Tirar la basura en la calle, una falta de respeto por el otro
¿Qué lleva a las personas a tirar basura en los espacios públicos? La ciencia podría dar una perspectiva diferente al tema que parte de un "comportamiento inmaduro y negligente donde hay una ausencia de sentimientos de pertenencia".
Por Isabel Fernández | LVSJ
"Ya le pagamos al municipio para que lo haga", "Todo el mundo lo hace", "La calle ya está sucia", "Total, si nadie nos ve".... son algunas de las excusas que buscan justificar el acto vergonzante de tirar basura en los espacios públicos.
Los minibasurales son una constante en San Francisco, según un relevamiento del municipio hay más de 100 en distintos sectores de la ciudad, de los cuales 15 son considerados críticos debido a la frecuencia con la que deben ser retirados.
Se forman por la conducta de los propios vecinos que arrojan todo tipo de basura, en las esquinas, lotes baldíos, canteros de los bulevares, caminos rurales, plazas, entre otros espacios públicos. La basura nos enferma y esos focos no solo contaminan el aire la tierra y el agua, sino que pueden transmitir enfermedades y causar inundaciones en los días de lluvia.
No hay conciencia de cuidar el medio ambiente, no hay respeto hacia los demás, porque el que tira basura no la tira en su casa.
Incluso no parece ser algo que sea exclusivo de una clase o condición social y los focos de basura siguen multiplicándose pese a que la recolección es diaria.
La situación no se produce solamente en nuestra ciudad, sino que la proliferación de minibasurales es uno de los problemas ambientales más preocupantes en todo el mundo.
Pese a las campañas en los canteros de los bulevares siguen formándose los minibasurales
Falta de interés por cuidar
¿Qué lleva a las personas a tirar basura en los espacios públicos? LA VOZ DE SAN JUSTO analizó esta conducta social humana en diálogo con el psiquiatra Fernando Tejerina (MP-25367-1) de la Clínica de Psiquiatría quien aseguró que se trata de "un comportamiento inmaduro, negligente y hasta inconsciente, que pone en evidencia la ausencia de sentimientos de pertenencia y la falta de interés por cuidar no sólo lo mío sino también lo ajeno. Quien genera suciedad y no respeta la limpieza de un espacio, propio o ajeno lo hace por una conducta aprendida que se convirtió en un hábito".
Actitud para tener buenos hábitos
El centro vecinal del barrio Roca comenzó hace un tiempo una campaña de concientización en las redes sociales y colocando carteles en los canteros del bulevar principal. Pero pese a la información, pareciera que las personas no saben, la conducta se sigue repitiendo.
Tejerina afirmó que para "saber" algo que informan "debo experimentarlo; ésto determina un acto que para devenir en conducta debe repetirse una y otra vez hasta lograr un hábito. Para que ocurra eso, dicha actitud debe ser recompensada".
"Esta actitud refleja que se es respetuoso, considerado y solidario para con el otro. Si pertenezco aéste hogar y lo comparto con otros; lo cuido porque pienso que los otros se merecen disfrutarlo como yo. Si pertenezco a este barrio y considero que mis vecinos tienen los mismos derechos que yo a deambular por lugares limpios y cuidados. Si pertenezco aésta ciudad y deseo cuidarla y mantenerla lo más limpia posible, no sólo debo hacerlo porque a mí me gusta así, sino por respeto y consideración a los demás", afirmó el psiquiatra.
Los vecinos buscan concientizar, pero el problema sigue repitiéndose
Ser responsables
Remarcó que ser maduro "implica ser responsable de los actos que uno lleva a cabo, siendo conscientes plenos de la consecuencia de los mismos. El cuidado y la limpieza del hogar debe ser extensivo al barrio y al resto de la ciudad".
Debemos comenzar a asumir que todos somos responsables de fomentar y mantener estas conductas dijo Tejerina. "Siendo padres afectuosos y cariñosos entre sí, poniendo énfasis en el respeto, la consideración y la solidaridad por el otro podremos reforzar a nuestros hijos hábitos de conductas adaptativas que permitan vivir en armonía, paz y tranquilidad, buscando ser maduros y responsables".
