“No es un bicho, se llama cáncer”
María Rosa Terraf pudo nombrar, enfrentar y vencer al cáncer. Hoy con su libro "Se llama cáncer" quiere brindar inspiración y una guía para las mujeres que enfrentan el diagnóstico, sabiendo que la fe y la ciencia son fundamentales. En la nota cuenta sus vivencias para ayudar a los demás.
Por Isabel Fernández|LVSJ
Amiga de las palabras, María Rosa Terraf es una mujer decidida, empoderada y, como buena periodista y escritora, después de haberle ganado la batalla al cáncer de mama, decidió escribir un libro en el que cuenta todas sus vivencias llamándolo por su nombre: cáncer, alejándose de los tabúes y miedos que todavía rodean a esta dolencia.
Ella pudo nombrar, enfrentar y vencer al cáncer hace ya varios años, en 2010, y hoy en su libro "Se llama cáncer" -que fue declarado de interés municipal- quiere brindar prevención, inspiración y un pilar al que puedan aferrarse las mujeres que enfrentan el diagnóstico, sabiendo que la fe y la ciencia son fundamentales.
En su casa de barrio Roque Sáenz Peña, los libros y las plantas tienen un lugar destacado. Entre mate y mate María Rosa contó a LA VOZ DE SAN JUSTO cómo llegó a escribir un libro contando sus vivencias, por supuesto después de plantar varios árboles y tener dos hijos varones Osvaldo y Gabriel quienes la acompañaron en su lucha y padecieron la incertidumbre del tratamiento.
Mientras cuenta su historia, hace un recorrido por todas las vivencias durante el proceso del tratamiento del cáncer. Desde el diagnóstico, la operación, la quimio y los rayos, la importancia de la actitud ante la adversidad, la fe, el tiempo, la poesía, la nutrición, las terapias alternativas, la tarea solidaria de Lalcec, las emociones, las pérdidas y los vínculos. Incluso en sus páginas escribió el "Decálogo para las guerreras", una serie de puntos que se convierten en valiosas herramientas.
"Escribí este libro para ayudar a otras mujeres que pasan o pasarán por la misma situación. También porque sentí la necesidad de hablar sin prejuicios de una enfermedad que genera mucha incertidumbre y se asocia a la muerte, pese a los adelantos de la ciencia y los nuevos tratamientos que aumentan la esperanza de vida. Esto no es un bicho, se llama cáncer", aseguró.
Afirmó que todavía falta mucha concientización entre las mujeres. "Cáncer no es sinónimo de muerte, porque lo podemos prevenir, para eso tienen que realizarse los controles mamarios y ginecológicos, no es lo mismo que lo encuentren enseguida a que lo detecten cuando está avanzado. Para quienes lo pasamos, somos pacientes de riesgo y tenemos que controlarnos permanentemente. Invertir en campañas y prevención, salva vidas".
"Escribí este libro para ayudar a otras mujeres que pasan o pasarán por la misma situación. También porque sentí la necesidad de hablar sin prejuicios de una enfermedad que genera mucha incertidumbre y se asocia a la muerte".
"Esto no es mío"
En una noche de invierno de 2010, María Rosa descubrió el nódulo en una de sus mamas, después de bañarse y gracias a que siempre realizaba un autoexamen. Apenas pudo consultó a su ginecóloga y allí comenzó otra vida para ella. Tras los correspondientes estudios le dijeron que tenía un tumor, bastante grande y "malo".
A partir de ahí lo primero fue la operación para frenar el avance y después la quimio y los rayos.
"Cuando me toqué una mama tenía como un caramelo, enseguida dije: esto no es mío. Después de los estudios me operaron y me sacaron un cuarto de la mama. Después de la operación me dijeron: 'es un tumor maligno' a lo que yo respondí 'es cáncer' y les dije a todos: 'No pienso entregarme, y cambien esa cara, me dijeron que tengo cáncer, no que voy a morir mañana'", recordó.
El Decálogo para las Guerreras brinda valiosas
herramientas
Una cuestión de actitud
Enfrentar el tratamiento del cáncer es doloroso para muchas personas, especialmente en el caso de las mujeres que tienen que pasar por la extirpación total o parcial de un seno, la caída del cabello y los cambios que sufre el cuerpo en la lucha por eliminar cada célula mala.
"Es la actitud la que nos dará fuerza y nos ayudará a afrontar la situación. Siempre busqué la parte positiva de lo que pasaba, sabiendo que lo único que me podía sacar de ese túnel era avanzar", dijo convencida.
Agregó: "Somos nosotros los que decidimos entre sentarnos a llorar y compadecernos, o tomar el toro por las astas y buscar la manera de hacer lo que sea para no dejarnos ganar por la desesperanza. La actitud positiva es el comportamiento ante un hecho negativo y todo parece indicar que influye en el proceso curativo de una persona".
En ese "hacer y avanzar", María Rosa tuvo que hacer frente a la pérdida del cabello. "Fue un momento muy duro, me sentí mutilada por segunda vez, creo que me afectó más que la enfermedad", dijo.
"No tenemos que andar por la vida con 'cara de cáncer' y mucho menos encerrarnos por vergüenza"
Recordó que empezó a perder el cabello en la segunda o tercera aplicación de quimioterapia. "Con solo pasar el peine, una gran cantidad se desprendía de mi cabeza. Esa noche esperé que mi hijo se fuera a dormir y me lo corté bien cortito, al día siguiente me levante bien temprano y fui a la casa de mi hermana, le pedí a mi sobrina Verónica que me afeitara. Fue muy fuerte".
Aconsejó a quienes tienen que pasar por lo mismo que busquen "un lindo gorro, una peluca o un pañuelo artísticamente adaptado, maquillaje y a la calle. No tenemos que andar por la vida con 'cara de cáncer' y mucho menos encerrarnos por vergüenza".
La valiosa contención de Lalcec
En todo este camino, María Rosa recibió la ayuda de mucha gente y en el libro destaca especialmente el trabajo de Lalcec que, según dijo, merece un capítulo aparte. "Es una ONG que realiza una tarea fundamental brindando contención al enfermo, medicamentos que a veces no llegan por la demora de las obras sociales, también realiza prevención para quienes no están enfermos, realizando campañas a lo largo del año para darle oportunidad de hacerse los chequeos a hombres y mujeres que no cuentan con obra social".
"Las personas que trabajan en su mayoría son voluntarias y mucha gente en la sociedad no sabe bien qué hace Lalcec. Me asombra mucho que como institución no sea beneficiaria de subsidios en varios servicios", remarcó.
María Rosa comienza su libro con la frase de Ghandi: "En la fe no hay espacio para la desesperación" y con su historia demuestra que muchas veces con esperanza y confianza en la ciencia, se puede salir adelante.
"Se llama cáncer" fue declarado de interés municipal por el Concejo Deliberante, presentado en el Centro Cultural y participa de la 13° Feria del Libro de La Granja que se realiza durante este fin de semana largo en las Sierras Chicas.