Reguero de pólvora
El Polvorín fue epicentro de la industrialización en San Francisco y también de hechos tristes que nadie quiere mencionar. Vacío y solo mantenido por columnas que lo sostienen se convirtió en un patrimonio valorado socialmente pero que bien podría tener los días contados.
Por Ivana Acosta | LVSJ
En la inmensidad de los terrenos que esperan algún día tener construcciones de viviendas a la vista hay una construcción que se erige sosteniéndose por el paso del tiempo. Allí se contaron muchas historias a lo largo de los años, algunas con mejores recuerdos y otros que invaden de tristeza.
La construcción se encuentra entre grandes avenidas, por detrás de la Costanera y rodeada de centros educativos de Nivel Superior. La rodean terrenos - varios de ellos vendidos - de un empredimiento inmobiliario que espera nuevos residentes. Todos lo conocen como Polvorín y el espacio, o mejor dicho, las columnas que lo sostienen podrían ser derribadas.
La ex Fábrica Militar de nuestra ciudad como la palabra misma lo dice y la historia acompaña lleva a recuerdos encontrados entre las personas debido a la forma en que se desencadenaron los hechos a nivel político y social en el país.
Alambres y plantas se transformaron en los únicos "compañeros del Polvorín
Origen
En su momento este establecimiento, del cual el Polvorín es un patrimonio solo social formó parte de la pirámide industrial de San Francisco.
Todo comenzó en la década del '20 (1923) cuando se aprobó la ley de adquisición de armamentos que fue la pionera en la formación y establecimientos de Fábricas Militares en todo el país.
La época ayudaba porque mientras en Europa se desarrolló la Primera Guerra Mundial la exportación de materiales bélicos surgió de países como el nuestro en el apogeo de la etapa industrial.
Más adelante en 1942, desde el departamento de fábricas de la Dirección General de Fabricaciones Militares se buscó una nueva localidad para construir una planta y San Francisco fue la aconsejada por su ubicación territorial estratégica.
Inicialmente funcionó en la Sociedad Rural pero luego se terminó mudando adonde hoy está una fábrica icónica de la ciudad y a metros de allí sobrevive el Polvorín.
El último bastión
El Polvorín es una suerte de patrimonio social, no está protegido por la ley y su futuro dependerá de quien se haga del terreno. Hoy no tiene paredes, pero en un momento fue utilizada como almacén de pólvora en la ex Fábrica Militar de nuestra ciudad.
Cuando la fábrica desapareció se convirtió en un obrador improvisado y ahora permanece en la comercialización de un lote dentro del emprendimiento inmobiliario de la zona ubicado entre Av. Trigueros, Belgrano y avenida de La Universidad.
Sigue en venta todavía por eso se salva - de cierta manera - de tener que decidir alguien si permanece y se reconvierte o desaparece y se transforma en un recuerdo.
En sus años mozos, lo rodeaba un enorme montículo de cierra y tenía un guardia que hacía rondas durante todo el día porque el lugar era custodiado y solo personal autorizado podía llegar ahí.
Hoy ni tiene tierra y nada alrededor. Su esplendor se apagó pero permanece como vigía erigiéndose como patrimonio social, de tiempo limitado.