La superación se cristaliza en cinco historias y una familia
Si Mirta Barrera salió adelante fue por sus hijos y a la inversa. Por ello, cuando una puerta se abre hay muchas cosas que contar y podríamos hacerlo una por una pero no sería lo mismo. Usualmente se va por un tema a hacer una nota, sin embargo, en este caso la familia es una cadena y ningún eslabón vale más que otro.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Esta no es la historia de Mirta Barrera, es la de toda su familia. No pretende dar pena, tampoco ser un ejemplo. Simplemente es una historia que para el periodismo ortodoxo quizás no sea nota, pero en algún punto lo es, todos lo sabemos.
Como decía, esta es la historia de la familia de Mirta. La protagonista es una señora rubia, 48 años - que los cumple hoy -, ojos marrones claros y una sonrisa franca. Debe medir poco más de 1.60 y su vida ha sido a veces cuesta arriba y otros pozos pantanosos, pero no lo suficientemente para que no pudiera salir.
Tiene cuatro hijos con quienes vive en la esquina de Dante Agodino al 800 donde hace esquina con Concejal Sileoni. Los chicos son Natanael Saravia (20), Pedro Miguel Saravia (19), Mario Mateo Saravia (14) y Lisandro Damián Ojeda (10). Su vivienda la obtuvo hace varios años siendo una de las beneficiadas de las 95 viviendas.
Hace 14 años se quedó sola teniendo a un niño de 5 años llamado Natanael en una mano; al lado estaba Pedro con 4 y en la panza Mario (que lleva el nombre de su papá) ya que llevaba dos meses de gestación. El esposo de Mirta, Mario Saravia, sufrió muerte súbita, "nadie sabía que tenía un problema de crecimiento del corazón".
Cuando Mirta menciona a su esposo sus ojos brillan, así como Pedrito sonríe de escucharla nada más. A través de esa luz se puede ver el amor que se contagia de unos a otros en esa casa donde Mario es un recuerdo permanente.
Luego de esa pérdida Mirta dijo que "hubo muchos cambios". Primero "se encontró sola y shockeada porque no sabía para dónde ir". Sin embargo, había vidas que necesitaban de su fortaleza.
"Fue difícil pero ya pasaron casi 15 años y ahora ya sé cambiar los focos, mi marido era electricista. No sabía cambiar una garrafa... fue difícil, pero uno va aprendiendo. Nadie nació siendo madre, ni padres perfectos, pero vas aprendiendo", contó.
La luchan entre todos
Las palabras salían a borbotones de la boca y Mirta recordó que cuando Mario falleció él trabajaba "en un plan de jefas y jefes de familia en la municipalidad". Ella siempre trabajó, pero desde ese momento "tuvo que hacerlo el doble". Por eso está orgullosa de decir que "nunca le faltó comida y que siempre todo lo que hace es pensando en sus hijos y lo importante que son sus estudios".
Hay algo que destacar en la historia de la cabeza de esta familia. Ella no ve las cosas como una desgracia ni como una carga. Simplemente reconoce que fue "el plan de Dios" y que fue parte de su voluntad.
Acá entra en escena Pedro y su conmovedora historia ¿ven por qué se trata de todos y no de nadie en particular?
Pedrito nació con encefalocele y microcefalia siendo pequeño además quedó ciego porque se le atrofiaron los nervios ópticos.
"En el 5 mes de embarazo se le detuvo el crecimiento de la cabeza. Los médicos me llamaron y dijeron que podía si quería abortarlo. Con mi marido decidimos que no. Le dieron tres horas de vida y yo dije 'que Dios lo lleve cuando quiera, él da y él quita' - indicó y con alegría agregó - Llevamos 19 años compartiendo una linda familia, siempre juntos".
Al igual que sus hermanos Pedro tiene vida social y mantiene una relación especial con cada uno de ellos. Se cuidan entre todos y ayudan de una u otra forma a su mamá mientras ella sale a trabajar.
"Pedro es una persona re dulce, se porta bien y es bueno. Es no vidente, el único sentido que tiene es el olfato. Él se comunica con sus afectos. Va a la escuela Don Orione y este año lo eligieron escolta de la bandera",
En la escuela - que ahora se vio interrumpida - tiene una maestra acompañante, a sus amigos, se ríe, escucha música. Su mamá explicó que "se comunica quizás de una forma que nosotros (el común de la gente) no entendemos, pero se siente bien".
Estudiar es lo primero
Pedrito, todo el tiempo está interactuando con sus hermanos salvo cuando Lisandro va al Baby Fútbol y Mario hace lo propio en Proyecto Crecer. Con el que mantiene otro tipo de contacto es con Natanael porque en general él está en Córdoba estudiando Ciencias Económicas en la UNC.
Si bien la pandemia trajo muchos cambios para todos y ahora pasan el tiempo juntos esto les dio también una oportunidad de unirse más fraternalmente. Sin pedirlo, pero conscientes de la composición familiar, en la Escuela Sarmiento donde va Lisandro a quinto grado le prestaron una computadora para que todos pudieran llevar al día sus estudios. Algo que enorgullece aun más a Mirta.
El futuro primer profesional de la familia, Natanael, contó cómo fue su partida del hogar para ir a la universidad.
"Al principio me costó cuando me fui, pero siempre me las arreglé. Soy muy independiente, no con mi mamá a quien siempre la ayudo. No soy de renunciar porque pienso en el futuro", señaló-.
Desde pequeño cuidó a Pedro con quien se criaron a la par y lo propio hizo después con Mario y Lisandro. Eso lo llevó a madurar y comprender que su historia era particular y no tenía por qué renegar de ella.
"Siempre le digo que es lo que nos tocó y tenemos que estar alegres porque Pedrito es una bendición de Dios para nuestra vida. No podemos deprimirnos. A Pedrito lo trato igual que a todos mis hijos", resaltó Mirta mirándolo a los ojos.
No cambiaría nada
Mirta estuvo con Mario 20 años, 10 de novios y otra decena de casados. Habían planificado tener un hijo, una casita, el auto. Eran felices con lo que la vida les había dado y se refugiaban en Dios.
"Después llegó Pedrito y enfrentamos su nacimiento, luego tuve que enfrentar la viudez. Fueron todas diferentes las etapas del matrimonio, pero enfrenté la tristeza y soledad", comentó con los ojos llenos de lágrimas. Sin embargo, en medio de la emoción ella afirmó: "No cambiaría nada, estoy bien y soy feliz así".
Así de sencilla, rica y hermosa es la historia de esta familia. Son puro amor, voluntad, fortaleza. Se las han visto complicadas, pero eso no les hizo bajar los brazos. Mirta, es una señora maravillosa, los chicos también. Su historia es sencilla, no obstante, es un relato de superación. Una luz que irradia en lo grisáceo que parece el presente.