Agosto, vientos y fuego
Si hay algo para lo que Córdoba está preparado, es para combatir los incendios forestales. Sin embargo, los efectos del cambio climático están poniendo a prueba todos los planes de contingencia.
Severos incendios están afectando algunas regiones de las sierras cordobesas por estos días. Lo mismo sucede en otras partes de la provincia, en donde muchos campos y terrenos han sido afectados por el fuego. Ni qué decir de los siniestros que se desarrollan en las islas del delta del Paraná, que tienen en vilo a grandes ciudades por el humo que se esparce por el ambiente, así como por los perjuicios al ecosistema.
El mes de agosto ha sido, casi siempre, el más crítico en materia de incendios forestales en todo el país. Los vientos que, habitualmente, arrecian en estos días favorecen la propagación del fuego y hacen muy difícil la labor de quienes, de manera abnegada, luchan para evitar que los daños sean mayores. En este marco, el gobierno provincial volvió a alertar acerca de que las condiciones climáticas "son adversas", manteniéndose un "riesgo extremo". Solicitó, además, tomar las precauciones pertinentes y denunciar cualquier foco que se observe.
El riesgo extremo está determinado también por la intensa sequía que se vive. La falta de lluvias ha establecido un panorama preocupante para la producción agropecuaria, por ejemplo. Pero también en materia de incendios. Los vientos intensos y cambiantes de estas jornadas se sumaron para configurar el panorama difícil que bien puede generar siniestros de gran magnitud. En nuestra zona, la actual situación obliga a que los productores y todos los habitantes tomen los recaudos posibles para evitar el inicio del fuego, especialmente en nuestros campos, que están padeciendo una severa disminución de los niveles de humedad.
En este contexto, las autoridades competentes también deberán poner todo el esfuerzo en la vigilancia y control del accionar de algunos sujetos que tienen por costumbre encender intencionalmente el fuego con el único objetivo de cometer daños. A los piromaníacos habrá que detectarlos y trabajar para que caiga todo el peso de la ley sobre ellos. Vale recordar que el artículo 186 del Código Penal establece que se sancionará con prisión de 3 a 10 años a quien causare daños o destrucción por incendio o por cualquier otro medio. Las penas pueden subir hasta 20 años si el hecho provocado es la causa de la muerte de una persona.
Por otra parte, no solo en términos económicos o de destrucción de bienes se mide el perjuicio de los incendios forestales o de pastizales. Las consecuencias medioambientales son tan gravosas como dramáticas. Como los suelos pierden su cobertura vegetal, no retienen el agua que, en especial en las zonas serranas, escurre hacia los ríos llevando consigo lodo y cenizas que contaminan esos cursos de agua y provocan distorsiones en los ecosistemas de los lagos, entre otros daños.
Si hay algo para lo que Córdoba está preparado, es para combatir los incendios forestales. Sin embargo, los efectos del cambio climático están poniendo a prueba todos los planes de contingencia. Por lo tanto, para evitar tragedias como las que en el pasado consumieron enormes extensiones de vegetación, son imprescindibles el refuerzo de la prevención, la reformulación de algunas estrategias puntuales y la incorporación de tecnología para que el fuego no se lleve todo por delante.