En Frontera, un “alemán” armó su propio museo criollo
A los 72 años, Raúl Hetzer conserva piezas que encierran una roca historia y anécdotas, en medio de jineteadas y fiestas bien argentinas.
FRONTERA, (Especial).- Impulsado por el amor a las raíces criollas, Raúl Hetzer logró cumplir con uno de sus grandes anhelos: contar un "museo criollo" donde se exponen más de 500 piezas ligadas a los orígenes de la cultura gauchesca.
Hetzer tiene 72 años, un apellido de origen alemán y preside la Agrupación Tradicionalista Argentino Luna, cuyo predio está emplazado en el poblado de Estación Frontera, donde se montó esta colección tan particular.
Dentro de la misma se pueden apreciar una gran cantidad de cuchillos de diversos tipos y marcas, puñales, muestra fotográfica de cada lugar al que asistió la agrupación y piezas de gran porte como 27 carretas que datan entre 1700 y 1800.
"Se trata de un emprendimiento familiar al que se sumaron algunos amigos a quienes también le apasiona todo lo que tenga que ver con nuestras raíces", expresó Hetzer a LA VOZ DE SAN JUSTO.
"Desde hace muchos años tenía el anhelo de armar algo como esto y desde hace siete logramos concretarlo, ya que somos una familia de trabajo y no disponemos de dinero para comprar las cosas que queremos, sino que todo se fue adquiriendo a pulmón", explicó.
En este sentido, comentó que "la Agrupación cuenta con amplia participación en las jineteadas y fiestas criollas en la región, y de cada lugar al que vamos nos traemos algo, ya que muchos saben de esta pasión por coleccionar objetos".
"En casi todas las jineteadas nos donaban cosas, mientras que otras las compramos", sostuvo Hetzer.
Al respecto, ejemplificó que "hay objetos que trajimos de Tucumán, donde se realiza la Fiesta del Caballo; a su vez tenemos gente conocida que nos obsequia cosas".
En cuanto a las piezas que se pueden ver en este espacio que rescata la identidad gaucha, "tenemos muchos cuchillos (de distintos tipos y marcas) y puñales, porque somos amantes de los mismos". En esto destacó una pieza marca Mate, un cuchillo adquirido en La Pampa que ya está en extinción y en caso de quererlo comprar se valúa en $5.000.
"A veces, uno hace un poco de sacrificio para poder comprar esta cosas, que realmente nos gusta tener para nosotros, y para mostrar a otros. Cada una de estas piezas encierra una gran historia o anécdotas", expresó el coleccionista criollo.
Los cuchillos y puñales son los
preferidos de este coleccionista, que además resguarda otras piezas históricas.
Volantas y carretas, los grandes atractivos
Los rodados típicos de la época, también son la pasión de Hetzer y su familia, ya que cuentan con unas 27 carretas y volantas que datan de los años 1970-1980.
"Compramos toda clase de metal en los campos y las restauramos nosotros mismos, aunque actualmente esta actividad está limitada por falta de tiempo", señaló Hetzer.
El fronterense señaló además que "nuestra pasión por estas cosas nos llevó hasta un pueblo de las sierras de Córdoba, cercano a Embalse de Río Tercero donde se encuentra emplazada una curtiembre que cuenta con la particularidad de trabajar el cuero con el pelo del animal. De ese cuero compramos para hacer la coraza de una de las carretas que hemos restaurado y que es de 1847".
"La más antigua es una que trajimos de Buenos Aires del grupo de carretas que viajaba a Tucumán allá por el 1700. Una de ellas fue restaurada, tapizada y cuenta con los faros originales; la misma es usada con frecuencia para trasladar a quinceañeras o a los novios para un casamiento: una verdadera reliquia".
En el predio de la agrupación tradicionalista, Hetzer cuenta con 22 caballos, 8 de ellos peruanos y el resto mestizos
Compartir la pasión por lo tradicional
En el predio se pueden ver también los 22 caballos con que cuenta la agrupación tradicionalista, 8 de ellos peruanos y el resto mestizos. "Mucha gente viene a ver lo que tenemos; ya que es parte de nuestras raíces y poder compartirlo nos llena de satisfacción".
Consultado sobre la motivación de contar con este tipo de colecciones, Hetzer contó que "desde chico me crié en el campo y desde muy jovencito (a los 22 años) fui capataz de feria porque me gusta mucho trabajar con los caballos. Una cosa lleva la otra y así encaramos este emprendimiento también junto a mis hijos y nietos, aunque hoy las generaciones son otras y apuntan más a un folclore moderno".
Entre sus principales anhelos por cumplir con la agrupación, Hetzer asegura que "nos gustaría llegar a los festivales grandes con algún tipo de apoyo oficial ya que son muy difíciles los tiempos que se viven".