Brown: al rescate del prócer
El 3 de marzo se cumplieron 162 años del fallecimiento del almirante Guillermo Brown, primer jefe naval de la Argentina, con destacada participación en las luchas por la independencia nacional. En nuestro país, actualmente confundido y desorientado por los malos ejemplos, se impone rescatar del olvido algunos héroes. Ellos son los que construyeron el camino de la Patria.
El pasado 3 de marzo se cumplieron 162 años del fallecimiento del
almirante Guillermo Brown, el primer jefe naval de la Argentina, quien tuvo
destacada participación en las luchas por la independencia nacional y también
en la defensa de la soberanía, tanto en la guerra contra el imperio de Brasil
como en la resistencia frente al bloqueo anglo - francés durante el gobierno de
Juan Manuel de Rosas.
Se trata de uno de los máximos próceres de la Argentina. Su nombre es conocido por todos, pero vinculado a instituciones deportivas o calles. Es escaso el conocimiento que se tiene del marino en cuanto a su actividad para asegurar la soberanía nacional y también liberar a la Banda Oriental, así como en las costas del Océano Pacífico anticipándose a la gesta libertadora del general San Martín.
Por ello, el rescate de su memoria convendría que se transformase en un imperativo no sólo en ámbitos militares, sino también en los programas escolares y en las efemérides nacionales. No se trata de decretar un feriado nuevo, sino de encontrar el modo de rendir homenaje anual a una figura consular de nuestra independencia.
Irlandés de nacimiento, esta tierra lo adoptó y a ella dedicó sus mejores esfuerzos. Ganó y perdió batallas, pero su incólume voluntad se solidificaba en la derrota. Desde aquel bautismo de fuego en la isla Martín García -11 de marzo de 1814- hasta la campaña naval de 1842 cuando derrotó en el combate de Costa Brava a una flota comandada por el italiano Garibaldi, su foja de servicios a la patria fue impecable.
En una nota reciente, el historiador Omar López Mato puntualizó: "Brown fue convocado como jefe de la incipiente flotilla nacional. El episodio más notable de esta época, fue cuando entró a sable y fuego al puerto de Guayaquil. Viéndose acorralado, amenazó con volar la Santa Bárbara, su nave. Los españoles le dieron su palabra de respetar tanto su vida como la de sus hombres. Casi desnudo por el fragor de la lucha bajo el sol ecuatorial, Brown decidió usar la bandera nacional para cubrirse. Nadie mejor para lucirla". Pero fue en la contienda con Brasil cuando demostró su valía como marino. El citado escritor, trazando su perfil heroico, aseguró que "Buenos Aires fue testigo de su osadía. Con escasas naves salió a enfrentar a los imperiales justo enfrente de la ciudad. Antes de zarpar le dijo a la tripulación: Adelante, que el pueblo nos mira".
Brown también superó las divisiones internas que provocaron trágicas consecuencias para el país. Sirvió a Rosas, pero Urquiza le mantuvo su rango militar en honor a sus "leales servicios a la Patria". El gobierno del caudillo entrerriano, en el momento de fallecer el almirante también le rindió honores pues el almirante Brown "simboliza las glorias navales de la República Argentina y cuya vida ha estado consagrada constantemente al servicio público en las guerras nacionales que ha sostenido nuestra Patria desde la época de la Independencia".
En la Argentina de hoy, confundida por los malos ejemplos y por momentos desorientada, se impone rescatar del olvido la vida de algunos héroes de la independencia como Brown. Son los que construyeron el camino de la Patria y trataron con esfuerzo de que no se convierta en pedregoso su transitar.