En el Ipet 264 armaron un ropero solidario para afrontar las necesidades de los estudiantes
Alumnos y docentes están detrás de este proyecto educativo y social que en un principio comenzó con la recolección de uniformes pero luego se extendió para ayudar a aquellas familias que no pueden comprar las prendas que utilizan los chicos.
Desde hace cinco años el Ipet N° 264 "Teodoro Astegiano" de San Francisco trabaja en una iniciativa solidaria que permite a los estudiantes realizar el intercambio de prendas de vestir que no utilicen, y se encuentren en buen estado, por otras que puedan serles útil.
De esta manera el establecimiento educativo puso en marcha una nueva edición del denominado "ropero escolar solidario" con el objetivo de satisfacer una marcada necesidad que se presenta en las familias que conforman la comunidad educativa del Ipet N° 264.
Al mismo tiempo, este proyecto brinda una oportunidad a los jóvenes estudiantes que se involucran participando en la clasificación de prendas, así como también en el funcionamiento de la dinámica de distribución además de ser ellos quienes utilizan la ropa que necesiten.
En este momento el proyecto se encuentra en la etapa de reunir prendas que luego son clasificadas y almacenadas para después ser distribuidas. Actualmente se está solicitando donación de ropa para la temporada de verano ya que la mayoría de las prendas disponibles corresponden al invierno.
Igualmente se reciben todo tipo de prendas, sobre todo teniendo en cuenta que por efecto del receso de verano tienen que dejar todo preparado para atender la demanda que se va a presentar al inicio del ciclo lectivo 2023.
Protagonistas de la iniciativa solidaria explicaron cómo surgió y cómo todos pueden ayudar.
María de los Angeles Borgiattino y Javier Puga son docentes del Área Técnica del Ipet 264 que están directamente vinculados a esta iniciativa junto a los estudiantes de tercer año A Paula Crisman, Estefanía Olmos, Zoe Gigena y Ramiro Casas. Junto a ellos también participó en el armado del proyecto la profesora Cecilia Galarza.
La profesora Borgiattino explicó que todo comenzó "con la necesidad de reunir uniformes escolares" aunque luego no pasó mucho tiempo para darse cuenta que la gente pedía por otras prendas y por eso ampliaron el universo de la recolección "a todo tipo de ropas".
Con la ampliación del proyecto surgió entonces la idea de "sumar a los estudiantes como parte de un proyecto institucional en el cual se involucran de manera directa para que nos ayuden a doblar, acomodar y clasificar la indumentaria".
Si bien este grupo de estudiantes cursan el tercer año la docente comentó que "el proyecto involucra a todo el establecimiento educativo. Si bien veníamos trabajando en el armado para este año, desde octubre estamos incrementando el trabajo con más frecuencia".
Luego recordó que todo comenzó "porque los padres de nuestros estudiantes nos decían que no podían reunir el dinero para la compra de uniformes escolares" por lo cual el primer objetivo apuntó a solicitar a las familias de exalumnos la donación de sus uniformes para que sean utilizados por los chicos que lo necesitaban.
A partir de allí, el profesor Puga dijo que "hubo momentos en que el ropero funcionó mejor mientras que también hubo ocasiones en las que veíamos que no era tan fácil" responder a las demandas planteadas por las familias de los estudiantes.
Si bien el ropero no tiene un lugar fijo para funcionar, la indumentaria se recolecta, clasifica y almacena en espacios que tiene el establecimiento.
"Todo funciona en base a lo que se conoce como economía circular, es decir, que hacemos circular las prendas entre los estudiantes. En muchos casos hay estudiantes que traen ropa que ya no les queda y aprovechan para elegir alguna prenda que les pueda ser útil", indicó.
Luego comentó que "hay muchos profesores que están trabajando en este proyecto. Nosotros somos las personas que estamos más tiempo en este tema pero igualmente muchos otros profesores están involucrados consiguiendo ropa y calzado. También hemos logrado reunir ropa de trabajo y calzado para los talleres aunque en este caso el estudiante no se la lleva a su casa sino que la utiliza durante el tiempo que está en la escuela y luego la devuelve para que se siga utilizando".
Los docentes explicaron además que a raíz de la gran cantidad de pedidos que se registran "tratamos de atender las demandas de los padres de los chicos" y para eso resaltaron que "nos han colaborado mucho desde un ropero comunitario del barrio que tiene Vanessa Lescano. Ella nos preparó bolsas con ropa que fuimos a buscar y a nosotros nos permite ir atendiendo los pedidos. Si trabajamos de una manera mancomunada es más fácil para todos".
El Centro de Estudiantes del establecimiento educativo fue convocado por los docentes a cargo de este proyecto para sumarse a colaborar y aceptaron de inmediato.
De hecho, la profesora Borgiattino explicó que "estuve reunida con los chicos y nos dijeron enseguida que se sumaban. Otros estudiantes nos veían por los pasillos y conocieron lo que hacíamos porque nos veían con las prendas y enseguida se nos unieron".
De cara al inicio del próximo ciclo lectivo tienen pensado convocar a las familias de los estudiantes "que estén dispuestas a colaborar en la costura de algunas prendas, lavado y planchado de manera de hacer una apertura de la escuela hacia la comunidad".
El proyecto se
basa en el concepto de economía circular.
La experiencia de los estudiantes
Zoe Gigena integra el centro de estudiantes y en este sentido contó que "me habló un profesor contándome esta idea y me pareció súper interesante. En una hora que estaba libre les ayudaba a acomodar, separar y doblar la ropa".
"Nunca había participado en algo así y me gustó mucho esta idea que tuvieron desde el colegio, sobre todo porque permite que la ropa sea utilizada por quien la necesite. Además, ahora que se permite usar pantalón corto en el colegio, hay muchos que no tenían el pantalón del uniforme y acá se lo puede conseguir".
Luego, Ramiro Casas explicó que "es muy útil" este proyecto porque "hay mucha necesidad de ropa" entre los estudiantes ya que "es difícil reunir la ropa que se necesita para venir al colegio. Acá se puede encontrar algo que puede ser útil y cuando eso pasa está muy bueno".
Paula Crisman, en tanto, comentó que "esta idea viene bien para ayudar a los que no tienen forma de tener la ropa necesaria. Para nosotros también está bueno porque es complicado conseguir la ropa y acá lo podés hacer".
Estefanía Olmos agregó que "el proyecto es muy bueno porque ayuda mucho a las familias en un momento tan difícil como este para conseguir ropa que es muy cara".
¿Cómo colaborar?
Aquellas personas que deseen sumarse a esta iniciativa solidaria donando ropa que no utilice, y que se encuentre en buen estado, llevándola a la sede del establecimiento educativo -Resistencia 1080- de lunes a viernes de 9 a 18- hasta el 30 de diciembre. Luego del receso de verano la actividad se retomará desde el 15 de febrero en el mismo horario.