“KUKY” ARIAS ÍNTIMO: “NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA”
“KUKY” ARIAS ÍNTIMO: “NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA”
En un mano a mano que mantuvo con LA VOZ DE SAN
JUSTO, el responsable de continuar con la orquesta más antigua del país- la de
los hermanos Arias- abrió su corazón, contó el detrás de escena de su
trayectoria y como convirtió el mandato familiar de ser músico en un estilo de vida.
En un mano a mano que mantuvo con LA VOZ DE SAN
JUSTO, el responsable de continuar con la orquesta más antigua del país- la de
los hermanos Arias- abrió su corazón, contó el detrás de escena de su
trayectoria y como convirtió el mandato familiar de ser músico en un estilo de vida.
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"La música no es un trabajo, es un placer", asegura el devotense . (Fotos: Emiliano Lavezzini)
Por Vanina Panero | LVSJ
Norberto "Kuky"
Arias es sinónimo de música, orquesta y legado familiar en Devoto. Sin embargo,
él mismo reconoce que "nadie es profeta en su tierra" y que aunque parezca
increíble "en mi pueblo, muchos no saben que toco el saxo".
Así lo manifestó
en un mano a mano que mantuvo con LA VOZ DE SAN JUSTO, el responsable de
continuar con el legado familiar de los hermanos Arias: la orquesta más antigua
del país, con 88 años de vigencia.
En el marco del
ciclo Rutas Regionales, "Kuky" abrió su corazón y contó el detrás de escena de
su vida: el peso que tiene la música en su
familia, sus primeros pasos y el recorrido que lo lleva a la actualidad a
posicionarse como un ícono musical. Pero también, los contrapesos que tiene la
profesión y la paradoja de no ser reconocido en el pueblo que lo vio nacer.

"La música no es un trabajo, es un placer", asegura el devotense . (Fotos: Emiliano Lavezzini | LVSJ)
La música, "un placer con horarios"
Con casi 83 años
y más de 60 de trayectoria en la Orquesta Arias, el devotense asegura que "la
música no es un trabajo, es un placer con horarios".
Sin embargo, no
fue el deseo de su corazón desde niño, sino más bien un mandato familiar que
siguió a la perfección y que con el tiempo logró enamorarse y transmitir la
música desde ese lugar.
"De chico me
gustaba más jugar al fútbol que comer, pero como en la familia eran todos
músicos y estaba la insistencia de que
uno tenía que aprender música", comienza diciendo en la entrevista.
"Yo tenía 11 años
y ya tocaba el violín. Estudiaba ese instrumento con mi padrino Mario. Con él y con el despertador al lado que hasta
que no marcaba 45 minutos, no me podía ir a jugar a la pelota", recuerda.

"Después, uno le
va tomando cariño, un color y un sentimiento distinto a la música y ya empieza
a perfeccionarse y a crecer al punto tal que busca hacer siempre lo mejor de lo
mejor y creo que eso hice en todos estos años", expresa.
"Tuve suerte,
supe elegir a la gente que tocó. Y creo que tan mal no hice las cosas porque
hoy me llaman primeras figuras y me reconocen; me hacen sentir importante",
sostiene el Kuky.
El músico
devotense sostiene que "para tener muchos años en esto, además de la
perseverancia, tiene que gustarte. Por eso aconsejo a los chicos que estudien
lo difícil, que lo fácil viene solo".
Su debut
Kuky nació el 6
de septiembre de 1939 y debutó con la música a sus 17 años. Su primer show con
la orquesta fue tocando el violín, un 11 de agosto de 1956 en el escenario de
la Sociedad Cosmopolita de Devoto. "Fue con la nueva formación de la Orquesta
Arias, a través de una disociación con los músicos que querían hacer jazz.
Había una controversia porque los mismos temas que se hacían con el acordeón,
se ejecutaban con instrumentos de viento", explicó.
"Me acuerdo como
si fuera hoy, temblaba al tocar, tenía un miedo; la responsabilidad era
demasiado grande", aseveró.
Por otro lado
menciona que "el primer tango que toque en la orquesta se llamaba ´Zorro gris;
le pusimos cuatro meses para sacarlo. Era tal el grado de responsabilidad, que
hasta que no saliera como mis tíos querían, no se subía al escenario".
"Hasta el día de
hoy, siempre que me bajo del escenario y llego a mi casa le digo a mi familia
que me fue bien. Al menos me preparo para que así sea, y si algo no sale como
queríamos, trato de que no sea culpa mía",
"Puede haber un
error técnico, o que la acústica del salón no sea la ideal, pero intento de que
el error no sea mío no será mi error, reitera.
Un bien de familia
Si bien pude
haber muchas orquestas familiares en el país, pocas son las que mantienen este
legado con el paso del tiempo. No sólo permaneciendo como agrupación musical
sino también conservando los lazos de familia hasta la tercera y cuarta
generación sobre el escenario.
La emblemática orquestase formó un 25 de Mayo de 1934 y estaba
integrada por los cuatro hermanos Arias: Mario, Isidoro, Ezio y Sergio. Hoy se mantiene vigente de la mano de
Norberto "Kuky" Arias y su hijo Darío, actual director de la banda.
"Para la época ya
dos personas era mucha gente y ellos eran cuatro: dos bandoneones, un violín y
mi padre (Isidoro), que tocaba la guitarra criolla", cuenta Kuky.
"La música
siempre estuvo en la familia y el acordeón era el instrumento que preponderaba
en esa época", relata.

