Leonardo y Analía, un matrimonio con la misma vocación: la docencia

Son compañeros en la vida y en el aula formando un "equipo de trabajo". En el Día del Maestro, este matrimonio de Devoto cuenta su historia y como viven, en familia, la pasión por enseñar.
Por Isabel Fernández | LVSJ
Comparten la vida y una labor especial: la de educar y formar personas. Héctor Leonardo Berta y Analía Filippa son maestros de primaria y además una pareja unida por el amor, que no solo brindan en su familia, sino también a cada uno de sus alumnos.
Héctor Leonardo Berta es maestro rural en la escuela "Gauchos Argentinos" de Colonia El Milagro Este a 15 kilómetros de Devoto y Analía Filippa es maestra de segundo grado en el Centro Educativo "Carlos Justo Florit" de la misma localidad.
Su historia de amor comenzó en un aula, se conocieron cuando cursaban el profesorado de Educación Primaria en la Escuela Normal Superior "Dr. Nicolás Avellaneda", primero fueron compañeros de estudio, amigos y finalmente llegó el amor, el casamiento, dos hijos: Thiago y Alma y una vida unida también por la enseñanza.
Ellos comparten la crianza de sus hijos, las salidas, la cotidianeidad, pero la docencia atraviesa todos sus días en casa. Los mediodías los encuentran, a uno llegando de su tarea en la escuela rural y a la otra alistándose para entrar al aula en "la Florit", donde también se educan sus hijos.
Aunque los fines de semana son para el descanso, muchas veces pasan tiempo juntos corrigiendo pruebas, fichas, cuadernos, trabajos, planificaciones. Y lo más importante para ellos es que saben que cuentan con un compañero especial, que "habla el mismo idioma" en la profesión.
Hoy 11 de septiembre se celebra el Día del Maestro en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento en el día de su fallecimiento. Al prócer se lo conoce como "el padre del aula", ya que marcó un antes y un después en las bases de la educación formal del país.
Para celebrar este día especial que honra el fundamental trabajo de todos los docentes, LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con "Leo" y "Ana" -como le dicen sus colegas y sus alumnos- quienes contaron cómo viven, en familia, la vocación de enseñar. "Terminamos formando un equipo de trabajo", aseguraron.
Leo vive actualmente su primera experiencia como maestro rural, es director y maestro de 9 alumnos distribuidos entre primero sexto grado del nivel primario, todos niños que viven en el campo.
"Ser maestro, aparte de ser un trabajo, es algo que me apasionó desde que empecé a estudiar, porque es una tarea cambiante que lleva a estar siempre actualizado, hace que ningún día sea igual, aunque se estén dando los mismos temas siempre hay algo que es distinto. Además siempre me gustó ayudar y enseñar", contó.
Aseguró que enseñar en el campo es algo que le apasiona. "Me llena la reacción de los alumnos a las actividades que les propongo, siempre están motivados, la escuela es un punto de encuentro para que puedan socializar y es lo que me motiva para venir a enseñarles todos los días".
Con respecto a su punto de encuentro en la docencia con su esposa Analía comentó: "En la vida cotidiana tratamos de tener momentos en los que no hablamos de la escuela pero igual lo hacemos y nos ayudamos, cuando hacemos cursos, en la planificación, en la corrección de evaluaciones. Nos acompañamos cuando tenemos que limpiar o arreglar algo en la escuela, nuestros hijos también aportan. La docencia también está presente en nuestra vida en casa y en la familia".
Una conexión diferente
Analía hace más de 20 años que enseña y afirmó que con Leonardo "formamos un equipo de trabajo, porque llegamos a casa y sabemos que nos vamos a encontrar con un colega también, no con una persona que llegó de otro trabajo, sino con alguien que también trabajó en una escuela".
"Esto nos permite conectar de manera diferente, nos escuchamos, nos comprendemos, nos apoyamos al momento de tomar alguna decisión o planificar una clase. Es bueno saber que está el otro que te va a escuchar y te va a comprender porque eligió lo mismo que vos", dijo.
Además agregó que lo bueno es que todos los días "tenemos una historia para contar, porque al trabajar con niños conectamos con distintas experiencias personales que hacemos nuestras y nos sucede que al llegar a casa, empatizamos con esas experiencias, siempre tenemos una historia para compartir ya sea linda o triste".
Para Analía ser maestra "es algo que nace de adentro, del sentir la necesidad de transmitir al otro. Primero transmitir de corazón a corazón, tiene que haber unión, y después vienen los aprendizajes, los contenidos que se enseñan en el aula. Si no está el vínculo de alma a alma, es muy difícil que se genere ese aprendizaje".