Mamá DJ, volver a tocar para superar la muerte de una hija
Para canalizar el dolor, ella volvió a su viejo amor por las consolas y se convirtió nuevamente en DJ. "Me costó pero volví", dijo Merlini quien aseguró que "Fosi" -como le decían a su hija fallecida- estaría orgullosa que mamá disfrute de su profesión.
María Eugenia Merlini perdió a su hija Alfonsina
Bordese en un accidente de tránsito en 2018. Tras vivir momentos muy difíciles
llenos de tristeza y desesperación, se refugió en una pasión que tenía cuando
era joven. A sus 50 años, volvió a ser DJ
y la música se transformó en ese bálsamo
que sirve como terapia cada vez que extraña a "Fosi", como todos conocían a la
joven.
"Cuando paso música son muchas las sensaciones. Me siento libre, puedo ser yo, elijo temas que me representa, que dice quién soy. La música siempre fue una manera de calmar el dolor y hacer que el mundo y la vida duelan un poco menos. Te lleva a lugares en donde todo es un poco más feliz, en donde se puede, a pesar de todo, ser feliz", dijo María Eugenia.
María Eugenia ya era DJ antes del trágico accidente, pero la reconexión con las consolas le permitió salir delante de esta difícil situación. "Quienes me conocen bien buscaron la manera que volviera a hacerlo lo antes posible porque ellos sabían que era la mejor manera de sacarme de esa burbuja de angustia y dolor. Me costó pero volví, distinta porque mi vida ya nunca será igual, pero agradecida de poder hacer lo que me gusta, sabiendo que mis hijas me acompañan siempre. También agradecida a todos los que confían en mí y en mi trabajo y me dan una oportunidad".
Pasión frente a la
consola
María Eugenia contó que cuando está al frente a la consola siente una mezcla de sentimientos muy difíciles de explicar a pesar de sus años y experiencias. "Hasta el DJ más experimentando siente esa sensación encontrada de ansiedad y temor porque todo salga bien, luego esa necesidad de que la gente lo disfrute igual que vos y cuando todos bailan, es la mejor forma de aplaudir a un DJ", precisó la mujer.
"No hay dos noches iguales, así pongas las mismas canciones y vaya la misma gente. La adrenalina de gente que se mueve al ritmo que vos pasas es única", confió.
"A veces cuesta más y es ahí en donde se conoce al buen Dj que tiene lo que llamamos la lectura de la pista y que es ni más ni menos encontrar las canciones con las que sabes que se van a mover, y eso no se aprende, es intuición".
El amor por la música siempre estuvo presente en su vida. "Hace 45 años, cuando decías que te gustaba la música, te enviaban a danza. En la adolescencia con mi mejor amigo hablábamos de los temas que nos gustaría pasar si nos tocara musicalizar en lo que en ese momento conocíamos, que eran fiestas de cumpleaños y cuando escuchábamos música la acomodábamos en una noche imaginaria como si fuéramos los DJs", rememoró esta mamá.
"Al nacer en la década del 70 la música bolichera estaba en sus inicios y se escuchaba en muchas emisoras. También, veníamos de la época dorada del Rock por ende en muchas casa había LP de los máximos exponentes del rock internacional, con lo cual, si te gustaba, la posibilidad de elegir entre tanta música era muy buena y variada".
"La primera vez que puse música fue en el cumpleaños de 15 de una compañera del curso. A la tarde del día de su cumpleaños, el Dj que tenía contratado le aviso que no podía ir y mi mamá me pidió que fuera", recordó.
La facultad y la maternidad hicieron que la "Euge DJ" quedara en un segundo plano. "Siempre seguí ligada a la música mis hijas nacieron y se criaron en este ambiente", apuntó.
Por esas cosas de la vida y después de un tiempo, una noche Eugenia volvió a la primera disco que fue y el DJ la invitó a tirar unos temas. "Hoy ese DJ es una de las personas más importantes de mi vida, mi compañero, mi mejor amigo, mi maestro y una de las personas más talentosas y profesionales que conozco y es Javier Alfonzo", afirmó.
Seguir dando vida
Alfonsina falleció el 2 de febrero de 2018, a la 1 de la mañana, cuando regresaba de la casa de su mejor amiga. La joven se trasladaba en su motocicleta por Rosario de Santa Fe cuando perdió el control del rodado e impactó contra un poste. Alfonsina no llevaba casco al momento del accidente y cuando fue trasladada al Hospital J.B. Iturraspe, los médicos declararon muerte cerebral.
"Hay un antes y un después en mi vida desde el momento del accidente de mi hija, nada vuelve a ser igual y siempre hay un poco de tristeza aún en mis momentos más felices. Antes que nada, soy mamá y mi corazón hoy está dividido entre el cielo y la tierra".
Eugenia y el padre de Fosi, de enorme corazón, decidieron donar los órganos de su hija. "Nosotros somos una familia de donantes voluntarios antes de la Ley Justina. Siempre hablamos del tema y mis hijas, por voluntad propia al cumplir la mayoría de edad se registraron en el Incucai como donantes. La noche anterior al accidente estábamos cenando y Alfonsina hablaba del tema y decía que había muy poca información sobre el mismo. Creo que ella dejando en claro su postura, lo que hacía era recordarnos que debíamos hacer su papá y yo, por lo tanto la decisión fue pura y exclusivamente de ella y nosotros solo respetamos su voluntad".
Para Eugenia, todos los días es un desafío y para ella hay algunos buenos y otros que no lo son tanto. Para salir adelante, ella usa una frase de su otra hija Paulina, que fue su gran compañera y la mejor maestra en su dolor: "Los sobrevivientes no somos víctimas. Nosotros tenemos la suerte de seguir viviendo y hay que seguir porque nuestra vida sigue y porque esta es la mejor manera de honrar a esta hija que ya no está y a todo el amor que me dejó".