Todo a pulmón
Entre su amplio
anecdotario, Kuky recuerda cuando tocaban el tango "El Huracán". "Los chicos de
la orquesta movían las cortinas para hacer el efecto del viento, prendían y
apagaban las luces para hacer los refusilos; todo era muy casero", relata con
una sonrisa en su rostro.
"Era un tango muy
difícil porque tenía muchas variaciones, pero los bandoneones de la Arias siempre
fueron muy buenos, de hecho mi primo "Puni" era uno de los mejores y eso
gracias al estudio", señala.
Otro de los temas
que interpretaban era "El cocinero cocina, cocina y no baila pachanga". "Mi tío
se traía una cocinita y con medias de mujer hacía como si fueran los salames y
los iba atando. Hacía todo un sketch; se le daba la música pero también se
buscaba la manera de meterlos en el tema", relata el kuky.
"Recuerdo tocar en lugares
donde no había electricidad, y nos ponían el motor para tener el sonido. Por
ahí se disparaba el motor y empezaban a quemarse los focos", cuenta.
"Cuando apareció
la luz negra fue una locura, solo se nos veían las rayas blancas de las remeras
y las tiras de los pantalones", asegura
el devotense.

"Perdí un poco la audición pero no el oído musical"
Distinguido en
toda la región y en un amplio territorio del país, "Kuky" reconoce sus
limitaciones: "Tengo una voz espantosa, menos mal que no canto", dice entre
risas.
"Tengo la suerte de haber nacido en una
familia donde la envidia no se conoció. Si existe la envidia sana, esa si la
tengo y es hacia los grandes músicos o los que saben improvisar; son inventores
y ese don yo no lo tengo", asegura.
Sin embargo
identifica otro don en su vida: el oído musical. "Músico se nace, hay que tener
oído musical y eso no es mérito propio, es un don de Dios", opina Kuky.
"Ahora que estoy grande he perdido mucho la
audición pero no perdí el oído musical", manifiesta con orgullo.
El integrante de
la legendaria Orquesta Arias considera que a su manera supo aprovechar ese don.
"Hacer lo que nos
gusta y que encima nos paguen es un privilegio enorme. Cuando me preguntan si
trabajé mucho en mi vida, les digo que no, porque la música no es un trabajo,
es un placer, pero con horarios".
En este sentido
recuerda los cientos de sábados que pasaron arriba de un colectivo "mientras
otros estaban tomando una cerveza o iban a ver un partido", señala.
"Hasta ahora me
fue muy bien en la vida. Lo que más rescato es la cantidad de amigos que
cultivé con la música", concluyó.
El lado "B": su trabajo en el molino y la cooperativa
Kuky sostiene que
"es muy difícil vivir sólo de la música", o al menos para él. Por eso,
compartía sus días de gira con su actividad laboral. Si bien tuvo varios
trabajos, el más emblemático fue su paso por el Molino "El Plata" de Devoto.
"Trabajé 34 años,
11 meses y seis días", recuerda.
Asimismo reconoce
que compartir la música con el trabajo no era tarea sencilla. "la mayoría
trabajábamos en otra cosa. Llegamos a hacer 17 bailes en un mes más cuatro
ensayos y al otro día había que estar a las 8 laburando".
"Una vez se nos
quedó el colectivo y un viernes a la noche, y llegue 45 minutos tarde al
trabajo el sábado siguiente; mi patrón estaba dele llamar a mi papá.. pero él
estaba conmigo tratando de encontrar colectivo para volvernos", cuenta con
picardía.
Norberto Arias
fue también guardahilos del correo, por un lapso corto de tiempo y el primer
presidente de la cooperativa de Obras y Servicios Públicos, dejando otro legado
muy importante para sus generaciones, ya que integró la comisión pro teléfono
que le permitió a los devotenses pasar de 68 a 900 con este servicio.

