Trump enfrenta una creciente resistencia, incluso entre aliados
Trump, cada vez más resistido, recibió a Ceo's de las industrias farmacéuticas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, en el centro de un temporal político por un polémico decreto sobre inmigrantes y refugiados enfrenta una creciente resistencia que ya se extiende a sus propios aliados del partido Republicano en el Congreso.
Menos de dos semanas después de asumir las riendas del país, Trump tiene por delante diversas demandas judiciales en marcha contra su decreto sobre inmigrantes y refugiados, descabezó el Departamento de Justicia a causa de cuestionamientos e hizo surgir un coro de críticas desde varios frentes por sus decisiones.
La enorme confusión generada por el decreto del pasado viernes y la ola de protestas que desató se convirtieron el lunes en una crisis abierta después que la secretaria interina de Justicia recomendó no defender las medidas sobre inmigrantes y refugiados.
En un gesto que generó un rechazo prácticamente unánime, Trump despidió sumariamente a la funcionaria mediante una nota oficial en que sostuvo que ella había "traicionado" la voluntad expresada en las urnas en la última elección presidencial.
Ayer, el senador republicano Cory Gardner, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores, dijo a la prensa que el texto del decreto antiinmigrantes firmado por Trump debía ser "arreglado", y añadió que los legisladores no tuvieron acceso al documento antes de recibir la firma del mandatario.
El propio presidente de esa comisión, el también republicano Bob Corker, admitió que desconocía el tenor del decreto.
"Tengo esperanza de que [los funcionarios de la Casa Blanca] tomarán acciones en los próximos días para tratar de limpiar un poco todo esto", dijo Corker, en una estocada dirigida directamente al equipo más próximo de Trump.
Coro de insatisfacción
Otro senador republicano, Lamar Alexander, emitió una nota en que expresó su preocupación porque la mecánica prevista en el decreto firmado por Trump se presta a confusión sobre un "test de religión".
"Aunque no es explícitamente un test de religión, se aproxima mucho y eso es inconsistente con el carácter estadounidense", dijo el legislador conservador, también distanciándose de la Casa Blanca.
El senador John McCain, un verdadero peso pesado del partido republicano que había calificado el decreto de Trump como "una herida auto infligida", moderó ayer el tono pero se mantuvo firme en su rechazo a la medida.
El respetado sitio web The Hill, especializado en temas del Congreso, afirmó ayer que ya asciende a 39 el número de legisladores republicanos que expresó críticas al decreto sobre inmigrantes y refugiados.
En ese ambiente de nervios a flor de piel, comisiones del Senado no fueron capaces ayer de votar la aprobación de dos nominados por Trump: las del banquero Steve Mnuchin para el Tesoro y la del legislador Tom Price para el Departamento de Salud.
Fiel a su hábito, el presidente Trump recurrió ayer a la red Twitter para atacar a los legisladores del partido Demócrata, a quienes responsabiliza por la demora en la confirmación de los nominados del gabinete.
"¡Deberían tener vergüenza! ¿No me extraña que D.C. [el Distrito de Columbia, donde está Washington] no funcione!", reclamó el mandatario.
EE.UU. abre un nuevo frente de batalla
comercial, ahora contra Alemania
En tanto la administración del presidente estadounidense Donald Trump abrió ayer un nuevo frente de batalla al acusar a Alemania de aprovechar la depreciación del euro para sacar ventaja comerciales.
Peter Navarro, presidente del nuevo Consejo nacional de Comercio de la Casa Blanca, dijo al diario Financial Times (FT) que Alemania "sigue explotando a otros países de la UE y a Estados Unidos con un implícito marco alemán (la antigua moneda germana) que está enormemente subvaluado".
Poco después el propio Trump dijo que Estados Unidos debería utilizar a la devaluación como herramienta comercial.
"Nuestro país se maneja tan mal que no sabemos nada sobre devaluación", dijo el mandatario a ejecutivos del sector farmacéutico a los que recibió en la Casa Blanca.
"Uno mira lo que China hace y lo que Japón viene haciendo desde hace años y advierte que juegan en el mercado de la moneda y la devaluación, mientras nosotros estamos sentados como unos tontos", añadió.
En su campaña electoral Trump amenazó reiteradamente con emprender acciones contra China, a la que acusa de manipular su moneda para poder producir y exportar más que sus competidores.