Ezequiel Blanda, el vendedor de libros viejos
Pasa el tiempo y ahí siguen estando los libros. Este profesor de Historia elige rescatarlos y revenderlos para que la lectura nunca muera.
El cuento que se leyó de niño, la novela con la que se soñó siendo adolescente, la antología de poemas que se apreciaron siendo adultos nunca se olvidan. Por eso, Antonio De Guevara no se equivocó al decir que "la sabiduría no está en los hombres sanos sino en los libros viejos".
Con esas ideas existe un movimiento de gente que hace de libreros pero no de textos nuevos recién salidos al mercado, sino que rescatan los libros olvidados o en desuso y los vuelven a vender.
Este noble arte de volver a ponerlos en circulación y encontrarles otros propietarios en San Francisco lo lleva adelante Ezequiel Blanda.
Este profesor de Historia, encontró en Internet y el Paseo de los Artesanos un espacio donde dar a conocer su trabajo y buscarles nuevos lectores a obras literarias viejas.
Su emprendimiento comenzó hace cinco años, cuando en 2013 anexó a su librería en barrio San Martín una mesa donde colocó algunos ejemplares de libros que en cualquier casa podían estar en desuso, pero que para otras personas simbolizan un valioso tesoro.
Las circunstancias fueron cambiando y aunque mudó su espacio y mutó la forma en que los comercializa aun recorre las calles de la ciudad llevando pedidos.
Ezequiel es algo así como un delivery de libros viejos a los que les encuentra en forma permanente nuevos lectores y evita así que tengan como destino un rincón oscuro y húmedo en alguna casa.
"Luego que cerramos la librería yo salí con los libros afuera a vender. Tenía un espacio con una mesita una vez a la semana en la escuela Superior de Bellas Artes (Dr. Raúl G. Villafañe). Después me asocié al Paseo de los Artesanos con quienes sigo, ellos me dieron una mano grande para difundir mi actividad", comentó Blanda a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Su otro punto de venta está en la web, a través de una página de Facebook sugiere títulos al lector que tiene en venta y recibe otros pedidos. Las personas lo pueden consultar en "La covacha de los títeres - Tienda virtual", denominación que encuentra inspiración en la obra de Roberto Arlt, "El juguete rabioso".
"A través de la página publico los libros, y coordino con el cliente para llevarlos a domicilio. Los fines de semana estamos en el Paseo de los Artesanos con los que también tuve la oportunidad de viajar a otros lugares de la región y hacerme conocido", explicó el hombre de 38 años que también es profesor de Historia en la Escuela de Enseñanza Secundaria Orientada Particular Incorporada (Eesopi) N°8095, en Santa Clara de Saguier (Santa Fe).
Los libros no envejecen
A diferencia de los lectores, las obras literarias así se hayan escrito en otro siglo nunca envejecen, y leer tampoco pasa de moda. Además, como a tantas personas tener un clásico de la literatura universal quizá no les fue siempre accesible y ahora que lo vintage está en auge encuentran ejemplares que otros dejan en desuso para rememorar, aprender o descubrir algo nuevo.
Ezequiel sabe bien cómo es esto, no sólo por su profesión sino también a raíz de la experiencia que obtuvo en este tiempo como vendedor: "Esto tiene una conexión con el pasado y todos los objetos que hacen a la historia. Desde antes yo ya estaba dando vueltas con libros, vendía los ejemplares de editoriales independientes pero eran nuevos.
Comprar lo que otros no quieren
Ezequiel detalló que generalmente "compra lotes de libros" pero dice que en algún momento cuando aún era un desconocido en este mundo "tuvo que salir a consultar y buscar ejemplares antiguos".
"Ahora también la gente me llama o me contactan por intermedio de terceros y yo me acerco y arreglamos. Pero al principio salía yo para llevar la propuesta, ahora muchos me conocen y al estar en la plaza la gente se interesa y comenta, entonces uno va formando la relación", agregó.
Blanda considera que este trabajo es un "proceso permanente de aprendizaje" y eso lo obtiene de las personas del rubro con las que tomó contacto.
Al momento de comprar aclara que se enfoca en los autores, no tanto de libros escolares que son "poco pedidos". Prefiere incursionar y adquirir aquello que está orientado a novelas cuentos, Ciencias Sociales, Filosofía.
Esta labor también le trae sorpresas. "Me asombra el interés por la lectura sobre todo de los jóvenes, hoy yo me encuentro con que la mayoría de los chicos que piden libros son jóvenes y adolescentes", expresó.
Ezequiel está ahí a la búsqueda de alguien que tenga libros viejos, y no tanto, guardados para comprarlos y volver a darles valor, no sólo económico sino el de la sabiduría que le da al lector. Esa es su forma de mantenerse en contacto con el pasado.