Por Vanina Panero | LVSJ
Norberto "Kuky"
Arias es sinónimo de música, orquesta y legado familiar en Devoto. Sin embargo,
él mismo reconoce que "nadie es profeta en su tierra" y que aunque parezca
increíble "en mi pueblo, muchos no saben que toco el saxo".
Así lo manifestó
en un mano a mano que mantuvo con LA VOZ DE SAN JUSTO, el responsable de
continuar con el legado familiar de los hermanos Arias: la orquesta más antigua
del país, con 88 años de vigencia.
En el marco del
ciclo Rutas Regionales, "Kuky" abrió su corazón y contó el detrás de escena de
su vida: el peso que tiene la música en su
familia, sus primeros pasos y el recorrido que lo lleva a la actualidad a
posicionarse como un ícono musical. Pero también, los contrapesos que tiene la
profesión y la paradoja de no ser reconocido en el pueblo que lo vio nacer.

"La música no es un trabajo, es un placer", asegura el devotense . (Fotos: Emiliano Lavezzini | LVSJ)
La música, "un placer con horarios"
Con casi 83 años
y más de 60 de trayectoria en la Orquesta Arias, el devotense asegura que "la
música no es un trabajo, es un placer con horarios".
Sin embargo, no
fue el deseo de su corazón desde niño, sino más bien un mandato familiar que
siguió a la perfección y que con el tiempo logró enamorarse y transmitir la
música desde ese lugar.
"De chico me
gustaba más jugar al fútbol que comer, pero como en la familia eran todos
músicos y estaba la insistencia de que
uno tenía que aprender música", comienza diciendo en la entrevista.
"Yo tenía 11 años
y ya tocaba el violín. Estudiaba ese instrumento con mi padrino Mario. Con él y con el despertador al lado que hasta
que no marcaba 45 minutos, no me podía ir a jugar a la pelota", recuerda.

"Después, uno le
va tomando cariño, un color y un sentimiento distinto a la música y ya empieza
a perfeccionarse y a crecer al punto tal que busca hacer siempre lo mejor de lo
mejor y creo que eso hice en todos estos años", expresa.
"Tuve suerte,
supe elegir a la gente que tocó. Y creo que tan mal no hice las cosas porque
hoy me llaman primeras figuras y me reconocen; me hacen sentir importante",
sostiene el Kuky.
El músico
devotense sostiene que "para tener muchos años en esto, además de la
perseverancia, tiene que gustarte. Por eso aconsejo a los chicos que estudien
lo difícil, que lo fácil viene solo".
Su debut
Kuky nació el 6
de septiembre de 1939 y debutó con la música a sus 17 años. Su primer show con
la orquesta fue tocando el violín, un 11 de agosto de 1956 en el escenario de
la Sociedad Cosmopolita de Devoto. "Fue con la nueva formación de la Orquesta
Arias, a través de una disociación con los músicos que querían hacer jazz.
Había una controversia porque los mismos temas que se hacían con el acordeón,
se ejecutaban con instrumentos de viento", explicó.
"Me acuerdo como
si fuera hoy, temblaba al tocar, tenía un miedo; la responsabilidad era
demasiado grande", aseveró.
Por otro lado
menciona que "el primer tango que toque en la orquesta se llamaba ´Zorro gris;
le pusimos cuatro meses para sacarlo. Era tal el grado de responsabilidad, que
hasta que no saliera como mis tíos querían, no se subía al escenario".
"Hasta el día de
hoy, siempre que me bajo del escenario y llego a mi casa le digo a mi familia
que me fue bien. Al menos me preparo para que así sea, y si algo no sale como
queríamos, trato de que no sea culpa mía",
"Puede haber un
error técnico, o que la acústica del salón no sea la ideal, pero intento de que
el error no sea mío no será mi error, reitera.
Un bien de familia
Si bien pude
haber muchas orquestas familiares en el país, pocas son las que mantienen este
legado con el paso del tiempo. No sólo permaneciendo como agrupación musical
sino también conservando los lazos de familia hasta la tercera y cuarta
generación sobre el escenario.
La emblemática orquestase formó un 25 de Mayo de 1934 y estaba
integrada por los cuatro hermanos Arias: Mario, Isidoro, Ezio y Sergio. Hoy se mantiene vigente de la mano de
Norberto "Kuky" Arias y su hijo Darío, actual director de la banda.
"Para la época ya
dos personas era mucha gente y ellos eran cuatro: dos bandoneones, un violín y
mi padre (Isidoro), que tocaba la guitarra criolla", cuenta Kuky.
"La música
siempre estuvo en la familia y el acordeón era el instrumento que preponderaba
en esa época", relata.

