Un castigo casi perenne
La naturalización de la inflación en el país es otra consecuencia negativa. Salvo en contados casos, el índice de septiembre sería un escándalo. Basta hacer una simple comparación. Los números de septiembre son más altos que los que registraron 145 países de todo el mundo a lo largo de 2017.
Si bien no sorprende en absoluto, con el dato de septiembre publicado por el Indec (6,5%), la inflación anual superó el 32 por ciento y la interanual avanzó al 40,5 por ciento. El arrastre hacia el último trimestre del año también será importante de acuerdo a las proyecciones, por lo que el crecimiento de los precios mantendrá su inercia alcista al menos en los próximos dos meses.
Según coinciden diferentes consultoras privadas, el índice de precios al consumidor (IPC) nacional subiría entre 4,5 y 5,5 por ciento en octubre, lo que obliga a que la inflación se frene bruscamente en noviembre y diciembre para que no traspase el 45 por ciento anual, tal como se ha acordado con el Fondo Monetario Internacional. Lejos están aquellas previsiones de fines de 2017 cuando se preveía un alza del 15%. La realidad se encargó de borrar de la escena aquella expresión de deseos.
La inflación que desde hace años carcome al país ha obligado a los argentinos a convertirse en expertos financieros y consumidores muy astutos. Mientras algunos sectores generan exorbitantes ganancias con el crecimiento de los precios, los más vulnerables están expuestos a una sola consigna: sobrevivir.
La historia económica de las últimas décadas deja en claro que no casi no hubo aciertos en la búsqueda de recetas para devolver la normalidad a los precios. Incluso durante años se intentó ocultar el índice, lo que dejó otra enseñanza: es imposible alterar los factores de una problemática como ésta tan solo mediante la manipulación de la información. Mientras tanto, los trabajadores informales, los no sindicalizados, los desocupados y los jubilados se cuentan entre quienes padecen gravemente la inflación. Y con el desboque de los últimos meses, todos los asalariados están atravesando una situación difícil.
La naturalización de la inflación en el país es otra consecuencia negativa. Salvo en contados casos, el índice de septiembre sería un escándalo. Basta hacer una simple comparación. Los números de septiembre son más altos que los que registraron 145 países de todo el mundo a lo largo de 2017. Es decir, en todas esas naciones la inflación anual fue menor a la que se registró el mes pasado en la Argentina. Es más, el promedio mundial de inflación anual el año pasado se ubicó en el 3,3%. Es decir, la mitad del porcentaje de septiembre.
Mientras tanto, el actual ministro de Economía sostiene que los datos de septiembre y octubre serían "un fenómeno transitorio". Similares conceptos vertían muchos anteriores funcionarios del área. Mientras tanto, el castigo de los precios en alza permanente se ha transformado en una realidad perenne.