LA FIESTA, LA VIDA Y LOS EXCESOS
LA FIESTA, LA VIDA Y LOS EXCESOS
Será
importante que todos los municipios y comunidades de nuestra región implementen
distintos operativos de control que procuran evitar accidentes de tránsito y
otras situaciones negativas.
Será
importante que todos los municipios y comunidades de nuestra región implementen
distintos operativos de control que procuran evitar accidentes de tránsito y
otras situaciones negativas.
La fiesta es
el modo que encontró el hombre para celebrar la vida. Lo hizo de diferentes
maneras y con métodos muy distintos. Los dictados de la época, la cultura, la
religión y el clima social y político siempre fueron variables que influyeron
en las formas de celebración. El paso del tiempo ha sido siempre determinante
en este tema. Por ello, las distintas generaciones han encontrado recetas
variadas para agradecer el simple, y profundo al mismo tiempo, hecho de vivir. En la actualidad, el tiempo de ocio de las
personas se ha industrializado. Forma parte de una maquinaria de consumo que,
al mismo tiempo, es permeable a excesos de cualquier tipo.
La fiesta
según Goethe era "la hora elegida por los dioses". Con esto el gran
filósofo quería mencionar el momento en que se celebraba la vida. Un texto
publicado en el diario La Capital de Mar del Plata por Juan Alberto Yaria,
director de Grávida, -organismo vinculado a la Iglesia Católica que atiende a
las madres embarazadas y trabaja en la prevención de adicciones- alude al
significado actual del término "enfiestarse". Lo define como "la dictadura del
exceso y la desmedida. Parece ser la inmersión en el vértigo y la aceleración;
el tiempo parece no parar, no teniéndose en cuenta las consecuencias".
Ante la
llegada de las celebraciones tradicionales de Navidad y Año Nuevo, muchos
organismos públicos y privados advierten sobre la gravedad, habitual en los
últimos años, de los excesos en materia de alcohol, principalmente; pero
también referidos a las drogas y otras sustancias, así como la no comprensión
de los riesgos que se corren, por ejemplo, conduciendo vehículos en estado de
ebriedad.
Anticipándose
a los hechos y teniendo en cuenta los antecedentes, muchas veces luctuosos, de
los últimos años, algunos municipios de la región han anunciado acciones
sistemáticas de control de alcoholemia en la vía pública durante las
festividades de fin de año. Por caso, en Morteros las autoridades se reunieron
con dueños de boliches, la policía y miembros de grupos de padres de jóvenes
fallecidos en accidentes que trabajan en la prevención con el objetivo anunciar
la intensificación de la vigilancia.
Al respecto,
se consiguió en la ciudad del norte del departamento San Justo, el compromiso
de los dueños de los locales nocturnos para trabajar en el programa "conductor
designado" y de la policía y los padres mediante su participación en los
distintos operativos de control que procuran evitar accidentes de tránsito y
otras situaciones negativas.
Varias
tragedias viales han sacudido a la región en los últimos tiempos, muchas de
ellas asociadas al consumo excesivo de alcohol y también al uso de drogas
ilícitas. No es posible que jóvenes vidas se pierdan por modalidades de
diversión cuyas consecuencias son evidentemente perniciosas y chocan de frente
con el sentido primero de la fiesta. No es posible admitir que por celebrar la
vida se termine perdiéndola. Por ello, será importante que todos los municipios
y comunidades de nuestra región asuman compromisos similares a los que se han
consensuado en la ciudad de Morteros, según el anuncio de sus autoridades.
La fiesta es
el modo que encontró el hombre para celebrar la vida. Lo hizo de diferentes
maneras y con métodos muy distintos. Los dictados de la época, la cultura, la
religión y el clima social y político siempre fueron variables que influyeron
en las formas de celebración. El paso del tiempo ha sido siempre determinante
en este tema. Por ello, las distintas generaciones han encontrado recetas
variadas para agradecer el simple, y profundo al mismo tiempo, hecho de vivir. En la actualidad, el tiempo de ocio de las
personas se ha industrializado. Forma parte de una maquinaria de consumo que,
al mismo tiempo, es permeable a excesos de cualquier tipo.
La fiesta
según Goethe era "la hora elegida por los dioses". Con esto el gran
filósofo quería mencionar el momento en que se celebraba la vida. Un texto
publicado en el diario La Capital de Mar del Plata por Juan Alberto Yaria,
director de Grávida, -organismo vinculado a la Iglesia Católica que atiende a
las madres embarazadas y trabaja en la prevención de adicciones- alude al
significado actual del término "enfiestarse". Lo define como "la dictadura del
exceso y la desmedida. Parece ser la inmersión en el vértigo y la aceleración;
el tiempo parece no parar, no teniéndose en cuenta las consecuencias".
Ante la
llegada de las celebraciones tradicionales de Navidad y Año Nuevo, muchos
organismos públicos y privados advierten sobre la gravedad, habitual en los
últimos años, de los excesos en materia de alcohol, principalmente; pero
también referidos a las drogas y otras sustancias, así como la no comprensión
de los riesgos que se corren, por ejemplo, conduciendo vehículos en estado de
ebriedad.
Anticipándose
a los hechos y teniendo en cuenta los antecedentes, muchas veces luctuosos, de
los últimos años, algunos municipios de la región han anunciado acciones
sistemáticas de control de alcoholemia en la vía pública durante las
festividades de fin de año. Por caso, en Morteros las autoridades se reunieron
con dueños de boliches, la policía y miembros de grupos de padres de jóvenes
fallecidos en accidentes que trabajan en la prevención con el objetivo anunciar
la intensificación de la vigilancia.
Al respecto,
se consiguió en la ciudad del norte del departamento San Justo, el compromiso
de los dueños de los locales nocturnos para trabajar en el programa "conductor
designado" y de la policía y los padres mediante su participación en los
distintos operativos de control que procuran evitar accidentes de tránsito y
otras situaciones negativas.
Varias
tragedias viales han sacudido a la región en los últimos tiempos, muchas de
ellas asociadas al consumo excesivo de alcohol y también al uso de drogas
ilícitas. No es posible que jóvenes vidas se pierdan por modalidades de
diversión cuyas consecuencias son evidentemente perniciosas y chocan de frente
con el sentido primero de la fiesta. No es posible admitir que por celebrar la
vida se termine perdiéndola. Por ello, será importante que todos los municipios
y comunidades de nuestra región asuman compromisos similares a los que se han
consensuado en la ciudad de Morteros, según el anuncio de sus autoridades.