Matías Martino, de Devoto a compartir escenario con Jairo y Pedro Aznar
Tiene 36 años y una carrera en ascenso. A fuerza de talento pero también de un poco de suerte, hoy acompaña con su piano a grandes de la música argentina, a esos ídolos que admiraba desde chico.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Nuestra región es un semillero de grandes artistas. Desde el deporte como el caso de Nicolás Burdisso de Altos de Chipión hasta el arte y la literatura como Ana María Bovo, muchos llegan a lo más alto en lo suyo.
En Devoto, un joven soñador enamorado del piano, se consagró en la música nacional y es convocado por grandes del cancionero como Jairo, Pedro Aznar y el Chango Spasiuk.
El pasado 14 de enero Matías Martino se subió al escenario del Festival Nacional de Doma y Folklore para acompañar a Jairo y brilló como lo hizo cuando tenía apenas 5 años, en 1995, que lo conoció y también tocó con él en Jesús María. De ensayar en casa de una vecina a consagrarse como uno de los mejores en lo suyo, un verdadero pianista de la música argentina.
Matías tiene su proyecto personal con el piano como eje y disparador de la música que compone y arregla y en paralelo, hace participaciones con diferentes artistas. "A lo largo de estos 15 años que llevo viviendo en Buenos Aires pude acompañar a grandes", contó el oriundo de Devoto a LA VOZ DE SAN JUSTO.
En su lista están Cecilia Todd, la que él considera que fue el disparador de su carrera como acompañante de voz. "Con ella pude pulir esa labor de estar al servicio de un cantante, algo que siempre hice pero que ella me permitió destacar lo mejor de mí. Gracias a muchas giras empecé a sumarme a las bandas de Chango Spasiuk, Susana Rinaldi, Nini Flores, entre otras", agregó el artista.
Junto a los grandes de la música
Matías recorre escenarios de la provincia de Córdoba y en ese camino, se reencontró con Jairo 27 años después. "Tenía esa imagen de los viajes que hacía con mi familia por toda la provincia y me pareció que era una verdadera joya para compartir con la gente", recordó.
A fines del año pasado llegó la invitación del cantante y compositor Pedro Aznar, una oportunidad que el mismo Matías nunca imaginó. Su debut fue acompañando a la banda del ex Serú Girán en su presentación en el teatro Gran Rex de Buenos Aires el 7 de diciembre. "No lo podía creer porque Aznar es un músico que admiré toda mi vida, escuchaba sus discos físicos en Devoto cuando aún no tenía Internet y era la manera de estar en contacto con un repertorio mucho más amplio que el folklore puramente argentino", dijo.
"Toque, maestro". El saludo de Jairo a Matías en Jesús María 2022.
Para este pianista, no todo está resuelto. A los 36 años reconoce que aún tiene nervios al estar con los grandes de la música: "Los nervios nunca se van y te confieso que me pongo más nervioso aun ahora de adulto ya que antes lo vivía como algo espontáneo, sin las responsabilidades de ahora que es mi profesión o forma de vida".
"Trato de confiar en mí mismo. Cuando me convocan estos artistas, no lo hacen por hacerme un favor sino porque consideran que soy solvente en lo que hago. Sigo nervioso y el día que no tenga esos nervios, me voy a preocupar porque es lo que me mantiene vivo y me hace creer que en ese momento de silencio en que la gente te escucha o le das pie a un artista el escenario es un lugar sagrado", siguió Matías.
"Siempre que uno se sube a un escenario es como dar un examen y el mayor desafío de tocar con grandes artistas es estar a la altura de ellos para poder fluir y estar en comunión con su música y manera de hacerla. Cuando toco solo, los desafíos pasan por otro lado, en poder plasmar eso que muchas veces me lleva tantas horas de trabajo en una habitación donde tengo mi piano", acotó.
Matías Martino y una carrera de pianista consagrada.
Del pueblo a Buenos Aires
Los inicios en la música de Matías fueron en su pueblo natal, Devoto, de la mano de su papá que siempre fue un apasionado del arte. "Comencé haciendo música con él, luego con mis hermanas. Mi madre siempre nos apoyó y la música fue siempre importante en mi núcleo familiar", aseguró.
A los 10 años comenzó a tomar clases en el Conservatorio Superior de Música "Arturo Berutti" de San Francisco, lugar donde conoció el piano. "Empecé en el antiguo domicilio sorbe calle Rivadavia frente a la plaza General Paz. Allí conocí a mi maestra de piano, María Cristina Bergero, quien fue la que me hizo conocer el instrumento en sí ya que hasta ese momento solo tocaba teclados".
De inmediato, el piano se convirtió en la herramienta para su carrera en el conservatorio. Pero él no tenía uno en su casa, por lo que, para estudiar, tenía que hacerlo en casa de una vecina del pueblo, Claudia Barberis.
Cuando terminó los estudios, hizo experiencia como docente de música en Colonia Marina y otros trabajos musicales en San Francisco hasta que comenzó a viajar a la Capital Federal para tomar clases con la maestra y compositora Hilda Herrera hasta que se estableció en la gran ciudad.
Acercarse a los grandes de la música se fue dando naturalmente para Matías. Después de algunos años viviendo allá, comenzó a vincularse con diferentes artistas y nunca imagino lo que le ocurriría. "Jamás imaginé que tocaría con grandes de la música porque todo se fue dando naturalmente. No lo busqué, fue una sumatoria de cosas", expresó.
"Es el tiempo de dedicación a la formación y al estudio, pero también un poco de suerte, así como también identificar mi perfil de músico que es ser un pianista de música argentina, de folclore y tango".
"A la música y el piano los vivo como cuando era un niño y cada vez me gusta más. El piano es una vocación que me dio la oportunidad de conocer gente maravillosa, que me abrió su puertas, su corazón y supieron aconsejarme desde el momento en que me instalé en Buenos Aires donde al principio era un tal hostil, pero pude confirmar día a día que este es mi camino", comentó Matías.
"Desde que vivo acá, cada año fue mejor porque me pasaron cosas que nunca imaginé. Ese es el motor por el cual le devuelvo mi tiempo a la música, estudiando y perfeccionándome con más pasión".
A pesar de que Buenos Aires es su lugar hoy, para Matías Devoto lo es todo: "Es el lugar donde está mi familia, que son las personas más importantes de mi vida, así como amigos muy queridos. Es el lugar al que siempre vuelvo con mi hija, donde encuentro la tranquilidad", concluyó.