Una política de Estado en torno a la vacunación
La ley nacional de vacunación próxima a aprobarse pondrá el acento en que las vacunas lleguen a todos. Y, de este modo, se establecen estándares mucho más seguros en la salud pública que posibilitarán mejorar la vida de los argentinos.
Por unanimidad la Cámara
Baja dio media sanción, hace algunas semanas, al proyecto que fortalece el cumplimiento del
calendario de vacunación y deroga la Ley
22.909 que data del último proceso militar. La iniciativa plantea la gratuidad
en el acceso de la vacunación, la exención impositiva y la promoción en todas
las etapas de la vida.
De acuerdo a lo estipulado en el proyecto que ahora deberá tratar el Senado, el Calendario Nacional de Vacunación será requerido en diferentes trámites cómo el ingreso y egreso del ciclo lectivo; la realización de los exámenes médicos por trabajo; la tramitación o renovación del DNI, pasaporte, residencia, certificado prenupcial y licencia de conducir; y la tramitación de asignaciones familiares. Además establece "la constancia de la aplicación de la vacuna, previa autorización del empleador, justifica la inasistencia laboral de la jornada del día de la aplicación". "En ninguna circunstancia se producirá pérdida o disminución de sueldos, salarios o premios por este concepto", estipula.
Estamos en presencia de una norma central para la política de salud pública del Estado nacional. Porque encuadra perfectamente la necesidad de que la vacunación alcance a todos los habitantes, garantizando el acceso y manteniendo la potestad sobre la investigación y la comercialización de las vacunas obligatorias.
Esto es significativo además en un tiempo en el que, increíblemente, se alzan voces contrarias a la vacunación, sin ningún sustento científico y basadas en teorías a veces esotéricas, a veces alejadas de la realidad. Se trata incluso de caprichosas posturas que, a poco de andar, naufragan con argumentaciones falaces e inconsistentes. Vale recordar que ningún derecho individual puede estar por encima de los del conjunto.
Allá por 2006, un informe de la Organización Panamericana de la Salud afirmaba que "el progreso de la inmunización con vacunas en América fue enorme en las últimas dos décadas, pero tuvo limitada cobertura en algunos países debido a retos técnicos y a que se concentró más en los niños. "La vacunación tiene que evolucionar hacia toda la familia", sentenciaba la OPS. Con la ley que ahora debe analizar el Senado se estaría dando otro paso en este último sentido, puesto que todos los integrantes de la familia deben estar inmunizados como corresponde, no sólo los niños.
Así, la ley nacional de vacunación próxima a aprobarse pondrá el acento en que las vacunas lleguen a todos. Y, de este modo, se establecen estándares mucho más seguros en la salud pública que posibilitarán mejorar la vida de los argentinos.