Internet de las cosas gana espacio en las ciudades de América Latina
Te contamos como la interconexión de electrodomésticos, sistemas de transporte, entre otros. Hacia 2025 se llegará aproximadamente a 1.300 millones de objetos conectados. Conocé para qué sirve y cuáles son las debilidades de este sistema.
El concepto y la revolución que supone la idea de "Internet de las cosas" está transformando la forma en que son concebidos los servicios y la relación que tienen las personas con los dispositivos tecnológicos ¿Acaso nadie se preguntó nunca por qué un lavarropas por ejemplo tiene wifi incorporado? Ese tipo de cuestiones desembocan en la "Internet de las cosas" (IOT por sus siglas en inglés).
"Internet de las cosas" puede ser entendido de forma sencilla como un sistema interconectado de estos aparatos con el servicio de internet entre los cuales hay retroalimentación porque se envían y reciben datos. Es decir que a partir de toda la información que se genera se reutiliza para mejorar o potenciar los servicios existentes. Todo su control se hace desde forma remota y al usuario le llegan notificaciones y alertas para poder monitorear su desarrollo.
Esta idea no surgió de forma reciente con el crecimiento de la Sociedad de la Información, sino que viene desde hace tiempo, pero en gran medida es algo que cada vez más personas están haciendo y quizás pasa desapercibido. Sin ir más lejos uno de los primeros casos de una máquina conectada a internet que recopilaba datos a los que podían acceder las personas lo tuvo Coca Cola en los '80, cuando se podía acceder desde una computadora a una expendedora y saber si ésta tenía o no gaseosas dentro sin tener que levantarse.
Lo mismo puede pasar hoy cuando alguien puede programar que el televisor se prenda a determinada hora, el lavarropas se programe y haga todo el lavado y centrifugado sin tener que estar al pendiente, tener en un teléfono una aplicación que indica el tiempo aproximado en que llegará un colectivo o en ciudades grandes los subtes, las aspiradoras inteligentes, entre otras. Todos estos son algunos de los innumerables ejemplos de este fenómeno que atraviesa la vida de las personas.
Una vida automatizada
Los datos que son recopilados e intercambiados entre los dispositivos tecnológicos pueden ser almacenados en el hardware, pero también podrían ir a la nube con lo cual habría una nueva regeneración y procesamiento de la información.
La desventaja que presenta esto es su vulnerabilidad. A diferencia de los teléfonos o computadoras otros aparatos no tienen un sistema al que se le puedan instalar antivirus y protegerlos de ataques.
Cabe destacar que en estos casos igualmente siguen trabajando con datos personales y de distinta naturaleza por lo que serían blanco de posibles ataques, algo que no es impensado, sino que puede suceder y de hecho acontece ya teniendo sistemas de protección.
Otra de las inquietudes que podrían surgir es la de si tener redes inalámbricas y más dispositivos de este tipo requeriría que las personas pasen más tiempo conectadas. En realidad, no sería así y de hecho no lo es.
Los argentinos pasan en promedio siete horas online y desbloquean su celular alrededor de 190 veces al día, mientras que cuatro de cada diez no prestan atención a las publicidades cuando navega, según el estudio "Radiografía de los argentinos" realizado por una consultora. Eso sí la infraestructura y la velocidad de internet sigue siendo materia pendiente en nuestro país.