“El recuerdo es constante, es algo a imitar”, asegura el hijo del primer gobernante comunista en América
En 1958 el mundo se encontraba en vilo por la amenaza nuclear de dos colosos, la Unión Soviética y Estados Unidos jugaban una perversa partida de ajedrez por el reparto del globo, con una bandera que respectivamente los engalanaba en representación de una manera de vivir, de un mundo mejor, presuntamente mejor. El comunismo en nuestro territorio era aún una palabra quizá extraña, hasta que apareció en Brinkmann Félix Stradella, hijo de inmigrantes italianos y trabajador del rubro de la construcción.
Por Juamps Lídiam
"¡Campesinos! buscad esos papeles, leedlos no creáis a las autoridades y a los sacerdotes, que llaman impíos y rebeldes a los que os traen la verdad... La verdad anda en silencio por la tierra, busca asilo en el corazón del pueblo". Así clamaba Rybin (uno de los personajes de la "La madre", novela de M. Gorki) ante sus oyentes, ávidos de escuchar los ideales de la bandera roja.
Cuando se piensa en el comunismo en nuestras tierras de América, la imagen de la Cuba del "Che" Guevara y Fidel Castro es la protagonista excluyente. Sin embargo, no fue aquella isla rebelde la primera en tener un gobierno comunista, sino un pequeño pueblo ubicado al nordeste de Córdoba, que en aquel entonces contaba con 2800 habitantes y que llamó la atención de la prensa mundial: Brinkmann, a sólo 63 kilómetros de San Francisco.
"El recuerdo es constante porque es algo a seguir e imitar", dice hoy Félix Stradella, hijo del recordado intendente.
Es necesario remontarse a la década del 40 para saber cómo se gestó dicho acontecimiento, ya que por entonces se suscitaba la aparición de una importante masa proletaria en Brinkmann, pueblo que le había abierto los brazos a un considerable número de extranjeros a principios de siglo, dando inicio al desarrollo de una importante actividad agraria, tambera, comercial e industrial.
Ya a fines de la década del '30, concretamente en 1938, se había instalado en la localidad una planta industrial de la empresa Sancor. También se encontraba, entre otras empresas, el Frigorífico Regional, que años después pasaría a llamarse Piamontesa, empresa reconocida hoy a nivel nacional. En este marco con una no menor presencia proletaria se posibilitó una práctica política inédita.
"Todos trabajaban por el bien común. Hoy qué lejos estamos de eso... y hablamos y no dejamos de hablar de la grieta", sostiene Félix Stradella hijo.
La figura de Aldo Caponi
Un hombre: Aldo Caponi, quien había cursado estudios en Rosario y con una fuerte formación política e ideológica, fue quien comenzó con el adoctrinamiento marxista. A Caponi se unió Renato Ninfi, inmigrante italiano que se desempeñaba como jefe de usina en el Frigorífico Regional Serrano, y sumaba la experiencia de la militancia de izquierda de su país. Como en la novela de Gorki, comenzaron las primeras reuniones, la casa de Caponi y la de Félix Stradella eran puntos de encuentro, y nuevos adeptos se irían sumando. Eran tiempos, sin duda, de militancia apasionada.
En ese marco se fundó el Sindicato de Oficios Varios, que englobaba a trabajadores de distintas ramas, con la participación de Ninfi, Caponi y Stradella. El comité comunista local se mantenía en aquellos años con aportes de los afiliados y la organización era buena a pesar ciertas limitaciones.
La llegada al escenario político del peronismo en el año '46 trajo dificultades. En muchas ocasiones las reuniones debieron realizarse de manera clandestina. Esto produjo una retracción. Recién con la caída del peronismo en 1955 comenzaría a manifestarse el resurgimiento.
Cuando la situación económica en el pueblo lejos se encontraba de ser propicia, debido los bajos sueldos que traían desigualdad e injusticia social, la ideología marxista comenzó a ganar más adeptos. Como ocurría también en la región, un pequeño grupo de familias tenía la hegemonía del poder político y económico del pueblo. Y esos vecinos trabajadores que hablaban de Marx se convertían en una esperanza para los sectores menos favorecidos.
"El caso del alcalde comunista
y el cura", reza una antigua publicación, aludiendo a Stradella y al padre Isaac.
De la oposición de la Iglesia al poder
Gran parte de la oposición que encontraría el comunismo no provendría del ámbito partidario, sino de la iglesia católica apostólica y romana, a través del padre Bruno Jorge Isaac.
Alrededor de 1956 el partido comunista contaba con 250 afiliados. Tal crecimiento preocupó a la iglesia católica. El arzobispado de Córdoba decide enviar a un sacerdote a la localidad. El mismo llega con el apoyo de las familias de la clase dirigente, que veían en el comunismo una fuerza amenazante. En las elecciones constituyentes del año '57 el partido comunista pese a no salir victorioso, manifestó en las urnas por primera vez un poder más que incipiente.
Para que el comunismo llegara al poder es ineludible indicar factores que fueron decisivos: la proscripción del peronismo en esos años y la división de la UCR en Unión Cívica Radical del Pueblo, por un lado, y la Unión Cívica Radical Intransigente, por otro.
