Un estudiante murió y sus amigos llevaron a su papá a Bariloche
La conmovedora historia del policía Gustavo Savid y los compañeros de su hijo Damián, que falleció tras una enfermedad.
Gustavo Savid tiene 45 años. Su hijo Damián falleció el 1 diciembre de 2013 cuando tenía 16 años, a causa del síndrome de Duchenne, una forma de distrofia muscular que empeora rápidamente.
Los compañeros de clase de "Dami" del 6º año "B" promoción 2016 del Instituto San Francisco de Asís (Isfa) decidieron invitarlo a Gustavo a la recepción y lo eligieron para que los acompañara a San Carlos de Bariloche.
"Este viaje estaba planeado con mi hijo, era esperado", dijo Gustavo Savid. Si bien él iba a viajar porque Damián necesitaba el acompañamiento de un adulto, ya que por su enfermedad -que le había sido detectada cuando tenía apenas un año-, lo obligaba a movilizarse en silla de ruedas, el gesto de los alumnos no deja de sorprender y enorgullecer.
"Con su mamá lo habíamos acompañado en sexto grado con sus compañeritos al viaje de fin de curso a La Serranita y lo íbamos a repetir en 2016, pero no se pudo", dijo el papá.
A pesar de la ausencia física de Dami, el cariño de la comunidad educativa del Isfa, de los compañeros del curso y los padres de los chicos, "complotaron" para que Gustavo sea parte del viaje, como si su presencia permitiese que un pedacito de ese compañero que la vida les quitó esté allí también, en Bariloche, como tanto lo soñaba.
"Primero, los padres de la comisión me regalaron la tarjeta para que participe de la fiesta de recepción y a los dos días me volvieron a llamar con una noticia inesperada: ¡Me invitaban a ir a Bariloche!", recordó el hombre.
La fiesta fue el sábado 3 de diciembre pasado y el martes 6, le comunicaron a Gustavo -que ejerce como oficial de policía- que querían que fuera el adulto responsable que lo acompañara.
"Fue una noticia que no me esperaba -confesó-. Mi hijo anhelaba el viaje de fin de curso. Él siempre decía que la cura de la enfermedad iba a salir para poder estar bien para Bariloche pero no pudo ser".
"Los chicos me trataron con el mismo respeto que trataban a mi hijo, nunca lo olvidaron y siempre estuvo presente. Mi hijo nunca fue dejado de lado por estar en una silla de ruedas y eso lo valoro muchísimo. Los amigos de mi hijo me hicieron el mejor regalo de mi vida", concluyó.