Viraje brusco que obliga a la reflexión
Quedó demostrado que estaba desvirtuado el instrumento electoral cuyo espíritu era permitir a la ciudadanía elegir a los candidatos. Como no había compulsas internas, la elección funcionó como una primera vuelta electoral. A partir de allí, la transición se ha complejizado más de la cuenta.
Acostumbrada está la sociedad argentina a protagonizar bruscos virajes. Lo ocurrido en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias es otro claro ejemplo. Tardará un corto tiempo la configuración del nuevo país político que ha emergido luego de la sorpresa de la diferencia de votos obtenida por el principal agrupamiento de la oposición. Y, en este contexto, los análisis pueden también quedar desactualizados a la luz de la vertiginosidad de los acontecimientos.
En una primera lectura, ha sido evidente el voto castigo al gobierno por el cuadro económico que desde hace casi dos años se vive. En cualquier sociedad normal esto hubiese ocurrido. Sin embargo, analistas, encuestadores, medios de comunicación -incluso los más militantes en los sectores opositores- y líderes de opinión de todos los ámbitos sociales no pudieron vislumbrar el fenómeno que se manifestó en las urnas.
Las respuestas de las razones de lo ocurrido en las Paso son complejas. Y seguramente excederán las columnas editoriales y las interpretaciones de los protagonistas. En primera instancia, quedó demostrado que estaba desvirtuado el instrumento electoral cuyo espíritu era permitir a la ciudadanía elegir a los candidatos. Como no había compulsas internas, la elección funcionó como una primera vuelta electoral. A partir de allí, y teniendo en cuenta los resultados, la transición se ha complejizado más de la cuenta.
De todos modos, algunos elementos surgen nítidos. El fracaso estrepitoso de las encuestas, por caso. Pero también la corroboración de una circunstancia que durante años fue "ninguneada". Todas las voces, prescindiendo del espectro ideológico, fueron siempre contundentes a la hora de establecer la supuesta influencia decisiva de los mensajes de los medios de comunicación a la hora de la decisión del voto ciudadano. Otra vez se constató una verdad que los estudios de comunicación de masas revelaron hace más de medio siglo: la exposición selectiva a los mensajes determina la creación de microclimas de opinión que impiden, por momentos, una lectura acertada de la realidad. Y, además, que los motivos por la mayoría de la gente cambia su manera de votar no están ligados -al menos de una manera decisiva- por las emisiones mediáticas. A todo esto, el fenómeno de las nuevas tecnologías y redes que también debería analizarse en profundidad.
Es decir, este cambio sorpresivo de timón que ha generado tantas y tan impactantes repercusiones tiene razones más profundas que la presencia de discursos dominantes en los medios de comunicación. Esto significa que también al interior de los dispositivos mediáticos -la prensa tradicional, los medios electrónicos y también los nuevos formatos comunicacionales- existe la necesidad de un replanteo de las expectativas y también una fuerte autocrítica. Ningún análisis periodístico anterior a las Paso -no importa en qué vereda ideológica estuviese parado o qué intereses de grupo defendiera- fue capaz de descubrir lo que estaba ocurriendo con las decisiones de los votantes. Entonces, a la hora de apelar a la responsabilidad y seriedad de la dirigencia política, empresarial, sindical y social para que la transición sea lo más normal dentro de la anormalidad argentina, se impone también que desde los medios encaremos una revisión de lo acontecido, de las interpretaciones erradas y de las posturas altivas que a veces se exhiben, ignoradas por la soberana decisión de la ciudadanía.