Nuestras tradiciones siguen vivas
De empanadas y gauchos. A días de un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo nos metemos en la cocina de nuestras tradiciones. Las empanadas del club Colón y la vigencia gauchesca de "Chichi" Magallanes.
El conjunto de las tradiciones de un pueblo está integrado por festividades, cánticos, bailes, vestimentas, religiones, juegos, músicas, comidas... Precisamente sobre este último punto, las empanadas forman parte de esa "argentinidad" que halla en las raíces criollas su razón de ser... y de gustar.
Las empanadas criollas son parte de la mesa de todos los argentinos. Algunos las prefieren dulces, otros saladas. Pero para conocer "la cocina" de esta delicia, entrevistamos a Nancy Castro, el alma máter del plato típico en el Club Colón, en barrio La Consolata.
Nancy sabe muy bien que sus empanadas son una de las favoritas de los vecinos de San Francisco. "Dicen que son las más ricas y para mí, hacerlas es un placer", afirmó la mujer.
El equipo de las empanadas. Las cocineras del club Colón son las encargadas de una de las mejores empanadas criollas de la ciudad.
Las más elegidas son las de carne dulce. Llevan carne picada, cebolla, aceitunas, pasas de uva, huevo y el toque se lo da el azúcar. ¿Cantidades? Solo Nancy lo sabe. "Voy probando y viendo cómo quedan de sabor", no se atreve a arriesgar la receta.
Jugosas y fritas, pero con el toque justo para que se disfruten. "A la gente le gusta que sean jugosas y sabrosas", contó la cocinera.
La picante también gusta y mucho. "La dulce se transforma en picante. Se le agrega ese `toquesito´ para que queden picantitas". El secreto, según la mujer, es "ese toque" que ella le agrega.
El récord de venta de empanadas fue el año pasado cuando para 1 de Mayo se vendieron cerca de 300 docenas. "Nunca alcanzan", afirma.
Para los feriados, la elaboración comienza un día antes pero en la diaria se elaboran cerca de 30 docenas. "A la gente le gusta que tenga el sabor clásico, el que disfrutaban cuando eran chicos y nosotros mantenemos", añade Nancy.
Una receta heredada
Elvira y Nancy preparan las empanadas en la cocina del club Colón. La receta, como las mejores tradiciones, pasa de generación en generación.
Las empanadas de Nancy devienen de una receta heredada de su mamá Elvira. Ella estuvo a cargo de la cocina del Colón y fue la que instaló el sabor de la empanada de los Castro en San Francisco.
Elvira hizo las empanadas hace más de 30 años atrás aunque luego dejó la cocina cuando se fueron del club de barrio. Hace quince años, regresaron al Colón y fue Nancy quien tomó la posta y junto a su hermano están al frente del club.
Miriam y Sandra, las otras dos hijas de Elvira, no heredaron el talento culinario de la mujer y solo Nancy es la que las elabora. "A toda la familia le gusta las empanadas que hacemos. Cuando nos juntamos, vienen y buscan de la cocina".
La comida del campeón
Nancy Castro es la tía de Rodrigo "Loli" Castro, el jugador con la casaca número 7 de Sportivo Belgrano, que tantas alegrías le da a los hinchas. "Siempre que viene al club se come una empanadita", cuenta orgullosa sobre su sobrino.
Las empanadas de Nancy son un tesoro familiar que se comparte y que se mantiene en el tiempo y en el paladar de todos.
“Chichi” Magallanes, gaucho siempre
Norberto Celestino Magallanes a los 61 años es férreo defensor de las costumbres criollas
En vísperas a la celebración de un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, rescatamos en un vecino de barrio Acapulco (Josefina) la figura de aquel épico personaje que sintetiza las virtudes como la honestidad, nobleza, rebeldía y amor por la libertad.
Norberto Celestino "Chichi" Magallanes tiene 61 años y su bombacha de gaucho, sus botas de cuero negra, su poncho rojo y negro y su sombrero son parte de su cotidianeidad. Él acostumbra vestir de esa forma diariamente, no solo para las fechas patrias.
"Tengo mi rastra y la llevo con orgullo", dijo Magallanes mientras muestra su cinturón típico de plata y oro con las iniciales de su nombre grabadas.
En su espalda también está el antiguo cuchillo caronero, un tesoro preciado para Chichi. "Este caronero era de mi tatarabuelo. Tiene 150 años, o más", dice este gaucho.
Aunque el mate ya no es más su compañero -por cuestiones de salud-, mientras disfruta del descanso de la jubilación, aún se dedica a comprar y vender caballos y también comercializa y elabora artesanías como cuchillos, riendas y bozales; aunque su trabajo de siempre fue apartar animales en las ferias de remate.
La tradición gauchesca para Chichi no va a desaparecer, aun cuando reconoce que es menor la cantidad de adeptos que en otros tiempos.
"Cada vez hay menos cosas típicas porque cada vez hay menos animales. Antes, en los pueblos, vos veías gente a caballo y hoy ya casi no se ven en esos animales campos", dijo.
"Aún quedan algunos gauchitos pero son los menos", indicó y admitió que la gente lo mira de manera extraña pero a él no le importa. "Yo no les prestó atención. Yo soy así".
En las jineteadas, entre pares
El lugar donde se siente cómodo Chichi es en las jineteadas y las domas que se hacen a lo largo y a lo ancho del país. "Ahí se suelen juntar 200 o 300 personas vestidas como yo y disfrutamos de lo que nos gusta. Es como una familia", dijo.
Para Chichi, el 25 de Mayo es más que importante. "Uno es patriota de cuna y siempre está presente pero hay gente que ni sabe que se recuerda ese día".
El próximo jueves este gaucho de ley va a desfilar con el pecho inflado de orgullo junto a la Agrupación "El Cencerro", de Frontera, a la que pertenece. "Ya tengo todo listo para desfilar con mi caballo", expresó entusiasmado.
"La Patria se escribió a caballo"
Chichi heredó de sus padres la costumbre gauchesca. Su papá Lorenzo Justino Magallanes fue un gaucho con todas las letras y su mamá, Irma Delia Medina, de 84 años, aún mantiene viva la esencia. "Ella tiene algunos problemas de salud pero tienen la Agrupación Gaucha 'Martín Fierro' en Frontera. Ahora para la celebración del 25 de Mayo está ansiosa por desfilar".
"Mi padre siempre estuvo amansando caballos y cuidando a los animales. Nosotros, los hijos, gateábamos a la par de los potros. Lo llevo en la sangre, es de años", añadió el entrevistado.
"Al gaucho y al campo los llevo en el corazón. Siempre digo que me voy a morir con un caballo al lado, porque la Patria se escribió a caballo", concluyó.