue que teniendo 19
años quedé embarazada y fui mamá de 4 hijos maravillosos, y disfruté muchísimo
de esa etapa, pero aunque era muy feliz siendo esa mamá algo me faltaba para
completar ese vacío que todavía estaba en mí, la actuación, muchas veces pensaba
que ya estaba, que ya era imposible, pero muy dentro mío nunca perdí la
esperanza.

Hace 7 años, Marianela comenzó a incursionar en el teatro, y hoy es una de las actrices más importantes de la escena local.
-
Eso
es lo más importante... ¿Cuándo llegó el teatro?
Mis primeros comienzos fueron con Raquel Camusso y Pedro Ordóñez. Ellos
fueron mis primeros maestros, y ya ahí no tenía dudas de los que significa esto
para mí, pero en ese tiempo mis hijos todavía eran demasiado chiquitos y se
hacía complicado el tema de las clases y los ensayos, así que me dije a mí
misma que todavía no era mi tiempo, que iba a esperar que sean más grandes, y
ahí fue que unos años después me entero de que un tal Adrián Vocos venía de
Buenos Aires a hacer teatro, y empecé a preguntar. Adrián es mi maestro, el
primero que creyó en mí.
-
Adrián
vino a romper con todos los esquemas en nuestra ciudad. ¿Cómo diste el primer
paso?
Me costó empezar, tenía dudas y mucho miedo porque
pensaba que ya estaba grande, pero un día me animé le escribí y fui. Me acuerdo
que me temblaba todo el cuerpo de los nervios, pero ese día ya no tuve dudas,
ese era mi lugar, y ahí empezó todo.
-
¿Rompiste
con prejuicios al hacer teatro, al expresarte artísticamente y a exponerte?
Si, totalmente. Si no rompes con esos prejuicios no podés hacer teatro. Muchas
personas empiezan porque se creen que son el
payaso de la familia, que hacen reír, que divierten a todos pero después
se encuentran con que es mucho más profundo que eso. Es exponerse, sacar
emociones, desnudar el alma, ser niños, jugar, hacer decir, sentirse libre sin pensar que nadie te va a juzgar.
Y es ahí donde algunos se van y otros quedan. Me pasó con un personaje que habla
de los prejuicios que tenemos. Fue cuando Adrián me convoca para hacer de
Cenicienta en Encuentados y yo ya tenía 40 años. Fueron emociones encontradas,
feliz por semejante propuesta y oportunidad y a la vez tenía dudas de que a mi
edad no vieran una princesa, y un día me dije a mí misma, "Marianela si Adrián
te eligió para ser princesa vas a serlo y para eso primero tenés que creerlo
vos". Así fue que Cenicienta entro en mí y empecé a jugar como una niña, siendo
lo más hermoso de esto que los chicos que me vieron se llevaron una princesa.
-
¿Cómo
fue el proceso de tu familia ante tu exposición?
Al principio costó un poco. Primero, pensaron que era un hobby, otro de
tantos que yo empezaba y dejaba, hasta que se dieron cuenta que esto iba en
serio y que por nada de mundo lo dejaba.
Obvio costo entender los ensayos, las giras, que a pesar que uno pueda
estar enferma o haya algún acontecimiento importante si hay función eso es lo
primero. Pero con el tiempo lo entendieron y hoy no solo que me apoyan sino que
me alientan a seguir por más.

"El teatro te libera", expresó Marianela a Voz Mujer.
-
¿Qué
cosas sanaste con el teatro?
Muchas, sobre todo a enfrentar situaciones muy difíciles personales,
pérdidas muy grandes. Cuando hice mi primer personaje que fue Bernarda Alba, hacía
poco tiempo había fallecido mi hermano. Fue un momento muy difícil, pero ahí
entendí la famosa frase "La función debe continuar", y así es a pesar de
todo, la vida sigue. El teatro también sanó una angustia existencial que yo
tenía. El hacerme sentir que vale la pena, que soy importante, yo podía ser alguien en la vida, y
no se trata de egos, vanidad ni de humildad, que obvio están como todos lados y que hay que trabajarlos todo el
tiempo. Se trata de que cuando te preguntan" ¿Vos que hacés? Yo respondo que
soy actriz y lo digo con todo el orgullo, pese a quien le pese, y agradecida
porque no todos pueden hacer lo que quieren. También soy emprendedora y eso me
permite darle lugar a lo mío que es el teatro. A mucha gente le costó entenderlo que el ser artista
es tan o más importante que cualquier otra cosa. Lo más lindo del teatro es el público,
ese es el mejor premio, lo mejor que le puede pasar a una persona.
- ¿Hay una Marianela antes y después del teatro?
Si claro, sin dudas. El teatro me permitió ser quien yo realmente quería
ser, me encontré con mi soledad, con mi yo dejando prejuicios. Me ayudó a
enfrentar muchos miedos y cuestiones personales. Para mí, más allá de saber que
era mí pasión, era estar haciendo algo en lo que solamente yo creía. El teatro sana,
salva, educa, transmite y sin dudas es otra forma de vida.
-
¿Por
qué las mujeres de tu edad deben hacer teatro?
Porque te libera y porque a mí edad en el teatro no hay edad y todos esos prejuicios imposiciones o
miedos, con el teatro vas a poder sacarlos.
Digo teatro, como puede ser el canto, el baile, la pintura.

Marianela en el personaje de Bernarda en La Casa de Bernarda Alba.
Sobre el escenario
-
En
siete años tuviste muchas experiencias. ¿Qué papeles interpretaste?
Mi primer personaje fue Bernarda Alba en La Casa de Bernarda Alba, Mercedes
en Flores de Acero, Rosita en Rosita la solterona, Tituba la bruja de Las
Brujas de Salem, Rosa en El Andador, La vieja en Yerma, Cenicienta en
Encuentados, hada madrina en Cenicienta y ahora Tamara en Bajo terapia. Todos
los personajes tienen algo especial para mí y cada uno en alguna parte tiene
una Marianela. No podría elegir a uno, pero Bernarda Alba sin dudas fue un
antes y un después en mi vida del teatro, pero todos me marcaron algo y dejaron
enseñanzas.
-
Si tuvieras
que elegir algún personaje, ¿Cuál interpretarías y por qué?
Hay muchos personajes interesantes como Eva Perón; Tita Merello; Edith
Piaf, si pudiera cantar como ella ; Juana de Arco y tantos más que seguramente
ahora me esté olvidando . Sin dudas, de todas, me quedo con Eva Duarte porque
fue una mujer que nos dejó sin dudas una
huella importante en la lucha de los derechos de la Mujer, en poner no solo la voz de tantas ellas sino
el cuerpo y el alma, en demostrar que la mujer es mucho más que el cuerpo
femenino.