La escuela vuelve a ser el lugar de encuentro
La escuela vuelve a ser el lugar de encuentro
La pandemia
dejó marcas indelebles, varias de ellas negativas. Pero también oportunidades.
Sin embargo, la normalidad educativa es una condición necesaria para retomar el
camino.
La pandemia
dejó marcas indelebles, varias de ellas negativas. Pero también oportunidades.
Sin embargo, la normalidad educativa es una condición necesaria para retomar el
camino.
El gobierno
provincial dispuso que desde el lunes 27 de septiembre se producirá el retorno a
la presencialidad plena en el sistema educativo. La noticia, confirmada por el
ministro de Educación cordobés permitirá el regreso de todos los estudiantes al
aula, hecho que se estaba produciendo de manera paulatina desde los primeros
días de este mes. Vale recordar que todavía más del 25% de los colegios está
bajo el sistema de burbujas.
Según se ha
señalado, la decisión se sustenta en la baja sostenida de casos de Covid-19, en
el avance de la campaña de vacunación y el comienzo de las estaciones cálidas
que permitirán aplicar una mayor ventilación de los espacios áulicos. De todos
modos, las autoridades insisten en que será necesario reforzar las medidas de
prevención del Covid 19 para evitar mayores sobresaltos y así devolver la mayor
normalidad posible a la educación cordobesa.
El drama de
la pandemia y las restricciones dispuestas determinó que la educación fuese uno
de los ámbitos donde más quedó patentizada una nueva realidad, signada por la
urgencia de implementar la educación remota y adaptarse a los distintos cambios
que fueron produciéndose a lo largo de este tiempo: virtualidad plena, exámenes
a distancia, promoción acompañada, cambios en los modos de enseñar y de
evaluar, sistemas de burbujas, prioridad a medidas sanitarias de prevención, estrategias
para no perder el vínculo con los estudiantes, entre otras. Todo ello, en medio
de la discusión permanente acerca de los perjuicios que la falta de
presencialidad estaba generando.
Luego de
tantos meses de sistema educativo remoto o bimodal, se puede sostener que la
escuela no será la misma. El mundo no lo es, por lo que sería una incongruencia
que la educación retorne a prácticas y parámetros prepandemia. Todos los
cambios que la cuarentena obligó a hacer significaron aprendizajes que deberán
ser aprovechados. Y sembraron también problemas que necesariamente tendrán que
ser abordados.
Así, la
impronta tecnológica tendrá que mantener su protagonismo. Aunque será
importante universalizar el acceso al mundo digital para los docentes y
estudiantes. Por lo mismo, otro aspecto positivo ha sido el desarrollo de la
autonomía en el aprendizaje de los niños y adolescentes. Potenciar esta
circunstancia significará mayor posibilidad de desarrollo de capacidades para
comprender la realidad, solucionar problemas y asumir posturas críticas sobre
el contexto. Además, el trabajo con las emociones requerirá cercanía y la
profundización de la denominada pedagogía del cuidado.
Por otro
lado, las desigualdades educativas se han acrecentado de manera dramática pese
al inconmensurable esfuerzo llevado adelante por los cuerpos docentes. La
presencialidad plena requerirá nuevamente de todas las voluntades para comenzar
a reducir las brechas existentes e incluir nuevamente a todos en las aulas.
Será, seguramente, un trabajo a destajo, pero imprescindible en este particular
momento.
La escuela
no será la misma en adelante. Las prácticas, las rutinas, los modos de enseñar
y aprender tendrán características diferentes, por cierto. Es que la pandemia
ha dejado marcas indelebles, varias de ellas negativas. Pero también
oportunidades que no pueden ser desperdiciadas. Sin embargo, la normalidad
educativa es una condición necesaria para retomar el camino. Por ello, debe
celebrarse que las aulas cordobesas vuelvan a ser lugar de encuentro para
nuestros niños y jóvenes.
El gobierno
provincial dispuso que desde el lunes 27 de septiembre se producirá el retorno a
la presencialidad plena en el sistema educativo. La noticia, confirmada por el
ministro de Educación cordobés permitirá el regreso de todos los estudiantes al
aula, hecho que se estaba produciendo de manera paulatina desde los primeros
días de este mes. Vale recordar que todavía más del 25% de los colegios está
bajo el sistema de burbujas.
Según se ha
señalado, la decisión se sustenta en la baja sostenida de casos de Covid-19, en
el avance de la campaña de vacunación y el comienzo de las estaciones cálidas
que permitirán aplicar una mayor ventilación de los espacios áulicos. De todos
modos, las autoridades insisten en que será necesario reforzar las medidas de
prevención del Covid 19 para evitar mayores sobresaltos y así devolver la mayor
normalidad posible a la educación cordobesa.
El drama de
la pandemia y las restricciones dispuestas determinó que la educación fuese uno
de los ámbitos donde más quedó patentizada una nueva realidad, signada por la
urgencia de implementar la educación remota y adaptarse a los distintos cambios
que fueron produciéndose a lo largo de este tiempo: virtualidad plena, exámenes
a distancia, promoción acompañada, cambios en los modos de enseñar y de
evaluar, sistemas de burbujas, prioridad a medidas sanitarias de prevención, estrategias
para no perder el vínculo con los estudiantes, entre otras. Todo ello, en medio
de la discusión permanente acerca de los perjuicios que la falta de
presencialidad estaba generando.
Luego de
tantos meses de sistema educativo remoto o bimodal, se puede sostener que la
escuela no será la misma. El mundo no lo es, por lo que sería una incongruencia
que la educación retorne a prácticas y parámetros prepandemia. Todos los
cambios que la cuarentena obligó a hacer significaron aprendizajes que deberán
ser aprovechados. Y sembraron también problemas que necesariamente tendrán que
ser abordados.
Así, la
impronta tecnológica tendrá que mantener su protagonismo. Aunque será
importante universalizar el acceso al mundo digital para los docentes y
estudiantes. Por lo mismo, otro aspecto positivo ha sido el desarrollo de la
autonomía en el aprendizaje de los niños y adolescentes. Potenciar esta
circunstancia significará mayor posibilidad de desarrollo de capacidades para
comprender la realidad, solucionar problemas y asumir posturas críticas sobre
el contexto. Además, el trabajo con las emociones requerirá cercanía y la
profundización de la denominada pedagogía del cuidado.
Por otro
lado, las desigualdades educativas se han acrecentado de manera dramática pese
al inconmensurable esfuerzo llevado adelante por los cuerpos docentes. La
presencialidad plena requerirá nuevamente de todas las voluntades para comenzar
a reducir las brechas existentes e incluir nuevamente a todos en las aulas.
Será, seguramente, un trabajo a destajo, pero imprescindible en este particular
momento.
La escuela
no será la misma en adelante. Las prácticas, las rutinas, los modos de enseñar
y aprender tendrán características diferentes, por cierto. Es que la pandemia
ha dejado marcas indelebles, varias de ellas negativas. Pero también
oportunidades que no pueden ser desperdiciadas. Sin embargo, la normalidad
educativa es una condición necesaria para retomar el camino. Por ello, debe
celebrarse que las aulas cordobesas vuelvan a ser lugar de encuentro para
nuestros niños y jóvenes.