Todo a pulmón
Entre su amplio
anecdotario, Kuky recuerda cuando tocaban el tango "El Huracán". "Los chicos de
la orquesta movían las cortinas para hacer el efecto del viento, prendían y
apagaban las luces para hacer los refusilos; todo era muy casero", relata con
una sonrisa en su rostro.
"Era un tango muy
difícil porque tenía muchas variaciones, pero los bandoneones de la Arias siempre
fueron muy buenos, de hecho mi primo "Puni" era uno de los mejores y eso
gracias al estudio", señala.
Otro de los temas
que interpretaban era "El cocinero cocina, cocina y no baila pachanga". "Mi tío
se traía una cocinita y con medias de mujer hacía como si fueran los salames y
los iba atando. Hacía todo un sketch; se le daba la música pero también se
buscaba la manera de meterlos en el tema", relata el kuky.
"Recuerdo tocar en lugares
donde no había electricidad, y nos ponían el motor para tener el sonido. Por
ahí se disparaba el motor y empezaban a quemarse los focos", cuenta.
"Cuando apareció
la luz negra fue una locura, solo se nos veían las rayas blancas de las remeras
y las tiras de los pantalones", asegura
el devotense.

"Perdí un poco la audición pero no el oído musical"
Distinguido en
toda la región y en un amplio territorio del país, "Kuky" reconoce sus
limitaciones: "Tengo una voz espantosa, menos mal que no canto", dice entre
risas.
"Tengo la suerte de haber nacido en una
familia donde la envidia no se conoció. Si existe la envidia sana, esa si la
tengo y es hacia los grandes músicos o los que saben improvisar; son inventores
y ese don yo no lo tengo", asegura.
Sin embargo
identifica otro don en su vida: el oído musical. "Músico se nace, hay que tener
oído musical y eso no es mérito propio, es un don de Dios", opina Kuky.
"Ahora que estoy grande he perdido mucho la
audición pero no perdí el oído musical", manifiesta con orgullo.
El integrante de
la legendaria Orquesta Arias considera que a su manera supo aprovechar ese don.
"Hacer lo que nos
gusta y que encima nos paguen es un privilegio enorme. Cuando me preguntan si
trabajé mucho en mi vida, les digo que no, porque la música no es un trabajo,
es un placer, pero con horarios".
En este sentido
recuerda los cientos de sábados que pasaron arriba de un colectivo "mientras
otros estaban tomando una cerveza o iban a ver un partido", señala.
"Hasta ahora me
fue muy bien en la vida. Lo que más rescato es la cantidad de amigos que
cultivé con la música", concluyó.
El lado "B": su trabajo en el molino y la cooperativa
Kuky sostiene que
"es muy difícil vivir sólo de la música", o al menos para él. Por eso,
compartía sus días de gira con su actividad laboral. Si bien tuvo varios
trabajos, el más emblemático fue su paso por el Molino "El Plata" de Devoto.
"Trabajé 34 años,
11 meses y seis días", recuerda.
Asimismo reconoce
que compartir la música con el trabajo no era tarea sencilla. "la mayoría
trabajábamos en otra cosa. Llegamos a hacer 17 bailes en un mes más cuatro
ensayos y al otro día había que estar a las 8 laburando".
"Una vez se nos
quedó el colectivo y un viernes a la noche, y llegue 45 minutos tarde al
trabajo el sábado siguiente; mi patrón estaba dele llamar a mi papá.. pero él
estaba conmigo tratando de encontrar colectivo para volvernos", cuenta con
picardía.
Norberto Arias
fue también guardahilos del correo, por un lapso corto de tiempo y el primer
presidente de la cooperativa de Obras y Servicios Públicos, dejando otro legado
muy importante para sus generaciones, ya que integró la comisión pro teléfono
que le permitió a los devotenses pasar de 68 a 900 con este servicio.
