Volver al ballet a los 40
Son madres y profesionales que dos veces por semana se dedican a hacer lo que más les gusta, derribando prejuicios sociales para ser felices a través de la danza clásica.
"Primera posición, sexta posición... Demi Plié. Ahora, vamos hacia el costado, la pancita arriba, atrás y una sonrisa"... Así comienza el precalentamiento la profesora de danza clásica Flavia Mugna (44) y sus alumnas Mariana Zorzenón (43), Gisela Trangoni (40), Julieta Oses (41) y María Verónica Bailone (45) cumplen con las indicaciones tomadas de la barra de danza.
Estas sanfrancisqueñas -todas son madres y dedicadas a su profesión- se animaron dos veces por semana a ponerse calza, pollera y las típicas zapatillas para introducirse al mundo del ballet. Algunas arrastran esta pasión desde niñas y otras están cumpliendo el sueño por primera vez.
Apasionadas por el ballet. El grupo de mujeres se reencontró con esta danza que practicaban cuando eran niñas
Lejos del Teatro Bolshói de Rusia y del Teatro Colón, Mariana, Gisela, Julieta y María Verónica disfrutan de la danza y lo comparten con su familia, quienes las apoyan en este camino.
"Venimos a bailar para ser felices", comenzó diciendo Verónica con una sonrisa enorme en su rostro.
Entre risas y chistes, todas hacen un entrenamiento suave y delicado que la profesora adaptó para ellas. "A los 40 el cuerpo no te responde como el de una chica de 20. A esta edad te pide otra cosa y lo que hagas tiene que ser muy cuidado por eso es fundamental el rol de la profesora en esto", explicó Julieta.
"Ahora no podemos tener la misma disciplina que una joven que piensa dedicarse a esto. Cuando hacemos un saltito, notamos que el cuerpo no nos responde como quisiéramos, pero eso no importa. La idea es hacerlo, intentarlo y disfrutarlo a pleno", confió Mariana.
"No solo nos hace bien físicamente. También nos llena el espíritu, nos desenchufamos del trabajo y la maternidad. Nos renueva para seguir con la rutina", agregó la docente.
Ahora tienen 40 años, son mamás y profesionales, pero decidieron volver para cumplir el sueño de bailar clásico
Flavia ya tuvo otros grupos de mujeres adultas a su cargo pero este tiene algo especial. Ella está transitando también los 40 y por eso vive la docencia desde otro lugar. "Estar con este grupo es trabajar la intimidad de una misma; es estar en contacto con mujeres que viven lo mismo que vos. Es la primera vez que disfruto de dar clases desde otro lugar", expresó Mugna.
(Re) encontrarse con la danza
Las mujeres están sentadas delicadamente en el suelo tras el entrenamiento. La postura es correcta y elegante en todas. Algunas porque ya han hecho danza y sus cuerpos tienen memoria como los de Mariana, Gisela o Julieta pero Verónica es la primera vez que se acerca a este mundo tan particular y sus ganas de aprender le permitieron con esfuerzo, estar al nivel de sus compañeras.
En todos los casos, el tiempo es ahora y lo viven de una manera especial. "Me gusta lo clásico desde chica pero de grande me atrapó más. Veía en la televisión a los bailarines de ballet y quedaba fascinada. Encontré en Facebook que Flavia comenzaba a dar clases a adultos y no dudé en venir. Le dije que no sabía nada, que era mi primera vez y ella me dijo que me anime. Acá estoy", contó Verónica.
Nunca es tarde para volver al ballet
Las que fueron bailarinas sienten, sin embargo, que esto es cumplir con aquello que quedó latente en ellas. "A los seis años hice danza clásica pero por razones económicas no pude seguir. Ya más grande hice otros tipos de danza como folclore, tango, español, árabe y danza brasilera. Estoy cumpliendo con algo pendiente en mi vida", relató Zorzenón.
"A los cuatro años conocí la danza clásica y lo hice durante toda mi vida hasta los 18 años, cuando llegó el momento de empezar la facultad. El estudio y el tiempo no me permitieron seguir, pero ahora puedo volver a hacer aquello que tanto me gustaba", señaló Gisela.
Momento de bailar
Para poder disfrutar de la danza clásica, las mujeres aseguraron que fue posible porque la etapa de crianza de sus hijos y la dedicación al trabajo ya se cumplieron. Ahora, es momento de pensar en ellas y sus deseos, afirmaron todas. "A los 30 tu vida está dedicado al resto de la gente, a los chicos, la familia. A los 40 te cae la ficha que es momento de hacer algo por vos", expresó Julieta.
El grupo de mujeres se reencontró con esta danza que practicaban cuando eran niñas
"Nos dedicamos a la crianza de los hijos y ahora que ya son un poco más independientes, pensás en vos. También pasa con la casa o el trabajo. Es el momento de hacer algo por una misma, que te da placer, con la música y el cuerpo que fluye a su ritmo ", contó Bailone
"Hay algo espiritual también en esto. Es como un mimo que una se hace durante una hora y lo disfruta", agregó Trangoni.
El grupo de mujeres se reencontró con esta danza que practicaban cuando eran niñas
En la casa de estas mujeres, la clase continúa. La mesada hace las veces de barra para hacer un souplesse o flexión de tronco; abrir el tacho de basura con el pie estirado, marcando una posición o cerrar la heladera estirando su brazo como marcando la segunda posición o haciendo un battement tendu. "Cuando vemos un video en You Tube de danza clásica mi marido le dice a los chicos que eso es lo que hace mamá y me emociona", indicó Zorzenón.
Al resto le pasa lo mismo. "La familia es fundamental para hacer esto. Todos se ponen felices de vernos bien porque somos otras mujeres", afirmó Bailone.
Tras la charla, llega el momento del descanso. La clase pasó pero se van disfrutando de eso que las hace felices, que es bailar ballet y que llegó ahora, a los 40, en la plenitud de la vida.