Rimas sobre la coherencia
Hace un semana, Agustín "Sonni" Ibarra se consagraba campeón de la Liga de Freestyle de nuestra ciudad. El rapero de 15 años se coronó pero no se obnubila, sigue en la búsqueda de rimas inteligentes, ácidas y coherentes mientras las palabras le fluyen a una velocidad irreal.
Por Manuel Ruiz
La entrevista en una sala de LA VOZ DE SAN JUSTO terminó hace un buen rato. Ahora, caminamos con Agustín Ibarra (15) por bulevar 9 de Julio hacia "Los 7 Escalones", que en realidad es la plazoleta del edificio del Banco de Córdoba, el lugar donde todo esto del rap versión freestyle comenzó en San Francisco y justo antes de poner los pies en el primer escalón, "Sonni" me va a decir: "Si rapeas con coherencia, no tenés errores".
Hace una semana atrás en el Centro Cultural San Francisco, el jurado de la Liga de Freestyle lo coronaba como campeón del primer evento del género con aval estatal.
"Sonni", alumno de tercer año de la escuela Proa de barrio Ciudad, había avanzado con altura y potencia poética la fase de grupos y las instancias previas a la final, donde sus palabras concatenadas, una tras otra, a una velocidad mental y enunciativa infernal, fueron más que las de "Frutos", un pibe de Arroyito que no pudo aguantar la humanidad argumental del pibe de barrio Consolata, que ahora posa para la fotos y cualquier similitud con "Notorious BIG" es pura realidad.
Que "Sonni" haya ganado puede ser coincidencia, un momento puntual durante toda la competencia o un resultado de una constancia artística expresada durante toda la Liga, pero que Sonni esté haciendo freestyle es una consecuencia "Yo escucho rap desde los 9. Empecé escuchando esas cosas básicas de rap para nenitos, de los juegos y esas cosas. Y empecé a consumir rap de cantantes a los 11 y a rapear desde los12. Cuatro años le llevo ya, y hace tres años que voy a batallas", rememora Agustín. Habla tranquilo, la cadencia tranquila, el flow calmado, fija la mirada un rato y después mira hacia abajo.
"Mamá, me voy a la plaza"
Las batallas de freestyle consisten en dos, o cuatro personas, que por turnos (el tiempo varía según la modalidad) se van atacando, defendiendo, contratacando con palabras sobre el "beat", una base instrumental propia del rap, del hip hop. Ahí, en ese momento de agite verbal: vale todo. Todo, tan todo, que me dice Agustín: "Nunca le diría a mi mamá que me vaya a ver".
Mientras los raperos batallan, todo, después nada. Y es asombrosa esa caballerosidad. Que esos chicos, la mayoría adolescentes entiendan ese código. Y lo profesen a rajatabla.
El 25 de septiembre de 2016, por entonces Agustín era "Agu Mc". Así llegó ese domingo a "Los 7 Escalones". Estaba nervioso. Era la primera vez que rapeaba fuera de su casa y contra otro rapero.
"Fui porque me encontré con un amigo, un ex compañero de la primaria que hacía mucho no veía. En la escuela jugábamos juntos al ajedrez. Entonces le pregunto si seguía jugando y me dice que no, que ahora rapeaba. Y le pregunte: "¿Cómo qué rapeas?" Me dice que sí, que rapeaba en "Los 7 Escalones", atrás del banco. Le pedí que me mande una invitación por Facebook. Y fui. Era un 25 de septiembre, me acuerdo. Le había dicho a mi mamá que me iba con un amigo a la plaza, porque no quería que sepa que rapeaba. Cuando llegué, vi una inmensa cantidad de gente y estaba muy nervioso. Hacían una clasificatoria porque éramos muchos. Pase esa clasificación, y no lo podía creer, porque era la primera vez que rapeaba contra alguien en mi vida. Me meto en octavos, rapeo y ganó. En ese tiempo rapeaba un amigo mío que se llama Zyker, que en esa época era el mejor, y se da que pierde, y el que le gana es mi rival. Y no sé qué pasó, pero le gané. Para mí, esa ya era la final, me puse a llorar, estaba todo emotivo, porque para mí era el rival a vencer. Le gano, gano la semi, gano la final. La primera vez que fui a 'Los 7 Escalones', gané", cuenta "Sonni".
¿Cuántas veces leyó usted el diccionario? Porque Agustín lo lee asiduamente. El diccionario porque sirve para aprender significados de palabras, aprender palabras nuevas y aprender palabras que rimen con palabras que ya sabe. Los libros, porque le gusta leer, le gusta aprender, le gusta mucho la historia. Y después claro, Youtube, donde entrena.
YouTube como tutorial. Y como forma de estimulación para su "flow". Youtube también como canal para mirar a otros, emular a otros, y para difundir lo que hace. Paulo Londra no tenía disquera, tenía un canal de YouTube. La disquera vino después que las canciones de Londra se cansen de contar millones de vistas, de reproducciones.
Entonces, Agustín lee el diccionario, libros y mira canales de Yotube específicos de rap, de freestyle. Así se entrena. Así aprende. Así busca qué decir, cómo decir. Así busca su cadencia, su musicalidad, el "flow".
"Sonni" está concentrado. Seguramente no le va a decir a nadie que va a salir en el diario, porque no le gusta ese cartel, "soy muy cerrado", confiesa mientras baja el tono de voz.
Agustín busca coherencia en su poética. Busca inteligencia en sus líricas. Ese es el camino, explica. Y aunque le de vergüenza que lo vean, dice que cuando se para al frente de otro sobre el escenario, todo lo que está alrededor desaparece, como un caballo de carrera en un gran premio; como Messi con la pelota. Cuando "Sonni" batalla solo, piensa en cuál es la palabra que necesita para hacer reventar el instrumental y a su rival eventual. cuando Agustín rapea, no hay más que esa cosa maravillosa llamada libertad para improvisar. Y ni a "Sonni", ni a "Agustín" hay cosa que lo haga más feliz que poder decir, rápido, sobre el "beat".