Se va don Gayetano, el vecino más querido de barrio Catedral
A los 97 años "colgó las tijeras" en su clásica peluquería de General Paz al 100 y así el trabajo se transformó en algo del pasado. En el local que albergó su peluquería ya no está su clásico sillón que ahora se mantendrá como reliquia en su hogar.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Don Gayetano Mazzurco decidió a sus 97 años que ya no quiere trabajar más y se "autojubiló" del oficio. La mudanza en el modesto inmueble de General Paz al 100 ya se hizo por completo y en la puerta los horarios de atención fueron borrados, solo quedan unas marcas leves de los números y el cierre obligatorio del negocio hasta el 31 de marzo.
Esos días en que no trabajó este entrañable peluquero reflexionó y concluyó que ya no está para estos trotes de tener que esperar que los clientes pidan turnos, se pongan el barbijo, usar una máscara, entre otros tantos etcéteras que dice el protocolo.
Por eso se va y porque también es momento de cuidarse y hacer otras cosas. Se trata de una decisión que nadie le insinuó que tomara, sino que decidió por sí mismo. Por ello, así como en algún momento la peluquería lo hizo feliz ahora esta partida le provoca lo mismo.
Ese habitáculo que fue durante tantos años el lugar donde don Gayetano montó su peluquería, ahora estará vacío. El sillón, sus tijeras y lo necesario del negocio se lo llevó a su casa, pero ya no habrá clientes, ni se volverá a batir su propio récord de hacer 45 atenciones en un mismo día.
Adiós a una peluquería de toda la vida. Gayetano Mazzurco se despide del oficio después de ocho décadas.
Este entrañable abuelo empezó a cortar el pelo a los 12 años y desde entonces nunca paró. En total son 85 años en el oficio que primero lo tuvo en la esquina frente al Cine Radar, después ya en el año 1945 llegó a metros (en la esquina) de donde ahora acaba de bajar la persiana.
"Estuve 85 años acá. Ahora con el asunto (de la pandemia) al cliente hay que hacerle pedir turno y que se yo...", dijo.
Ya nada es como cuando empezó a los 12 años al lado de su papá. "Aprendí de él y bien aprendido, pero él murió a los 54 años", contó aLA VOZ DE SAN JUSTO.
Hace unos 50 años, Gayetano con otros
peluqueros y peinadores de la ciudad. (Gentileza: Archivo Gráfico y Museo Histórico)
Sus recuerdos no se atan al trabajo en particular sino a la trayectoria laboral que lo llevó a ser uno de los más famosos de la ciudad. Por eso dice con una sonrisa en el rostro que no va a extrañar.
"Ahora solo queda estar en su casa y en cuarentena. Allá tengo el sillón, pero no voy a trabajar más, solo le voy a cortar a mi yerno y a mi sobrino y nada más", agregó. Ya no habrá de esta forma más clientes y menos de aquellos que "lo hacían renegar".
"No voy a trabajar más,
solo le voy a cortar a mi yerno y a mi sobrino y nada más".
Antes de cerrar la puerta y volver a su casa despidiéndose para siempre de ese local recordó con una sonrisa algo particular: "Una noche fui tarde a visitar a mi señora cuando era soltera y no me dejó entrar, me cerró la puerta por ir tarde después del trabajo. Eran novios todavía".
Esta es la sencilla historia de un señor que trabajó a destajo en su peluquería y que ahora siente que es misión cumplida. Será momento de estar en casa, compartir con su hija que lo acompaña a todos lados y reír con su yerno o su sobrino que serán los únicos en sentarse para un corte en el viejo sillón.