Locro 2.0: transforman la máquina para revolver que nación en una escuela
Tras un primer prototipo, los alumnos del Ipet 50 siguen revolucionando la tradicional cocina para reducir el esfuerzo físico. Dos especialistas le pusieron un 10 a la iniciativa. El próximo paso será la creación de una máquina para cortar los ingredientes de la típica comida criolla.
El locro humeante en el tacho es una clásica postal del invierno sanfrancisqueño. Cada fin de semana en esta época del año se pueden conseguir porciones de este manjar criollo que elaboran distintas instituciones con el objetivo de conseguir fondos que permitan sostener proyectos y financiar su funcionamiento diario.
Desde hace un año, el Ipet Nº 50 "Ing. Emilio F. Olmos" revolucionó la manera de cocinar este locro a partir de una maquinaria que, durante cinco horas seguidas, revuelve las porciones de manera mecánica lo que permite reducir la cantidad de personas que intervengan en la cocción.
Básicamente, se trata de un dispositivo
con un brazo que a través de un sistema de reducción permite remover la
preparación evitando que se pegue en el fondo del recipiente donde se elabora esta
tradicional comida argentina.
Esa iniciativa en su momento mereció la mayor distinción en la Feria Zonal de Ciencias y Tecnología llevando este prototipo a participar en la instancia provincial.
Un año más tarde, cuando resta poco tiempo para una nueva edición de la Feria prevista para el próximo 13 de septiembre, la "escuela del trabajo" redobló la apuesta y mejoró el prototipo con una nueva máquina que reemplaza cadenas por engranajes y de esta manera optimiza su funcionamiento.
La máquina desarrollada en el Ipet 50
Van por más
El Ipet 50 invirtió unos 5.000 pesos para el desarrollo general de este mecanismo mejorado que se suman a los 2.500 que se invirtieron en 2018 en la máquina original, en el marco de un proyecto denominado "Movete a la Criolla".
El nuevo desafío apunta ahora a continuar trabajando en la automatización de los procesos de elaboración del locro. Para ello ya comenzaron a pensar en la construcción de una máquina que intervenga en el proceso de corte de los ingredientes que demanda la elaboración de este plato típico.
No resulta descabellado pensar entonces que en un futuro, las máquinas puedan intervenir en todo el proceso de elaboración del locro, aunque siempre bajo la supervisión de personas que controlen el correcto funcionamiento mecánico del sistema.
Las autoridades del establecimiento educativo junto a docentes y los 17 estudiantes de 5º año C de la especialidad Mecánica que participaron en la elaboración de este proyecto, presentaron ambas máquinas en funcionamiento y para ello no tuvieron mejor idea que hacerlo con un locro que rindió unas 95 porciones, que fue degustado entre los alumnos y docentes presentes en el lugar.
El director del Ipet 50, Jorge Tomé Seif, explicó a LA VOZ DE SAN JUSTO que con esto "quisimos comprobar el funcionamiento de esta nueva máquina y nada mejor que hacerlo con una degustación de locro".
Protagonistas del proyecto que trasciende las paredes del colegio y cosecha elogios del municipio
Para el municipio es "todo un hallazgo"
La coordinadora de la mesa Ministerio de Educación- municipalidad de San Francisco, Claudia Maine, calificó a este proyecto como "todo un hallazgo"; ha se ha demostrado una vez más que "los chicos pueden hacer ciencia y tecnología porque son el semillero de la ciudad".
Igualmente, el director de Desarrollo Educativo, Andrés Manías, rescató "la mejora de la idea original del proyecto que tiene un futuro impresionante" para lo cual dijo que "es un orgullo desde la municipalidad poder acompañar este tipo de proyectos".
Diferencias con el prototipo
Mientras que el prototipo se concibió como un mecanismo de remoción de porciones a partir de un mecanismo de transmisión indirecta donde intervienen cadenas para realizar el movimiento, en esta versión mejorada se apeló a una transmisión por medio de engranajes.
El profesor Pablo Fissore, docente de la materia "Elementos de Máquinas" de la especialidad Mecánica, agregó que con este proyecto "se trabaja en la continuidad de lo que se hizo el año pasado con propuestas de mejoras aportadas por el jurado en la Feria de Ciencias".
A partir de esas sugerencias, el equipo que intervino en el proyecto fue investigando para "mejorar el trabajo" y desde allí "se evolucionó sobre un producto con el objetivo de mejorar el aprendizaje en base a los elementos que se incorporaron".
Fissore explicó que el cambio realizado "permitió compactar" el mecanismo y además hacerlo "más higiénico" debido a que con el engranaje se evita la caída de alguna partícula en el interior de la olla donde se encuentra el alimento.
No resta mano de obra
"Hemos llegado a un prototipo comercial, es decir, el paso previo a la fabricación de la máquina en serie", dijo.
Aclaró también que esta instancia "es la última" en la cual interviene el colegio como proyecto educativo, porque "esto cubre todas las necesidades pedagógicas que buscamos que incorporen nuestros estudiantes".
El docente señaló también que más allá de los avances tecnológicos que se puedan introducir en la elaboración del locro, "las personas tienen que estar presentes porque son quienes deben supervisar el funcionamiento de las máquinas. Las personas son necesarias al momento de armar el sistema y controlar todo porque la máquina no piensa por sí sola. Las máquinas facilitan el trabajo del ser humano que interviene en el proceso de fabricación y control".
Carlos Venturelli y Miguel Fenoglio
Los especialistas lo aprueban
Carlos Venturelli y Miguel Fenoglio tienen una amplia experiencia en la elaboración de grandes locros en nuestra ciudad. Se diría que sus brazos intervinieron en cientos de horas en la remoción de las porciones que llevan realizadas durante los últimos 25 años.
Ambos expertos de la cocina criolla se mostraron muy conformes con este adelanto tecnológico ideado por alumnos de la educación pública y aprobaron "con un 10" la incorporación de estas máquinas al entender que las mismas "no son una competencia" sino más bien, "nos ayudan mucho", sobre todo porque "hay momentos en que resulta difícil encontrar a las personas que colabores para revolver y allí será entonces donde esta idea se podrá poner en práctica cubriendo la falta de voluntarios para revolver".
En el último año, Carlos y Miguel han probado en reiteradas oportunidades el prototipo realizado por el Ipet 50 con un excelente resultado. "La primera máquina ya tiene 37 locros hechos y no se pegó ninguno a la olla".
Con el resultado obtenido, ambos tienen muchas expectativas con la mejora realizada a partir de la segunda máquina que antes de la presentación oficial intervino en cinco locros y fue un éxito.