La novela imposible sobre un país imposible
Un escritor se obsesiona con la historia argentina y proyecta una novela que termine de responder la pregunta que siempre ha recorrido sus libros: ¿En qué momento la Argentina perdió el rumbo?
Por Manuel Montali | LVSJ
"Ahí está casi todo".
Viejo vicio de lector, y también de escritor, el gordo anduvo revolviendo librerías de saldo. Uno lo imagina entrando a esas cuevas quedadas en el tiempo que emergen en cercanías de la Plaza de Mayo. O en la seguidilla de tiendas tipo garajes atiborradas de libros a lo largo de calle Corrientes. Y así se dio con una joya, bueno, con varias joyas, tantas que no le alcanzan las manos para llevarlas: los 23 tomos de la Biblioteca de Mayo, una publicación histórica de los años '60.
Cada volumen tiene unas 4.000 páginas finísimas y pegoteadas. "No alcanza una vida para leerlos", dirá. Tendrá razón en eso, pues su vida no le bastará.
Ya escribió varios libros que pican alrededor de una incierta explicación del momento y las causas por las que Argentina se fue al tacho, sobre este naufragio interminable desde esa primera grieta entre saavedristas y morenistas. Tiene una hermosa novela sobre un tanguero y un boxeador que asisten a un tragicómico festejo de la dictadura en medio de un pueblito. Tiene otra sobre un diplomático argentino olvidado en un país africano, quien desata una revolución durante la Guerra de Malvinas. Hay otra sobre la repatriación de los restos de un cadáver ilustre, que podría ser Juan Manuel de Rosas, pero que es una suerte de Frankenstein inofensivo más allá de la lengua.
La más conocida es sobre grupos de izquierda, derecha y gente que nunca se metió en política porque siempre fue peronista, matándose entre ellos bajo la invocación del mismo nombre.
Son relatos en clave de humor, pero el gordo no se toma su oficio en joda.
Cuentan que es más o menos por esa época que, en medio de un congreso socialista, el gordo pidió la palabra para proponer olvidarse un poco de León Trotsky y empezar a hacer bandera de Juan José Castelli como emblema de las masas.
El gordo parte de una premisa: "La historia argentina está mal narrada". Esos próceres de Billiken no se parecen en nada a los protagonistas de la Revolución. Son héroes sin contradicciones, sangre ni pasiones. Son héroes a los que moja la lluvia y nadie se acerca a repartirles escarapelas.
Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Santiago de Liniers, sus muertes en altamar, en la pobreza o bajo el fusil, sus fracasos y frustraciones, los convierten en personajes muy atractivos para su bestiario. Lo fascina Castelli, el orador de la Revolución, quien murió mudo por un cáncer de lengua, en medio de un juicio, escribiendo en un papel: "Si ves al futuro, dile que no venga".
En sus artículos periodísticos se van colando algunas ideas sobre estas obsesiones de la última parte de su vida. Proyecta una novela imposible que termine de cerrar la pregunta que recorre sus libros, esa sobre el origen de la tragedia argentina. Pero se traba en las contradicciones entre distintas versiones de los hechos históricos. Osvaldo Soriano muere temprano. La novela queda en borradores. Los argentinos seguimos queriendo saber de qué se trata.
A Osvaldo le gustaba titular sus libros con frases de tango o series de tres sustantivos. La utopía de los hombres de Mayo se volvió quimera. La novela del gordo también se volvió quimera. Pero pensamos que podría haberse llamado "Ignorantes, sabios y chorros".