El pecado de ser: represión gay en Córdoba más allá de la dictadura
Los Maricones, de Daniel Tortosa, es un documental de corta duración donde son los y las víctimas las que cuentan como fueron agraviados por su condición antes, durante y después de la dictadura bien avanzada la etapa democrática. La D2 fue su lugar de encierro y ahora el de libertad.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Los manuales de Historia dicen que el último período de dictadura terminó en el '83 pero Los Maricones (2016), el documental cordobés de Daniel Tortosa, se ocupa de romper la barrera del tiempo y dar cuenta de cómo para algunos grupos sociales se extendió durante muchísimos años más.
La escena nos lleva a la peatonal de la ciudad de Córdoba y es Dani, el mismísimo director el que cuenta cómo fue esa primera vez en el que andaba de levante y la Policía se lo llevó.
- Estábamos con dos amigos más, parados, boludeando y hablando. Ahí aparecen dos tipos con los lentes negros, traje, saco, se nos acercan.
-"¿Qué estaban haciendo acá?"
Y él dice sencillamente que "estaban yirando, de levante" porque había zonas para poder hacerlo y códigos que se aprendían en la calle que permitían mantener los secretos.
Para la época su condición sexual era vista como una desviación y debía corregirse de alguna manera. Cada vez que la Policía encontraba personas en situaciones similares todos - como también Daniel - terminaban en el Departamento de Informaciones - D2 - de la Policía. Y ahí, en medio de paredes verdes militar desgastadas, con cerraduras cuyos ruidos resuenan entre quienes sobrevivieron al calvario, ahí se termina de formar este documental.
En ese centro había de todo. Estudiantes que desaparecieron, otros que recuperaron su libertad, militantes políticos y homosexuales. Todas las historias se combinaban y el verdugo es siempre el mismo: la Policía que tenía poder punitivo para poder corregir la moral y - como creían debía ser - preservar las buenas costumbres.
La clave de los relatos circula alrededor de la humillación, la degradación y el dolor que llevó a la comunidad LGBTI+ a luchar por su identidad y derechos.
A todos los homosexuales se los llevaban en virtud de una infracción al artículo el 2º H, que los podía tener hasta 30 días tras las rejas siempre que estuvieran en la vía pública prostituyéndose, con menores, en reuniones, actitudes sospechosas y cualquier situación que los hiciera blanco de la fuerza.
Quienes más sufrían a veces eran las chicas trans. Eran violadas, machacadas psicológicamente con insultos convirtiéndose en víctimas de la degradación permanente.
- Ahh, jaja, traen a los maricones éstos
Esa frase era la primera que escuchaban quienes llegaban detenidos a la D2.
Las palabras surgen de los relatos de chicas trans y hombres homosexuales que aceptaron el desafío de Tortosa para que las luchas no se hagan mito y se cuenten como lo que son: una realidad.
En el documental no hay suspicacias, se habla como sucedió todo. Desnudas, a la intemperie, avergonzadas una y otra vez debiendo muchas veces tener que hacer prácticas sexuales por obligación y para divertimento de los oficiales ¿Cómo era ese sentimiento?
- Cuando sentís el sonido de la puerta que se cierra o del calabozo, o de las rejas, a tus espaldas, sentís que vos no tenés derecho alguno, que tus derechos nunca existieron que ellos son dueños y señores de tu cuerpo, de tu dinero, de tu integridad física, moral y espiritual.
En aquella época no había documento que avale a nadie, la condición sexual y elección de género las y los convertían en pecadores para la Policía. Este tipo de relatos sirve para dar cuenta de la importancia de los derechos a la libertad, identidad y también circulación. Muchos y muchas ni siquiera pudieron contarla porque sus relatos quedaron encerrados ahí en puertas color verde militar, paredes desgastadas alimentando testimonios de lo que ocurría en verdad con la otra cara de la represión.