Los boliches, en jaque por el coronavirus: "Estamos casi fundidos"
Los empresarios de la noche se mostraron preocupados por la realidad que atraviesa el rubro porque saben que serán los últimos en volver pero el "mientras tanto" los afecta en su economía para mantener los alquileres y los gastos fijos que en algunos casos, son más elevados que cuando podían trabajar.
Luces apagadas, inversiones en dólares hechas que se están viniendo abajo, sueldos y los impuestos que no dejan de llegar; en algunos casos, hasta más caros ahora que en el momento de actividad. Los boliches de nuestra ciudad cerraron sus puertas el 13 de marzo y desde entonces están en su momento más crítico y sin ningún tipo de ayuda.
LA VOZ DE SAN JUSTO reunió a los representantes se Ninna Club, Runa Disco, Ibiza y Atlantis Discoteque quienes plantearon la grave realidad que están atravesando con sus puertas cerradas, aduciendo que el sector ya viene golpeado porque los sanfrancisqueños todavía no se terminaron de acostumbrar al cambio que limitó el horario de ingreso a las 2.30 impuesto en 2018.
"Estamos casi fundidos", se escuchó en la mesa que reunió a los bolicheros. Y todos asintieron con la cabeza. "Hay costos importantes como para tener los negocios cerrados, como gastos operativos fijos e impuestos", dijo Néstor Cacchiarelli quien manifestó que paradójicamente la boleta del agua de este mes que estuvo cerrado Atlantis fue más alta que la de febrero, cuando todavía seguía funcionando.
"Tener un local dos meses cerrados en este país no se soporta. Hay intriga, incertidumbre, angustia porque de la noche a la mañana cerramos y tuvimos que bancar todas las deudas impositivas como si siguiera funcionando el boliche", expresó Mariano Miazga de Ninna Club.
Todos los empresarios pagan alquiler y las boletas de luz llegaron en algunos casos hasta los 50.000 pesos. Además, la mayoría dio de baja al seguro de responsabilidad civil y solo se quedaron con el de incendio. Tuvieron que recortar para mantener lo que algún día volverá a ser diversión.
Todos afirmaron que sin circulación comunitaria del covid-19 sería posible reabrir aplicando un protocolo. "Si no hay casos en la ciudad, podemos abrir con los cuidados necesarios para la gente de San Francisco sin dejar que ingresen de otros lados", sugirieron.
Pensando un posible escenario del regreso, aunque no tan cercano. Si el regreso fuera en diciembre, pleno verano, todos señalaron que sería imposible sostener la situación por 10 meses. "Nuestra pregunta ante esto es ¿cuánto más?", agregó Raúl Vacca de Runa Disco.
Complicados desde antes
Los bolicheros confiaron a este diario que el rubro está complicado desde antes de la pandemia, siendo el factor horario el mayor inconveniente.
Desde octubre de 2018 rige en San Francisco la ordenanza municipal que exige que las personas pueden ingresar hasta las 2.30 a boliches bailables y a las 2 en el caso de los pubs nocturnos y también los bailes y otros espectáculos. "Con el cambio de horario tuvimos un bajón importante de público en los boliches. La gente no se terminó de acostumbrar a la nueva forma", explicó Cacchiarelli.
"El golpe del horario lo armotizamos nosotros, sabiendo que muchos de mis colegas tuvieron noches malas porque la gente no se acostumbra", acotó Gustavo Bertinotti de Ibiza.
A esta situación, se sumó el gasto de todas las reservas para cumplir con las nuevas normativas de la Ley de Seguridad Eléctrica para lo que tuvieron tiempo hasta diciembre de 2019. "Todos los boliches hicimos un esfuerzo para hacerlo antes de la pandemia", siguió. "Vos imagínate que todo este arreglo se hizo a precio dólar", agregó Miazga.
Cerrar y volver a empezar
Con todo listo para un buen fin de semana de verano, el municipio les comunicó el viernes 13 de marzo a la mañana que desde esa misma noche no iban a poder abrir sus puertas por tiempo indefinido porque se aplicaba en la ciudad el aislamiento preventivo, social y obligatorio y los boliches no estaban dentro de los grupos exceptuados. Por el contrario, por la aglomeración de personas, serían los últimos en volver.
"Cerrar un viernes, antes que se dictamine en todo el país la cuarentena obligatoria, nos hizo perder un fin de semana más", remarcó Vacca.
Para los entrevistados, el regreso va a ser difícil. "Después de las 22 ya no hay nadie en la calle, solo se ve alguna que otra moto de delivery. ¿Cómo va a acostumbrarse la gente a volver?", manifestó Cristian Bertorello de Runa Disco.