Venezuela: ¿dictadura o simple autoritarismo?
El candidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández, sostuvo en una entrevista televisiva que "las dictaduras tienen un origen no democrático, no es el caso de Venezuela". Se trató de una nueva vuelta de tuerca de su opinión respecto de la desgraciada situación que vive el hermano país, fruto de un gobierno inepto que ha obligado a expatriarse a millones de personas para huir de la falta de libertades, de la carencia de servicios y hasta del hambre.
El candidato a presidente de la Nación por el Frente de Todos, Alberto
Fernández, sostuvo en una entrevista televisiva que "las dictaduras tienen
un origen no democrático, no es el caso de Venezuela". Y agregó: "Es
difícil calificar de dictadura a un gobierno elegido; un gobierno elegido puede
devenir en un gobierno autoritario, las instituciones están funcionando allá,
después discutimos cómo funcionan".
Se trató de una nueva vuelta de tuerca de su opinión respecto de la desgraciada situación que vive el hermano país, fruto de un gobierno inepto que ha obligado a expatriarse a millones de personas para huir de la falta de libertades, de la carencia de servicios y hasta del hambre. En esto, el principal candidato opositor volvió a su primer discurso. En el medio tuvo palabras duras contra el régimen liderado por el caricaturesco Nicolás Maduro, ahora morigeradas quizás por presiones en el seno de su grupo partidario.
La idea otra vez asumida por Fernández parte de una falsa situación. Y se transforma en una falacia. Afirma el postulante a la presidencia con más posibilidades de acceder al cargo que un gobierno elegido por el pueblo no puede ser calificado como dictadura. Repasar la historia reciente de Venezuela refuta de modo terminante esta apreciación. El chavismo en el poder sufrió una dura derrota en los comicios parlamentarios del 6 de diciembre de 2015. El 24 de diciembre asumía el nuevo Parlamento dominado por la oposición. La noche anterior, la mayoría chavista de la anterior Asamblea Nacional modificó por completo la composición del Tribunal Supremo de Justicia con la designación de 13 jueces titulares y 21 suplentes "leales".
Comenzó entonces el choque de poderes que terminó con la declaración de desacato de la Asamblea opositora y se declaró con atribuciones legislativas. Allí nomás se llamó a una Asamblea Nacional Constituyente sin cumplir ningún paso previo previsto en el texto constitucional vigente. Se ideó un curioso sistema de votación en el que algunos constituyentes serían electos por territorio y otros como "representantes de estamentos" de trabajadores, campesinos, estudiantes, personas con discapacidad, pueblos indígenas y pensionados. Así, la oposición decidió no participar de esta ficción. Votó solo el 25% del padrón. Es decir que dos de los tres poderes de una República fueron cooptados por maniobras ilegales, alejadas de todo principio democrático. Fueron elegidas sin tener en cuenta la voluntad popular.
Si la evidencia de la realidad no bastase, la filosofía política otorga más argumentos. Por ejemplo, en "Elementos de Teoría Política", el pensador italiano Giovanni Sartori expresa que "una dictadura que sucede a un ordenamiento democrático no debe recurrir necesariamente a un modo de instauración ilícito y violento. Incluso si el acontecimiento sigue siendo frecuente, en rigor, no es necesario. Es que una característica de las dictaduras contemporáneas es ser, o por lo general, actuar para parecer plebiscitarias". Además, "no se debe olvidar que, si salimos del campo de la dogmática jurídica, también el hecho antijurídico se convierte -o puede comprenderse como- un hecho de (nueva) producción jurídica". Entonces "no es fácil demostrar que las dictaduras han de caracterizarse como sistemas basados sobre una adquisición violenta, ilegítima o, en todo caso, no consentida del poder".