"También es importante aceptar y ceder algo de autoridad a los otros adultos para que cuiden que los míos cumplan y no transgredan con conductas desadaptativas", dijo.
Las instituciones son las depositarias de la autoridad para castigar o recompensar esas conductas. El psiquiatra consideró que la "familia, donde comienza la educación, la escuela, donde se refuerza; la iglesia, sin importar el credo, donde se cultivan valores humanos; la policía con su función de mantener la seguridad y la justicia impartiendo equidad en los castigos merecidos por los negligentes o infractores deberían intervenir interdisciplinariamente y transdisciplinariamente".
Actos incomprensibles
Tejerina afirmó que los humanos somos tan incomprensibles en nuestros actos que éstos llegan a ser paradójicos. "Es frecuente ver a personas, en una plaza, paseando a su mascota mientras extraen el último cigarrillo de su envase al cual estrujan, hacen un bollo y directamente lo tiran al piso, lo mismo harán con la colilla del cigarrillo; de pronto observan que su perro hizo sus necesidades y entonces diligentemente, sacan del bolsillo una bolsita y levantan el excremento y buscan un tacho de basura, donde tirarla. Parece que consideran basura al excremento y no así al envase vacío ni a la colilla del cigarrillo", finalizó.
Raúl Montenegro
"Basura cero", la propuesta de los ambientalistas
"No se trata de eliminar todos los minibasurales sino fundamentalmente de tener un programa de 'Basura cero' de una duración de veinte años con una política de Estado, que se mantenga aunque cambien los gobiernos", aseguró el biólogo ambientalista y presidente de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente (Funam) de Córdoba, Raúl Montenegro.
Según el biólogo ésto implica un proceso de interacción entre los municipios y la propia comunidad, en donde se incluyen aspectos de gran envergadura como son los sistemas de separación domiciliaria, posterior recolección y centralización en un sitio donde se vaya maximizando el reciclaje. Todo esto complementado también, con el tratamiento de los residuos orgánicos mediante compostaje en las propias viviendas, o por lo menos en las que pueda hacerse.
El ambientalista remarcó que la aplicación de un programa "es fundamental porque generalmente los basurales marginales en la ciudad son resultado, en parte de una falta de diálogo entre ciudadanía y municipios que hace a ciudadanos y municipios más responsables; y por otro lado alguna deficiencia en los sistemas de recolección que hace que las personas utilicen cualquier tipo de espacio".
La solución "no son pequeños parches"
Remarcó que la única solución factible a este problema "no son pequeños parches hechos sobre el tema de educación o sanciones, sino que implica la aplicación de todo un programa de residuos sólidos urbanos. Es el único que puede llegar a funcionar y tiene que ser complementado con normas de forma tal que las empresas que son generadoras de muchos de los envases descartables sean parte de la solución".
En cuanto al impacto en el medio ambiente de los vertederos y los basurales a cielo abierto, Montenegro advirtió que producen compuestos orgánicos no metánicos (Conm) - compuestos orgánicos sencillos que incluye alcoholes, aldehídos, alcanos, cetonas y algunos compuestos aromáticos y que comparten la propiedad de ser volátiles a temperatura ambiente- "que son teratógenos y cancerígenos y por lo tanto tienen que reducirse al mínimo".
Finalmente advirtió que la realidad que ven en la provincia de Córdoba es que "los distintos gobiernos y municipios que no le han dado al tema de los residuos sólidos la suficiente importancia".
Los residuos en números
En la ciudad se producen 300 toneladas de residuos urbanos a la semana. Casi nadie separa en su casa la basura. Laúnica diferenciación entre lo que se desecha es el servicio extra de recolección de inertes.
El volumen diario de basura que produce cada sanfrancisqueño supera a la media nacional en 500 gramos. Según datos oficiales, el promedio en la Argentina es de 1 kilogramo por día por persona, siendo que en nuestra ciudad la cifra alcanza 1,5 kilogramos.