El 25 de Mayo es de todos

Sepamos comprender la sagrada concepción que tiene la evocación del acontecimiento disruptivo, original y revolucionario que otorgó dignidad a nuestro pueblo y forjó una identidad propia. Las apetencias sectoriales y los intereses mezquinos no tienen cabida en este nuevo cumpleaños de la Patria.
La Patria celebra hoy el más grandeacontecimiento histórico que registran las páginas de su existencia. Es el 25 de Mayo la expresión más cabal de la argentinidad. Una gesta fue la mecha de un proceso que permitió a nuestro país ser dueño de su destino. Del verdadero destino de Nación libre e independiente que siempre ha propugnado y merecido.
La efeméride salió, apenas nacida, del círculo de las fronteras de la Argentina para proyectarse sobre los países hermanos de la región que vieron, en su momento, la primera manifestación de identidad nacional en esta parte del planeta. Por ello, aquellos días de mayo encierran una idea que extendió, más allá de los límites geográficos, los principios de libertad, de emancipación, de dignidad de un pueblo que supo de epopeyas y que ansía recuperar el terreno perdido en estas últimas décadas.
Es necesario interpretar el verdadero significado de la Revolución de Mayo, por la importancia que tiene para consolidar la idea de Patria, ese sentimiento común de amor por la tierra en la que se nació y se vive y por haber sido el germen de la nueva fisonomía de América del Sur. Es preciso remarcar, entonces, que el mensaje emanado del Cabildo de Buenos Aires adquirió luz propia y fue, desde siempre, el dispositivo aglutinador de la nacionalidad, sin distinción de banderías políticas, estamentos sociales o diferencias ideológicas.
En este sentido, el 25 de Mayo es de todos los argentinos. Duele tener que reafirmar un concepto que desde siempre ha sido internalizado en cada uno de los compatriotas que vive con emoción el sentimiento patrio. Es que, en los últimos tiempos, han existido intentos de apropiación de la jornada más excelsa de la Argentina. Si bien la jornada de hoy coincide con un aniversario muy cercano a una de las facciones de la coalición que gobierna la Nación, no puede admitirse el trazado de una línea divisoria por el que determinada dirigencia se adjudica -y lo verbaliza con énfasis- el rol de representar a la Patria, de ser ella y de calificar de enemigos de ella a quienes no adhieren a sus postulados.
Reformulando una frase muy repetida, pero cuya interpretación siempre ha sido sesgada, la única verdad es la realidad de la Patria. Una Patria que es un resumen de virtudes. Una verdad que reclama ser vivida por todos. Un símbolo moral que está más allá de cualquier postura política. Se impone, entonces, vivir la verdad patriótica con el compromiso de servirla con humildad y con amor. Porque la celebración del 25 de Mayo debe seguir siendo prenda de unidad para los argentinos.
Las apetencias sectoriales y los intereses mezquinos no tienen cabida en este nuevo cumpleaños de la Patria. Seamos capaces, aunque sea solo en esta jornada magna, de consagrarnos a los principios más elevados que originaron el nacimiento de nuestra Patria. Sepamos comprender la sagrada concepción que tiene la evocación del acontecimiento disruptivo, original y revolucionario que otorgó dignidad a nuestro pueblo y forjó una identidad propia. Si es necesario, habrá que repetirlo hasta el cansancio: el 25 de Mayo es de todos.