El apoyo que recibía el comunismo estaba nucleado en los obreros, tamberos medieros, colonos, comerciantes y empleados. Los comunistas habían planteado una idea que traía beneplácito: organizar una Junta Vecinal con lista propia y unitaria. No obstante, la vacilación de algunos sectores contrajo la asamblea vecinal en marcha. A pesar de la circunstancia, fueron los más necesitados quienes apoyaron a los comunistas para largarse solos. De tal manera se formó una lista exclusiva del Partido Comunista, que en los comicios contó con el apoyo de la dirección del peronismo de Brinkmann, que se encontraba en la clandestinidad.
El 23 de febrero de 1958, Stradella se imponía en las urnas con 746 votos, contra 699 de la Unión Cívica Radical del Pueblo y 405 de la Unión Cívica Radical Intransigente. Mientras que en la nación asumía Arturo Frondizi representado a la Ucri, en Córdoba donde se imponía Arturo Zanichelli por el mismo partido.
Al asumir el 1 de mayo, Stradella se inició a una disputa entre el intendente y el sacerdote Isaac, que en ocasiones llegó a adoptar un tinte jocoso. El protagonista del primer percance fue un caballo ecuálido, que se comió las verduras de la huerta del cura y este culpó a Stradella por no haber seguridad en el pueblo.
-Isaac: "Vienen a la iglesia, pero votan al comunista".
-Stradella: "Todos creemos en alguna cosa del más allá. Con tanto sermón del cura, alguna vez me he puesto a pensar: 'A ver si es cierto nomás eso del infierno'".
-Isaac: "No puede dudarse de que este es un pueblo católico. Hace tres años escuchaban misa 180 personas. Ahora lo hacen 400 y hasta 500 por domingo".
-Stradella: "Es cierto que va más gente a la iglesia desde que vino el cura. Pero no es porque sea más católica, cuando llegó el padre Jorge, todas las muchachas corrieron el chisme: '¿Vieron que curita más buen mozo?'. Y van a verlo cuando da misa" (diálogo extraído de la revista: Leoplan)
El lado poco conocido de Isaac y la intervención de la CIA
Félix Stradella hijo si bien sostiene que entre su padre e Isaac había una buena relación, no duda en admitir que "el cura era facho".
"Era íntimo de (Luciano) Menéndez -exgeneral destituido por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura llamada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983)-.
Destaca, asimismo, que si bien Isaac vino con fines para él repudiables, "hay que reconocerle que se le presentaba a los milicos para pedir fondos, y le daban la plata para las obras, como pasó con el colegio que lleva actualmente su nombre".
En la mesa se puede apreciar que en la revista Leoplan la cara de Isaac está rasgada, "fue mi madre, lo hizo con la uña una vez al acordarse del cura", dice Félix.
El episodio de espionaje se dio de la siguiente manera: "Cuando se armó el revuelo por tratarse del primer gobierno comunista, acá vino un matrimonio que se decían periodistas, pero a la semana nos llegó un comunicado del partido que nos alertaban que la CIA (la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos) iba a enviar a espías disfrazados de periodistas. Vinieron y estuvieron unos días, pero como vieron que era un pueblito en el que no había peligro para los intereses de ellos, se fueron", comenta Stradella.
La imagen de Isaac, rasgada, en la revista Leoplan.
Las obras realizadas y el fin anticipado de un ciclo
Para Stradella padre era hora de concretar las promesas de la campaña, se arreglaron las calles del pueblo que, siendo de tierra, recibían riego continuo, también se mejoraron los caminos rurales, hubo aumento de sueldos, se realizó la reapertura del cerrado Frigorífico Regional y se trasladó el basural a un lugar deshabitado. Se construyeron nichos y se arregló la portada del cementerio local. Además se construyó una vereda y cordón en la Plazoleta de la Estación del Ferrocarril Mitre.
Las obras llevarse a cabo con los fondos genuinos provenientes de impuestos locales y con la coparticipación provincial. Entre los planes estaba construir un micro-hospital. No menor era el proyecto de instaurar medidas para la enseñanza obligatoria y gratuita, y hasta se pensó en la construcción de una sucursal del Banco Nación.
Del dinero que el Partido Comunista Argentino recibía de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (Urss) nunca se destinó un centavo hacia Brinkmann: los rublos no tuvieron cabida en el pequeño pueblo y preocupaban al municipio los aumentos desmedidos de los precios, razón por la que se crea una carnicería local que tuvo como objetivo el control del precio de la carne.
Un aumento injustificado del precio del kilovatio por parte de la Cooperativa Lda. de Luz y Fuerza local, también generó polémica. Pero los principales problemas habrían de tener su base fuera del pueblo. Sobre el final del otoño de 1960, el gobierno provincial de Zanichelli agonizaba. Se preveía una intervención federal en Córdoba que se concretó con un proyecto de Ley presidido por Frondizi. Por dicha causa, no tardó en asumir otra figura política en Córdoba, Juan Francisco de Larrechea, quien decretó a su vez la intervención de los municipios del interior. Era el inicio del fin del comunismo en Brinkmann.
La nota llega a su fin y Stradella hijo rememora una anécdota cuya realidad dista mucho de la actual en el ámbito político. "Cuando se compró el primer tanque de riego, como al municipio no le alcanzaba, se hizo un bono de contribución y lo vendían hasta dirigentes de distintas líneas políticas. Todos trabajaban por el bien común. Hoy qué lejos estamos de eso... y hablamos y no dejamos de hablar de la grieta".