En los zapatos de un ciego por un rato para romper las barreras de la discapacidad
Ponerse en el lugar del otro para poder entenderlo fue la propuesta de la UTN y Cacnovi para ayudar a construir una ciudad más inclusiva y respetuosa de las personas con capacidades especiales. "Es admirable lo que hacen, al ponernos unos minutos en su lugar notamos lo que pueden vivir en años, en una sociedad que los limita".
Lidia Rolón, Juan Giménez y Mariela Sánchez se pusieron en el lugar del otro y vivieron la experiencia de ser ciegos por unos minutos. Se sumaron a la Jornada de Concientización sobre el Uso del Bastón Blanco, organizada por la Facultad Regional San Francisco de la UTN, conjuntamente con el Centro de Acción Comunitaria de No Videntes (Cacnovi) que se realizó en el marco de la conmemoración del Día del Bastón Blanco.
Con los bastones blancos -símbolos de independencia de las personas no videntes- y sin utilizar el sentido de la vista, recorrieron distintos lugares en el predio de la UTN, realizaron tareas de la vida cotidiana como prepararse el desayuno, percibieron aromas y también aprendieron braille.
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO manifestaron qué sintieron en esos minutos y coincidieron en la importancia de lograr la inclusión de los no videntes eliminando las barreras que existen en la ciudad y la sociedad.
Prepararse el desayuno puede parecer tarea fácil, pero cuando no se puede ver, se depende de los aromas y el tacto (Fotos: Marcelo Suppo)
Tener empatía
Para Lidia la experiencia le permitió conocer a personas que nacieron con ceguera y también las dificultades que enfrentan todos los días para llevar una vida normal.
"Cuando se apagan las luces, se pierde el equilibrio totalmente, por eso el bastón blanco ayuda mucho para saber qué hay enfrente, esquivar obstáculos y agudizar los otros sentidos como el oído y el tacto que enseguida se agudizan cuando uno no puede ver", dijo.
Remarcó: "Es importante incluir al no vidente, no es necesario aprender braille sino respetar las señales, no estacionar al frente de las rampas, ayudar a cruzar la calle cuando se ve a una persona con bastón blanco. Hay que tener empatía y ponerse en el lugar del otro".
Agregó que se acercó a Cacnovi para conocer la vida de las personas ciegas y también aprender braille. "Hace un tiempo tuve un desprendimiento de retina y me recuperé pero quiero estar prevenida", comentó.
Aprendiendo el sistema Braille que facilita la escritura y lectura a las personas no videntes
Eliminar obstáculos
Juan dijo que nunca había experimentado ser ciego por unos minutos y manifestó que eso le enseñó a distinguir muchos detalles como el ruido, la oscuridad, la claridad.
"Como estamos acostumbrados a ver, no prestamos atención a una sombra, o la luz o ruidos que se agudizan aún más cuando no se ve. Una forma de experimentar esto es ponerse en los zapatos de los no videntes y me doy cuenta que no es fácil. Hay muchas barreras en la ciudad y se debe tomar conciencia para eliminarlas", remarcó.
Mariela dijo tras la experiencia que realizó por primera vez que es "admirable lo que hacen estas personas porque al ponernos unos minutos en el lugar de ellos notamos lo que pueden vivir en años, en una sociedad que los limita".
"Mucha gente tendría que hacer esta experiencia para conocer realmente lo que viven estas personas", finalizó.