Perros en la calle
La discusión que se generó por una medida municipal luego revocada puede ser la causa para reflotar el análisis de una problemática que tiene aristas variadas, pero que ineludiblemente debe respetar la vigencia de los derechos de los animales.
El municipio de San Francisco decidió dar marcha atrás con una notificación a un comercio en el que se lo apercibía por haber dado de comer a perros que viven en la calle. Esta medida había despertado las críticas de las organizaciones defensoras de los derechos de los animales, lo que inmediatamente derivó en un diálogo entre las partes. El acuerdo al que se arribó permitió retirar la disposición que había provocado bastante revuelo.
Las discusiones y polémica no siempre son perjudiciales para una comunidad. Este es un ejemplo que bien grafica la anterior afirmación. Claro que para los consensos se cristalicen en acciones sistemáticas de gobierno deben profundizar el análisis de la problemática y ser planificadas atendiendo a la resolución de las causas del problema. El caso de los perros callejeros, es obvio, no se iba a solucionar prohibiendo que algunos vecinos los alimenten. Es más, quizás se iba a agravar. Por ello, bienvenida la rectificación municipal.
No obstante, es preciso avanzar en el análisis. La simple observación establece que ha crecido en los últimos meses el número de canes que deambulan por el centro de la ciudad y por algunos barrios. No es un tema menor. Un perro vagando por la vía pública puede convertirse en un problema de salud pública y también de seguridad. Por ello, es preciso acordar metodologías para evitar que esto se acentúe y también apelar a la responsabilidad vecinal respecto del cuidado de las mascotas.
En este punto, la Sociedad Protectora de Animales invitó a reflexionar sobre las causas del abandono de los animales. Señala la entidad que esto es "el resultado de la escasa o nula prevención. Encerrar, matar o simplemente dejar morir de hambre a un animal haría que sólo desaparezca ese único animal, causándole un sufrimiento que la Ley 14.346 pena, sin embargo en la domicilios siguen naciendo de a miles. Muchos municipios y comunas han logrado erradicar el abandono y la sobrepoblación, San Francisco tiene todo para ser uno de ellos".
El anterior postulado remite a la política de castración que debería ser intensificada para evitar la sobrepoblación. Pero también a la responsabilidad del propietario del animal. Vale recordar aquí que desde 1994, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) modificó el título de perro callejero a "perro de dueño irresponsable", ya que la gran mayoría de éstos llegan a la vía pública debido a que sus propietarios ya no los quieren; los "tiran" o abandonan en las calles y permiten que sigan reproduciéndose sin control.
No es ilógico suponer asimismo que la actual crisis derive en que muchos vecinos no pueden seguir manteniendo a sus mascotas. Pero la solución no es abandonarlas a su suerte y dejarlas en la vía pública. En virtud de esto, la discusión que se generó por la medida municipal luego revocada puede ser la causa para reflotar el análisis de una problemática que tiene aristas variadas, pero que ineludiblemente debe respetar la vigencia de los derechos de los animales.